sábado, 20 de octubre de 2012

La caras de Buendía, donde la piedra cobra vida entre el agua y el silencio

La villa de Buendía, que da nombre al embalse en la Alcarria conquense, ofrece al viajero una mezcla enigmática de arte y naturaleza; de misterio y sosiego, de agua y tierra. Son las llamadas caras de Buendía, una ruta no demasiado conocida en el que la piedra es la principal protagonista.

Allí el viajero, si es observador atento, podrá disfrutar de una serie de esculturas talladas sobre la piedra, rodeado de pinos, agua, sombras y contraluces que serán apreciadas por el ojo del fotógrafo.
A unos cuatro kilómetros del pueblo, y por un camino bien indicado, se llega a una zona boscosa donde empieza la ruta, debidamente señalizada, y para la que es recomendable calzado apropiado, con suelas que impidan los resbalones, provisión de agua y poco más.
Al poco, nos sorprenderán los rostros impasibles, impenetrables, aún con el paso del tiempo, que contemplan silentes desde hace años el paso del caminante, del observador, del curioso...
No ha sido tarea sencilla para los artistas, Eulogio Regillo y Jorge Maldonado, esculpir sus obras sobre estas piedras areniscas y, alguna de ellas han tardado varios años en finalizarse, mientras que otras incluso han quedado aparentemente inacabadas.

La monjaAlgunas son espectaculares por su imponente tamaño y también porque producen una especie de escalofrío al no saber qué quieren decir, pese a mirarnos con insistencia y cierta severidad.
Entre ellas, destaca la calavera, que desde su atalaya contempla todo el espacio y, por supuesto, las aguas del embalse abastecido por el Guadiela y desgraciadamente muy por debajo de su capacidad real.
Y entre los árboles, esperan la monja, la primera obra que "ocupó" la ruta en 1992, la dama del pantano, Beethoven, el chamán o kishna, entre otros. Tallas imponentes de hasta 3,5 metros de altura en algunos casos.
Primavera y otoño son las mejores épocas para realizar esta visita y el verano, según común opinión la desaconsejada para un recorrido que aportará de todo menos indiferencia. EFE

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