miércoles, 11 de julio de 2012

Nenúfares gigantes en España

Expertos del Jardín Botánico-Histórico de La Concepción de Málaga han logrado reproducir por primera vez en España un nenúfar gigante, cuyas hojas podrían alcanzar los tres metros de diámetro, a partir de semillas en el invernadero de experimentación.



Málaga acoge actualmente varios ejemplares de la esta planta, cuya reproducción en invernadero hasta ahora había supuesto un auténtico reto para los botánicos españoles.
La planta, cuyo nombre científico es Euryale ferox (de la familia de la Victoria amazonica), crece de forma natural en las zonas húmedas de Asia, desde India a Japón, pero en Europa tan sólo sobrevive en algunos invernaderos de grandes jardines botánicos.
Los expertos la conocen también como planta Gorgona, dada la alusión de su nombre a las mitológicas Gorgonas -Euríale, Medusa y Esteno- tres hermanas monstruosas con serpientes que se enroscaban en la cabeza y la cintura y que poseían alas, garras y afilados colmillos.
Las hojas de esta especie de nenúfar pueden llegar a alcanzar los tres metros de diámetro, su aspecto es arrugado y están protegidas con espinas similares a las de los rosales por las dos caras, que alejan con gran eficacia a sus depredadores.
La cara inferior de la hoja es de color púrpura oscuro y está surcada por gruesas venas que le proporcionan una gran rigidez.
Bajo la superficie del agua, crecen los frutos y las flores, que son capaces de autopolinizarse y autofecundarse mientras están cerradas.
El fruto tiene forma de pelota protegida también con espinas, que contiene en su interior una multitud de semillas.
El Jardín de La Concepción consiguió las semillas de Euryale ferox gracias a los intercambios científicos que realiza periódicamente con otros jardines botánicos, en este caso, con el St. Gallen de Suiza.
El biólogo y técnico de invernadero de La Concepción, Carlos Espejo, y las biólogas Trinidad Sánchez y Patricia Silva han sido los encargados de su estudio y aclimatación.
Las semillas, del tamaño de un guisante, se pusieron en agua en la cámara de germinación de los laboratorios de investigación a una temperatura de 29 grados centígrados y con una humedad ambiental del 80 por ciento.
Cuando las plantas alcanzaron sus dos primeras hojas, se trasladaron al invernadero de experimentación y allí continuaron con su crecimiento en unos contenedores con tierra y agua.
Después de unas semanas en desarrollo y control en esta situación, las plantas se pasaron al exterior, a grandes contenedores a pleno sol, para adaptarlas a nuestra climatología, ya sin condiciones de control de temperatura y humedad. EFE

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