
Sentido y sostenibilidad dispersará las intervenciones
artísticas por distintos espacios de la reserva hasta el 23 de
septiembre. Algunos artistas han trabajado en el entorno urbano, como
Renata Lucas (Ribeirão Preto, Brasil) que ha plantado un árbol de una
especie originaria de Brasil en el corazón de Gernika, y Liam Gillick
(Aylesbury, Reino Unido, 1964) que transformará con cáracter permanente
la fachada de la fábrica de Astra, un trabajo que se retrasará unas
semanas. Otros han preferido restos de explotaciones industriales, como
ha hecho Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) en los hornos de cal de Forua o
Haegue Yang (Seúl, 1971) en las canteras de Andrabide, en
Gautegiz-Arteaga.
Gunilla Klingberg (Estocolmo, 1966) dibujará sobre la arena de la playa una obra, que será borrada al subir la marea. Maider López
(San Sebastián, 1975), la única artista vasca del proyecto, ha colocado
nueve baldosas en otros tantos puntos de la margen izquierda del
estuario.
La exposición en Urdaibai fue impulsada por el Departamento de
Cultura como una alternativa de “bajo impacto” al plan de crear un nuevo
Guggenheim con la filosofía de aunar el arte y la naturaleza como
camino de revitalización económica de la comarca. Sobre unas líneas
teóricas generales los artistas pudieron elegir dónde y qué hacer, a
partir de sus visitas a Urdaibai.
El comisario de Sentido y sostenibilidad, Alberto Sánchez
Balmisa, define el proyecto como “la alianza entre arte, naturaleza,
pensamiento, territorio y ciudadanía”. Las obras encargadas a una decena
de artistas internacionales, añade el comisario, “se han dejado
impregnar por el contexto social, cultural, natural, urbano y político
que han observado en Urdaibai”. Tanto que, por ejemplo, la intervención High Tides (Pleamares) de Carlos Irijalba,
ubicada en el albergue de Paresi, en Busturia, se suspenderá entre el 1
y el 9 de agosto. La celebración de las fiestas tiene prioridad.
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