La agresividad de los demonios de Tasmania, que habitan en el sur de Australia, los hace propensos a contraer tumores faciales letales que han llevado a la especie al borde de la extinción, según un estudio científico divulgado hoy.
Investigadores de la Universidad de Tasmania descubrieron que
los ejemplares con una menor cantidad de mordeduras de otros congéneres
tienen una mayor tendencia a infectarse con este tumor cancerígeno
mientras que los menos agresivos se salvan de contraer la enfermedad.
Los
demonios más agresivos "muerden los tumores de otros congéneres que son
menos agresivos y es así cómo se infectan", explicó Rodrigo Hamede,
autor del artículo publicado en la revista de la Sociedad Ecológica
Británica citado por la agencia local AAP.
Al estudiar unos 300
ejemplares de la región de Cradle Mountain, en la isla de Tasmania,
entre los años 2006 y 2010, Hamede descubrió que los animales infectados
tenían entre 0 y 4 mordeduras, mientras que los sanos registraban entre
5 y 15.
La presencia de heridas bucales producidas por la
trituración de huesos o las púas de los equidnas, un monotrema parecido a
un puercoespín, también contribuyen a que los demonios de Tasmania
contraigan la enfermedad.
La alta tasa de mortalidad debido a
estos tumores suponen una "presión adicional" en la población de
demonios de Tasmania, por lo que Hamede espera que se acelere el proceso
evolutivo para permitir que estos animales carnívoros disminuyan su
agresividad y que la enfermedad sea menos virulenta.
La
enfermedad, que genera la aparición de tumores que aumentan de tamaño
hasta causar unas deformaciones que impiden al animal comer para
sobrevivir, "es cien por cien mortal y de algún modo, los animales
tienen que aprender a coexistir con ella", apuntó el científico
australiano.
El demonio de Tasmania está incluido en el listado
nacional de Australia de animales en peligro de extinción y también en
la lista roja de Naciones Unidas por considerar que en un plazo de 25 a
35 años puede desaparecer si antes no se encuentra una cura al cáncer
que diezma a la especie. EFE
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