Los habitantes del remoto pueblo de Mapiripán, escenario en 1997 de una de las peores masacres perpetradas por los paramilitares en Colombia, ya tienen luz eléctrica las 24 horas del día, lo que deja atrás largos años de abandono y oscuridad.

"Ahora ya puede uno ir a pescar y cuando llegue de noche arreglar el pescadito para tenerlo listo al otro día y venderlo", comentó a Efe Flor Alba Numpaque, una vecina de Mapiripán que suspira al pensar en las comodidades de su vida futura frente a un pasado de resistencia a la violencia y al desamparo.
La familia de Numpaque fue de las pocas que decidieron quedarse en Mapiripán después del 20 de julio de 1997, cuando unos 200 paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá masacraron durante cinco noches seguidas a medio centenar de habitantes, a los que acusaron de pertenecer a las FARC.
Aquellos hechos le costaron al Estado colombiano una condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2005, que consideró que las fuerzas de seguridad actuaron en complicidad con los paramilitares, una sentencia que el Gobierno pidió revisar en noviembre pasado ante el testimonio de una supuesta "falsa víctima".
La región, despensa energética

Pero su promisorio futuro se vio truncado por el histórico abandono estatal y la permanente presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), enfrentadas desde la década de los noventa con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Sus habitantes se acostumbraron así a vivir entre realidades como el cultivo masivo de hoja de coca, el despojo de tierras, el desplazamiento y la violencia.
Un italiano apostó por las renovables

"El objetivo era acabar con el deficiente servicio de energía y sobre todo ofrecer la opción real de cultivar algo que sustituyera a la coca", explicó a Efe Vigna.
Y es que este proyecto se ha desarrollado a partir de plantaciones de palma de aceite y jatrofa, "lo que ha dado trabajo a medio pueblo y ha ayudado a mentalizar de que el cultivo de coca no es una opción", comentó a Efe el concejal Marcos Gordillo.
Ahora, a por los biocombustibles
Esto ha permitido que 250 vecinos hayan cambiado su actividad en lo que Vigna calificó como un "sueño posible": el deseo de que Mapiripán "sea el primer municipio de Colombia que funcione con energía renovable".
Aunque por el momento el generador central opera con gasóleo o diesel, las autoridades trabajan en perfeccionar la producción de biocombustibles, energía hidroeléctrica y más adelante la eólica.
Mapiripán es uno de los municipios en el que el Gobierno se ha fijado como meta extender en 2012 a 24 horas el servicio de energía, teniendo en cuenta que las zonas desconectadas suponen en Colombia el 52 % del territorio. EFEverde
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