miércoles, 20 de marzo de 2013

El periodismo ambiental está en peligro de extinción, alerta Araceli Acosta

El periodismo ambiental está en peligro de extinción, pero aún puede ganar la batalla digital, un espacio en el que las nuevas generaciones demuestran que la naturaleza interesa, declaró a EFEverde la periodista Araceli Acosta, que hoy recibe el premio Fundación BBVA de Conservación de la Biodiversidad por su trabajo de difusión y sensibilización.

La periodista Araceli Acosta de LugoLa figura que toma prestada del mundo en el que mejor se mueve esta periodista ambiental canaria, que escribe en uno de los principales diarios de Madrid desde hace quince años, pone de relieve la importancia de proteger la especialización para defender una información que, en tiempos de crisis, pierde terreno ante la actualidad política y económica.
Los temas de ciencia y medio ambiente se caen de la agenda ante los escándalos de la política y se olvida que los problemas del medio ambiente trascienden los intereses nacionales, "nos afectan a todos", subraya.
"Para salir en portada hay que pegarse con el mundo", denuncia Acosta, para quien la falta de sensibilidad del propio gremio incide en la proyección de los temas de los que ella se ocupa en el diario ABC.
A veces, señala, se confunde lo mas urgente con lo mas importante o lo mas vistoso con lo mas interesante.
Y rescata la voz propia, especializada, para informar con rigor en los pocos espacios que quedan, como las redes, que considera un "termómetro" y un pulso para seguir el interés que despiertan los temas de medio ambiente, a los que responden muy bien los mas jóvenes, porque "la política les cansa".
Veterana en el seguimiento de seis cumbres internacionales sobre el Cambio Climático, Araceli Acosta destaca la que se celebró en Bali (COP13), en 2007, porque se sentaron las bases y los compromisos en los que aún hoy se trabaja.
"No ha habido ningún avance desde entonces", asegura la experta, que se estrenó en la información ambiental diez años antes, en 1997, y solo un año después siguió la tragedia del vertido de residuos tóxicos en Aználcollar que afectó a la reserva de Doñana.
Fue entonces cuando descubrió la fragilidad ambiental de España, el país mas biodiverso de Europa y donde aún quedan temas de medio ambiente por resolver, como la gestión del agua, la contaminación y la calidad del aire.
Asuntos todos, asegura, que nos afectan a todos día a día y de forma directa y que sí preocupan a la sociedad.
Esta profesión "esclava y sacrificada", dice, le ha permitido también viajar a lugares espectaculares, como Groenlandia, donde pudo percatarse de que el cambio climático es real y Sumatra, donde fue testigo de cómo la deforestación pone en peligro especies protegidas, como el orangután.
"Yo no soy científica ni milito en ninguna organización ecologista, pero me apasiona mi trabajo, y soy creyente. Creo en lo que hago, en la tremenda importancia que tiene la información y que tenemos que luchar por un mundo mas sostenible para todos"
La información independiente, dijo, "es la que nos ayuda a tomar decisiones" apuntó Acosta, tras reconocer que su especialización fue casual, aunque ahora no se arrepiente y que de Gran Canaria, su isla natal, trajo ya a la península el amor por la naturaleza que ella vive muy de cerca. EFE

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