Johan van Veen, investigador del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (CINAT-UNA)
Las abejas son los insectos encargados de polinizar muchos
cultivos como la sandía, melón y maíz; sin embargo, la aplicación de un
insecticida del grupo de los Neonicotinoides, utilizado para el combate
de las plagas, ha generado el síndrome del despoblamiento de la colmena
con efectos nocivos en países como Francia y Estados Unidos.
Johan van Veen, investigador del Centro de Investigaciones Apícolas
Tropicales de la Universidad Nacional (CINAT-UNA), comentó que dicho
plaguicida actúa sobre el sistema nervioso de los insectos que alteran
su comportamiento, de forma que no se pueden reproducir, se alejan de la
colmena y mueren a los pocos días.
El experto comentó que este síndrome se presentó en Francia en 1994
cuando los apicultores notaron que después de dos semanas de aplicar el
insecticida en los cultivos por polinizar, las abejas, en su mayoría,
abandonaron la colmena, quedando la reina sola con unas cuantas abejas y
los panales en buen estado. A la vez, las hormigas no ingresaron a la
colmena, contrario a otras situaciones cuando las abejas hacen abandono.
Tóxico
Dicha situación causó alarma entre los apicultores franceses, ya que
la actividad apícola en Francia para la polinización de cultivos
comerciales es muy importante y se estima que, en esos años, de un lote
de 100 mil colmenas, alrededor del 50% se vieron afectadas con
cuantiosas pérdidas económicas en el sector apícola.
Fue hasta 1999, cuando el Ministerio de Agricultura francés determinó
que el Imidacloprid, principal componente químico del producto, era
altamente tóxico y que un breve contacto con plantas tratadas con ese
insecticida resultaba mortal para las abejas y otros insectos benignos.
Van Veen indicó que, a pesar de su prohibición en Francia, algunos
insecticidas con Neonicotinoides se aplicaron a inicios del 2000 en
varios estados de norteamérica, generando cuantiosas pérdidas a los
apicultores, contrario a otros estados donde el producto no se utilizó.
Recientemente, un estudio publicado en la revista Science demostró
que el aplicar este tipo de pesticidas en la alimentación de las abejas
en dosis muy bajas provoca que los insectos abandonen la colmena.
Apicultura orgánica
Van Veen explicó que en el caso de Costa Rica aún es prematuro
referirse al despoblamiento de la colmena, ya que se depende en gran
medida de la floración silvestre y no de la polinización de cultivos.
Además, al apicultor nacional se le exige tener sus apiarios lejos de
centros de población y donde no exista la presencia de algún tipo de
plagas.
El investigador considera que para evitar la desaparición de las
abejas, lo más conveniente sería combatir las plagas con productos
amigables con el ambiente o bien mediante el uso de otros insectos; por
ejemplo, en Holanda, las plagas en los cultivos de tomate son
controladas por medio de avispas.
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