Los expertos
sospechaban de la existencia del cráter desde 2009, cuando el Servicio
Geológico de Dinamarca y Groenlandia, analizando unos mapas geológicos
de los alrededores de Maniitsoq
ECOticias.
Geólogos europeos han hallado el cráter de impacto más antiguo
de la Tierra en la ciudad de Maniitsog (Groenlandia). Se trata de un
cráter de 100 kilómetros de diámetro provocado por la caída de un
asteroide hace 3.000 millones de años.
Los expertos sospechaban de la existencia del cráter desde 2009,
cuando el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia, analizando unos
mapas geológicos de los alrededores de Maniitsoq, descubrió anomalías
extrañas en la estructura de las rocas locales, provocadas por el
impacto de un meteorito gigante.
Después se realizaron nuevos estudios y nuevas expediciones en
Groenlandia con expertos rusos, ingleses y suecos, en 2010 y 2011, y
ahora se ha podido confirmar que los datos obtenidos en la zona
corresponden al cráter de impacto más antigua del planeta.
El autor principal del trabajo, Iain McDonald, ha indicado que
"este descubrimiento único permite estudiar las consecuencias de un
bombardeo meteórico del planeta que se produjo mil millones de años
antes de lo que se creía anteriormente".
Así, ha explicado que el impacto que originó e cráter se produjo
hace unos 3.000 millones de años, según se puede deducir de la ausencia
de la taza, la forma habitual de los cráteres. Además, los cálculos
realizados permitieron concluir que el asteroide que impactó contra la
Tierra era de más de 30 kilómetros.
En este sentido, el estudio destaca que, de caer tal cuerpo sobre
un continente, habría provocado un embudo de hasta 600 kilómetros de
diámetro, o el doble que el cráter Vredefort en Sudáfrica.
McDonald ha explicado que este cráter ha estado 'escondido' bajo
los largos periodos glaciales y de formación de montañas que Groenlandia
ha vivido desde hace 3.000 millones de años hasta ahora. "El hielo
borró todas las huellas de la caída del meteorito, excepto las
deformaciones provocadas en las rocas por la onda de choque que son las
que ahora han permitido este descubrimiento", ha concluido el
investigador.
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