A veces, una fotografía de viajes incita a la reflexión. En 1989 fue
detectada la presencia de una planta nunca vista antes en el lago
Victoria, el segundo más grande del mundo, situado entre Kenia, Tanzania
y Uganda: el jacinto de agua (Eichhornia crassipes), una planta
acuática originaria de Sudamérica que se extiende con gran rapidez,
colapsando los ríos y lagos de las regiones tropicales. Nadie sabe cómo
llegó hasta allí, pero el hecho es que, favorecido su crecimiento por
todo tipo de vertidos, una década después cubría el 15% de la superficie
del lago. Los de la foto anegan el río Buriganga, uno de los más
contaminados del mundo, a su paso por Dhaka, la capital de Bangladesh,
donde, ante la imposibilidad de erradicarlos, se emplean como
fertilizante, biomasa para producir metano o fuente de celulosa para
papel.
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