En el Himalaya no hay tregua ni cuando se descansa al calor de la
tienda de campaña y del saco de dormir. Se puede morir durmiendo. El
trágico accidente ocurrido en la madrugada del domingo en el Manaslu
(8.163 metros), donde perdieron la vida al menos nueve alpinistas (entre
ellos el español Martí Gasull) se suma a una macabra lista de
desgracias similares. Los aludes tienen casi siempre la culpa, y esto
pese a que los alpinistas eligen con detenimiento dónde instalar sus
campos de altura, siempre a resguardo de las campas de nieve que dominan
el lugar escogido. Las restantes víctimas eran de nacionalidad
francesa, alemana e italiano. Al menos cinco alpinistas heridos fueron
evacuados en helicóptero a Katmandú.
Según las impresiones de los supervivientes en el Manaslu, la rotura de un gigantesco serac
(masas inestables de hielo) explicaría las dimensiones de la
catástrofe, que barrió las 25 tiendas del Campo 3, situado a 6.800
metros, y una docena de ellas en el Campo 2. (6.300 metros), por lo que
las autoridades nepalíes temían que hubiera varios desaparecidos. El
esquiador norteamericano Glen Plake escribía en su diario cuando escuchó
un estruendo que despertó a su compañero, Greg Costa. Plake pensó que
se trataba de un golpe de viento, pero Costa supo de inmediato que se
trataba de un alud. Un segundo después, salieron disparados ladera
abajo, envueltos en un caos de nieve, hielo y pertenencias personales:
“Ha sido un accidente enorme. Parecía una zona en guerra. Fui arrastrado
300 metros de desnivel más abajo, saltando por encima de un serac.
Paré dentro de la tienda y aún dentro de mi saco. Dormimos con el ARVA
encendido [aparato electrónico de búsqueda de víctimas de aludes] así
que, descalzo, busqué señales de mis compañeros”, explicaba Plake en el
sitio web de un amigo.
El trío buscaba descender por vez primera el Manaslu esquiando, al
igual que un equipo formado por los alemanes Benedikt Böhm, Sebastian
Haag y el canadiense Greg Hill. Estos últimos, según explica Plake,
habían instalado su Campo 2 por encima del lugar habitual y no fueron
alcanzados por el alud, lo que les permitió socorrer al resto de
himalayistas que allí descansaban. Böhm y Haag ya habían intentado en
2007 un ascenso y descenso similar, pero el día de cima, en las mismas
pendientes donde se ha desencadenado el accidente, decidieron renunciar
espantados ante el riesgo de aludes.
El Manaslu ocupa el cuarto lugar en la lista de los ochomiles
con mayor índice de mortalidad (se mide con la ratio de ascensos con
éxito y fallecimientos). Si en el más mortífero, el Annapurna, alcanza
un 40%, en el Manaslu es del 22%. Pero el Manaslu no es una montaña
técnicamente compleja, aunque sí sumamente delicada en lo que a
posibilidades de aludes se refiere. Habitualmente, se acomete su ascenso
en primavera, antes del monzón. En los últimos días, varios
expedicionarios se mostraron preocupados por las intensas nevadas
sufridas en la montaña, poniendo en duda sus posibilidades de ascenso,
pero una ventana de buen tiempo y unos días de reposo en el campo base
pusieron de nuevo en marcha a los diferentes expediciones, en las que
cabían alpinistas de diferentes nacionalidades y experiencia, como es
habitual en los ochomiles.
El español fallecido es el activista catalán Martí Gasull, fundador de la Plataforma per la Llengua, entidad cívica en defensa del uso del catalán, informa Joan Foguet
desde Barcelona. Gasull, de 43 años, era conocido por su talante
tranquilo, a pesar de defender con radicalidad democrática sus ideas.
Conocido independentista, formaba parte de la nueva ola del soberanismo
cívico, más centrado en acciones concretas (como fomentar el doblaje del
cine en catalán) que en grandes alharacas. La Plataforma le calificaba
así ayer en su página web: “Estaba comprometido con la lengua, la
cultura catalana y era conocido por su humanidad y compromiso en la
lucha por nuestro país”.
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