La convención de la ONU sobre el Cambio Climático concluye hoy en Bangkok la reunión preparatoria de la cumbre de Doha, con un ligero acercamiento de posturas entre los países que deberán negociar a finales de año un acuerdo global para la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera.
La secretaria ejecutiva de la Convención, Christiana Figueres,
destacó el acuerdo para elaborar documentos de trabajo que guíen las
negociaciones políticas sobre la extensión del Protocolo de Kyoto, que
expira este año, o el diseño de un nuevo pacto global de reducción de
emisiones que le sustituya en 2020.
"El esfuerzo en Bangkok ha
merecido la pena. Los negociadores de los gobiernos avanzaron en
cuestiones clave más de lo que muchos esperaban y levantaron las
perspectivas sobre el éxito del próximo paso en Doha", dijo Figueres en
conferencia de prensa.
Sin embargo, durante la semana de
conversaciones informales, las cerca de 190 delegaciones de los países
en desarrollo y de los más industrializados no han resuelto las
discrepancias sobre la cuota de reducción de emisiones ni se han
conseguido garantías de que las naciones con menos recursos recibirán
ayuda económica para afrontar los riesgos del calentamiento global.
Figueres
resaltó el "espíritu constructivo" de los negociadores de los dos
bloques que "se han escuchado y han entendido lo que defiende cada parte
para que se pueda lograr un punto común en Doha".
"Este no era el
lugar para un gran acuerdo sino para preparar documentos para que esto
ocurra en Doha (...) Ahora tendremos un documento de enmiendas para la
extensión de Kyoto que nos permitirá preparar a nuestros ministros para
que haya un acuerdo político en Doha", declaró el director de Estrategia
Climática de la Unión Europea (UE), Artur Runge-Metzger.
El jefe
de la delegación negociadora europea reiteró la intención de la UE de
firmar la extensión del Protocolo de Kyoto, pero advirtió de que
Bruselas mantendrá el objetivo de reducir en un 20 por ciento las
emisiones a pesar de las presiones de países en desarrollo y de
organizaciones no gubernamentales para que aumente esta cuota.
"Podríamos
subir a un 30 % si las condiciones fueran buenas y otros países se
movieran en la misma dirección", dijo Runge-Metzger en alusión a la
crisis económica que atraviesan varios socios europeos y las decisiones
como las adoptadas por Canadá, Japón o Rusia de desligarse de los nuevos
compromisos vinculados a la extensión de Kyoto.
Los países en
desarrollo y las organizaciones no gubernamentales comprometidas con el
medio ambiente, recriminaron a Bruselas su "poca ambición" para reducir
las emisiones y criticaron además a Australia y Nueva Zelanda, que aún
no han decidido si se adherirán al nuevo Kyoto, así como a Estados
Unidos que no suscribió el protocolo de 1997.
El jefe de la
delegación estadounidense, Jonathan Pershing, defendió en rueda de
prensa, que EEUU "ha dado pasos hacia una economía limpia" para dar
respuesta a los efectos del cambio climático y "hacer nuestra economía
más competitiva".
Pero también abogó por mantener los compromisos
acordados en la cumbre de Copenhague, que permite que cada país fije sus
propios objetivos, antes de abrir una nueva línea de acción con un
nuevo acuerdo que establezca límites vinculantes a las emisiones de
todos los países.
Con la ONU satisfecha por el resultado de la
reunión, la coalición que aglutina a las organizaciones no
gubernamentales, Climate Action Network, advirtió a los gobiernos sobre
la urgencia de tomar decisiones para evitar un calentamiento superior a
los 2 grados centígrados que la comunidad científica considera
peligroso.
Uno de los miembros del colectivo, Greenpeace, admitió a
través de su coordinadora política, Tove Maria Ryding, que tras la
reunión de Bangkok "los gobiernos se encuentran en una posición
ligeramente mejor" y añadió que "si las cosas no van bien en Doha será
por falta de voluntad política".
"Finalmente, tendrán un documento
a partir del cual poder negociar y creo que también tienen la voluntad
para llegar a acuerdos", consideró Ryding.
En cambio, otro grupo
de organizaciones agrupadas en la Red del Tercer Mundo, acusó a los
países industrializados de bloquear nuevos acuerdos sobre el recorte
emisiones y de negarse a aportar la financiación para que los países en
desarrollo hagan frente a los riesgos del calentamiento global.
La
de Bangkok ha sido la última reunión preparatoria de la conferencia
mundial sobre el cambio climático que se celebrará en Doha (Catar) entre
el 26 de noviembre y el 7 de diciembre. EFEverde
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