La quema de maloja y la polución ambiental
La contaminación ambiental por la quema de residuos de la caña de azúcar
requiere atención en la Provincia, enfocada en particular en los
incendios de maloja y en cañaverales en pie, previo a la cosecha.
Frecuentemente se daba mayor importancia a la contaminación hídrica por
efectos de la vinaza, pero ahora se agrega el tema objeto de este
artículo, donde trataremos de aportar algunas cifras para su real
dimensión. Sobre la maloja y los despuntes podemos señalar un valor
medio de 15 toneladas por hectáreas del residuo seco (con un 10% y un
12% de humedad), depositados sobre el campo luego de la cosecha, y que
en las 243.000 hectáreas cultivadas serían alrededor de 3.645.000
toneladas como cifra global estimada. El elemento carbono (C) es el
componente químico dominante del residuo y su cantidad generalmente
disminuye desde 40% a 21%, aproximadamente, a medida de que transcurren
las semanas luego de la cosecha y las hojas se van secando. Numerosas
investigaciones en los Estado Unidos y Brasil buscaron precisar la
cantidad y tipo de gases surgidos en la quema de maloja, por la cual
emplearon "túneles de viento" y encontraron -como era lógico- que los
principales contaminantes eran los compuestos carbonados, como monóxido y
dióxido de carbono y metano, que totalizaban el 93% de las emisiones,
restando un 4,6% para el oxido nitroso y solamente 0,41% para los
azufrados como S02. Lo interesante de esos trabajos efectuados en los
EEUU durante 1994, es que las cantidades totales de esos compuestos
sumaban 43,12 gr/Kg de maloja seca y para los 15.000 kilogramo/hectárea
citados, serian 646, kilogramos que irían a parar a la atmósfera en el
supuesto de quemar aquella cantidad, con una incineración del 100%.
Pero en la realidad se incineran en promedio un 90% según mediciones
efectuadas entre 1968 y 1970, con lo cual la cifra quedaría reducida a
582 kilogramo/hectárea. Relacionadas con toda la maloja del área cañera
tucumana, las emisiones teóricas alcanzarían a 2.122.000 toneladas
equivalentes de gases/año, que terminan engrosando la capa responsable
del "efecto invernadero" y el consabido calentamiento global de la
atmósfera.
Con una tecnología parecida a la empleada en Brasil durante
2005, se constató que la quema del cañaveral previo a la cosecha
generaba 0,35 kg. de metano (CH4) por tonelada de caña y 0,015 kg. de
óxido nitroso. Al ser mayor el volumen de biomasa en la quema, los
valores de emisión son mayores. Tomando esas cifras y trasladadas a
Tucumán, en el supuesto de quemar solamente un 30% del cañaveral (sobre
14.000.000 t molidas) estarían generando una emisión de 1.470.000
toneladas eq. de metano y 63.000 t de óxido nitroso. Nuestras
estimaciones locales, tomando en cuenta solamente CO2 desprendido con la
quema de maloja indican cifras que varían desde 0,61 t eq. CO2 por cada
t del residuo en valores de mínima hasta 1,17 t eq. de máxima,
dependiendo esto de la concentración del carbono en las hojas al momento
de la quema. Sólo con los valores de mínima, las emisiones alcanzarían
a 2.200.000 toneladas eq. CO2/año para el área cañera cubierta del
residuo, valores compatibles con lo encontrado en el extranjero.
Merece consideración también la emisión de partículas que se
originan y vuelan durante la quema, pudiendo variar entre 3,5 a 5,6
gr/kg de maloja según comprobaciones de EEUU y Brasil. Nuestras
experiencias indican un remanente promedio de un 7% en cenizas para
malojas con 12% de humedad. En la actualidad Tucumán esta en un giro
interesante hacia la "cosecha de caña en verde" (sin quema), cuyas
últimas estadísticas están entre 70% y 90%, aunque quedaría pendiente el
tema del tratamiento a la maloja -que también se busca de dejarla sin
quemar sobre el suelo y tener así otro enfoque en las laborales
agrícolas-. Pero me inclino por dar mayor énfasis en el aprovechamiento
industrial de la misma. Ello evitaría la polución ambiental, el uso en
los ingenios del gas natural como combustible adicional y se la
mezclaría con el bagazo y puede contribuir en acentuar la co-generación
de energía eléctrica para la red pública.
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