En un estudio
publicado en la revista 'Nature Geoscience', los investigadores destacan
que el extenso sistema de diques a lo largo del río Mississippi
ECOticias.
Un equipo de geólogos de la Universidad de Pennsylvania empleó
las inundaciones del río Mississippi de la primavera de 2011 para
observar cómo las aguas depositan los sedimentos a lo largo del delta,
ofreciendo una idea de cómo nuevas desviaciones en los diques del río
podrían ayudar a restaurar los humedales de Louisiana.
En un estudio publicado en la revista 'Nature Geoscience', los
investigadores destacan que el extenso sistema de diques a lo largo del
río Mississippi ha hecho mucho para prevenir las devastadoras
inundaciones en las comunidades ribereñas, pero también han contribuido a
la pérdida de los humedales de Louisiana.
Con la contención de las aguas, impiden que los sedimentos fluyan
hacia los pantanos y reconstruyan los humedales, que se compactan por su
propio peso y pierden terreno ante la subida del nivel del mar.
Mientras que los científicos e ingenieros han propuesto,
anteriormente, maneras de alterar el sistema de diques para restaurar
parte de la habilidad natural del Mississippi para reconstruir los
humedales, este es uno de los únicos experimentos a gran escala para
demostrar cómo podrían funcionar estas modificaciones.
Las inundaciones de 2011 rompieron todos los récords a través de
varios estados, dañando casas y cultivos y llevándose varias vidas por
delante. La destrucción se redujo, sin embargo, debido a que el Cuerpo
de Ingenieros del Ejército abrió el desagüe Morganza,
una estructura de control del río, por primera vez desde 1973 para
desviar el agua fuera de la cuenca del Mississippi hacia el río
Atchafalaya.
Esta acción implicó la inundación deliberada de más de 12.000
kilómetros cuadrados y alivió las presiones sobre los diques aguas
abajo, salvando Baton Rouge y Nueva Orleans de lo peor de la inundación.
Para los investigadores de Penn, la apertura del Morganza
ofreció una mirada poco común sobre cómo se producían las inundaciones a
lo largo del Mississippi antes de las estructuras de ingeniería que se
pusieron en marcha para controlar el flujo del río.
El equipo examinó las imágenes por satélite que muestran la
columna de agua cargada de sedimentos saliendo de las bocas de los ríos
Mississippi y Atchafalaya. Se calculó la cantidad de sedimento durante
la inundación en función del color del océano en las imágenes de
satélite y calibraron estos datos a las muestras de campo tomadas desde
un barco en el Golfo de México. El muestreo del barco también les
permitió reunir datos sobre la velocidad y el grado en que el agua de
río se mezclaba con agua de mar.
AGUAS "ATRAPADAS"
De las imágenes por satélite, los investigadores observaron que el
río Mississippi desató un chorro de agua en el océano. Por el
contrario, las aguas desviadas en la cuenca del Atchafalaya se
extendieron por más de 100 kilómetros de costa, con el sedimento
persistiendo en una amplia zona pantanosa.
"Con la inundación intencionada de la cuenca del Atchafalaya,
cuando esas aguas golpearon la costa se quedaron atrapadas allí durante
un mes, hasta que las mareas y las olas la trajeron de vuelta a la
orilla", dijo Jerolmack. "Mientras que en el canal de Mississippi, donde
todas las aguas fueron totalmente guiadas, se puede ver a partir de
imágenes por satélite que la manguera de agua empujó el sedimento del
río muy lejos de la costa".
Los investigadores utilizaron un helicóptero para viajar por 45
centros de las dos cuencas, donde se encontraban los núcleos de
sedimento. Se observó que los sedimentos fueron depositados en mayor
medida en la cuenca del Atchafalaya que en cualquier otra área de los
humedales de la cuenca del Mississippi, a pesar de que la columna de
sedimentos del río Mississippi era mucho más profunda.
Los sedimentos depositados recientemente carecían de raíces de las
plantas y eran diferentes en color y consistencia de los sedimentos más
viejos. Los análisis de laboratorio de las diatomeas, o algas
fotosintéticas, también reveló otra firma de los sedimentos recién
depositados: contenían una mayor proporción de diatomeas redondas o en
forma de varilla que las capas más profundas del sedimento.
"Esta relación de las diatomeas puede servirnos de indicador para las inundaciones de agua dulce",
dijo Horton. "Con los núcleos de sedimentos más largos y el análisis de
las diatomeas, podemos ser capaces de averiguar cuántas inundaciones se
han producido, la cantidad de sedimentos que se depositaron y cuáles
eran sus intervalos de recurrencia".
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