Los
investigadores examinaron muestras de sangre de aves recolectadas en
cuatro sitios de diferente latitud, siendo Anchorage el punto más
meridional, Denali y Fairbanks los puntos medios y Coldfoot
ECOticias.
La propagación de la malaria aviar puede ser nefasta para las
especies de aves árticas que nunca han estado en contacto con la
enfermedad y que, por lo tanto, no tienen resistencia a la misma, afirma
Ravinder Sehgal, profesor de Biología en la Universidad Estatal de San
Francisco y uno de los coautores del estudio.
Los investigadores examinaron muestras de sangre de aves
recolectadas en cuatro sitios de diferente latitud, siendo Anchorage el
punto más meridional, Denali y Fairbanks los puntos medios y Coldfoot el
punto más septentrional - a unos 600 kilómetros al norte de Anchorage.
Los expertos encontraron aves infectadas en Anchorage y Fairbanks, pero
no en Coldfoot.
Utilizando imágenes de satélite y otros datos, los investigadores
fueron capaces de predecir que, debido al calentamiento global, el
parásito de la malaria será capaz de sobrevivir en el futuro.
Sehgal señala que la expansión hacia el norte de la malaria aviar
es alarmante ya que hay especies en el Ártico de América del Norte que
nunca han sido expuestos a la enfermedad y pueden ser altamente
susceptibles a ella.
Por ejemplo, los pingüinos en los zoológicos mueren al contraer la
malaria porque las aves que viven lejos del sur no han estado expuestas
a la malaria y, por lo tanto, no han desarrollado una resistencia a
ella; además, hay pájaros en el norte, como los búhos nevados o los
halcones gerifaltes, que podrían experimentar el mismo problema.
Los investigadores aún no están seguros de cómo la enfermedad se
está extendiendo en Alaska y en la actualidad están recopilando datos
adicionales para determinar qué especies de mosquitos están
transmitiendo los parásitos Plasmodium que causan la enfermedad.
Los datos también indicarán si la malaria que afecta a los seres
humanos se extenderá hacia el norte. Rastrear la propagación natural de
la enfermedad es complicado, señala Sehgal, pero las aves de vigilancia
pueden proporcionar pistas sobre cómo el cambio climático puede afectar a
la propagación de la malaria humana.
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