América conmemoró esta edición del Día Mundial de la Tierra con mensajes para concienciar al mundo de la necesidad de proteger el planeta y los muchos desafíos que quedan por delante, tanto a nivel gubernamental como ciudadano, para afrontar el cambio climático.
En este día, que se celebra desde 1970, cuando el senador
Gaylord Nelson promovió en EE.UU. una manifestación ante las
preocupaciones medioambientales, la mayoría de países y organizaciones
coincidió en transmitir el mensaje de que la Tierra está "en peligro".
"Tenemos
que afrontar la dura realidad de que nuestro planeta está en peligro",
dijo el secretario general de la ONU, Ban Kin-moon, en una reunión
especial de la Asamblea General.
A esta cita para honrar a la
Tierra en Nueva York no faltaron Bolivia y Perú, dos países que cuentan
en sus respectivas Constituciones con derechos para proteger la
naturaleza.
Más allá del ámbito diplomático, la ciudad de los
rascacielos se vistió de verde con actividades como el lanzamiento de un
programa piloto de taxis eléctricos que empezarán a circular por Nueva
York durante esta primavera y mediante el cual se estudiará la
viabilidad de extenderlo.
En Chile unas 30.000 personas salieron a
las calles para reivindicar la defensa y recuperación del agua, que
consideran amenazada por la actividad de grandes compañías industriales y
mineras.
Al contrario que Bolivia y Perú, según la Federación
Costarricense para la Conservación del Ambiente (Fecon), el país
centroamericano carece de una agenda nacional en materia ambiental y de
leyes modernas para proteger sus recursos naturales.
"A pesar de los intentos del sector, la falta de una agenda
nacional de temas ambientales (...) ha multiplicado los conflictos socio
ambientales", indicó la ONG en un comunicado, en el que identificó como
principales problemas la contaminación de agua por arsénico y los
permisos para cultivos transgénicos.
Falta conciencia del daño
Al
problema de la carencia de una agenda en materia medioambiental en
muchos de los Gobiernos, se suma que entre los ciudadanos no hay
conciencia plena sobre el daño que se le está causando al planeta.
"De
muy poco sirve que se le diga a la gente que hay que cuidar el bosque y
las fuentes de agua, porque hacen todo lo contrario", dijo a los medios
Dolores Valenzuela, presidenta de la Organización de Periodistas
Ambientalistas de Honduras.
Según las organizaciones, el país
centroamericano pierde anualmente entre 80.000 y 120.000 hectáreas de
bosque a causa de los incendios forestales, algunos provocados por el
hombre, sin olvidar que en otros casos la destrucción obedece a la tala
sin control que hacen empresarios de la madera.
En Guatemala el
número de hectáreas que se pierden al año llegan a unas 132.137, a las
que se suma la generación de 10.000 millones de metros cúbicos de aguas
servidas que se vierten sin ningún tratamiento al suelo, además de la
liberación anual de 48 millones de toneladas de dióxido de carbono a la
atmósfera.
Aún con todos estos problemas en el país "no existen"
por el momento estrategias para frenar la degradación y la
contaminación, reveló hoy el Instituto de Agricultura, Recursos
Naturales y Ambiente (Iarna) de la Universidad Rafael Landivar.
Por
su parte, El Salvador, un país que ha registrado un aumentó de 1,3
grados centígrados en las últimas seis décadas, prefirió mirar hacia el
futuro y presentó una estrategia nacional para reducir los efectos del
Cambio Climático, que desde 2009 ha provocado pérdidas de más de 1.300
millones de dólares en el país.
El documento de la estrategia
destaca que los eventos de lluvias extremas "aumentaron de uno por
década en los años 60 y 70 del siglo pasado, a ocho en la primera década
de este siglo".
Por último, Nicaragua advirtió sobre los efectos
de la basura espacial en la Tierra, que pone en peligro su proyecto de
satélite Nicasat, valorado en 300 millones de dólares.
Cálculos de
la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio
(NASA, por su sigla en inglés), indican que la basura espacial suma unos
500.000 objetos, incluyendo satélites enteros y piezas pequeñas.
EFEverde
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