Hace unos días, el Parlamento Europeo aprobó una resolución, al
amparo de la reforma de la Política Pesquera Común (PPC), que permite
eliminar de las conservas de pescado y marisco una información básica
para los consumidores: el origen de la materia prima.
Según critican ecologistas, pequeños productores y asociaciones de
consumidores, la medida favorece especialmente a las grandes conserveras
y hurta al público de una referencia con amplias connotaciones
ambientales, ya que cada vez se conoce más el impacto de pesquerías muy
cuestionadas: atún rojo del Mediterráneo, bacalao del Atlántico Norte o
camarones del Golfo de México. En algunos casos, la sobreexplotación
pesquera ha reducido las poblaciones en un 80%. A la espera de una
rectificación de la propuesta, queda recurrir a los productos
certificados con el sello del Marine Stewardship Council o a los procedentes de la pesca artesanal.
En la actualidad hay 287 pesquerías repartidas por todo el mundo
dentro del programa MSC, de las cuales 179 están certificadas y en torno
a 158 en evaluación completa o pre-evaluación. Según datos del MSC, en
conjunto, estas pesquerías suman cerca de diez millones de toneladas de
capturas de pescado anuales, más del 11% del total global del sector
extractivo. “El programa se basa en el código de buenas prácticas para
la fijación de estándares sociales y ambientales de la ISEAL
[International Social and Environmental Accreditation and Labelling
Alliance] y las directrices para la certificación de pesquerías de la
FAO”, comenta Cátia Meira, técnica de Comunicación de MSC para España y
Portugal. Las pesquerías son evaluadas según tres principios: la salud
del stock de peces, el impacto de la pesquería en el ecosistema y la efectividad de su gestión.
España no está entre los países que más pesquerías tiene certificadas
ni con más penetración del MSC. Seis están en el programa, aunque solo
hay dos certificadas: Pescafría-Pesquera Rodríguez, que pesca bacalao
del Mar de Barents (océano Ártico), y Grupo Regal para el róbalo de
profundidad del Mar de Ross (Antártida). En evaluación hay dos
pesquerías artesanales gallegas: Cofradía de Bueu, en Pontevedra
(navaja), y Cooperativa de Ría de Arousa (almejas y berberechos). Por
último, también Grupo Regal está en proceso de certificar la merluza de
pincho en el Atlántico Noroeste y la asociación Agarba el bacalao del
Mar de Barents.
Que las pesquerías certificadas en España sean pocas no significa que
los productos en los comercios se reduzcan a ellas, ya que hay casi
medio centenar de proveedores que distribuyen todo tipo de alimentos
procedentes de diferentes mares y océanos gracias a la certificación MSC
de la cadena de custodia. En julio de 2012 había 232 productos con
licencia de comercialización en España, un 60% más que en 2011. Sin
embargo, según aclara Cátia Meira, “no hay tantos disponibles para el
consumidor, ya que muchos de ellos están sujetos a cambios en el mercado
de consumo y a su estacionalidad”. Las primeras cadenas en ofrecer
productos con la ecoetiqueta MSC fueron Lidl y Aldi. El Corte Inglés y
Eroski se unieron con posterioridad, y hay marcas reconocidas que los
comercializan, como Findus, Isabel, Lorea y Albo, entre otras. En el
sector de la restauración, McDonalds ofrece pescado certificado MSC en
sus establecimientos en España.
La marca MSC es una referencia, pero no la única que permite al
consumidor decantarse por alimentos más sostenibles procedentes de la
pesca. De hecho, algunas ONG, como Greenpeace, no reconocen a esta
ecoetiqueta como sello infalible que determina la sostenibilidad de la
pesca. “En el momento que se admiten pesquerías como la de merluza de
cola azul de Nueva Zelanda, donde se utilizan redes de arrastre de fondo
que afectan gravemente al ecosistema, no podemos apoyar un sello como
el MSC, porque no certifica pesquerías 100% sostenibles”, declara Celia
Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. Desde MSC
advierten de que la pesquería neozelandesa es de arrastre pelágico de
aguas medias, no de profundidad, fue certificada en abril de este año y
obtuvo una alta valoración en el principio de impacto en el ecosistema,
donde se destaca que “es altamente improbable que ocasione daños
irreversibles en la estructura y función del hábitat”.
Otras ONG también chequean el funcionamiento del MSC. Este mismo mes, WWF publica el informe Comparison of wild-capture fisheries certification schemes,
en el que concluye que ninguno de los programas de certificación
analizados están en total conformidad con los criterios identificados y
definidos como cruciales por WWF, pero el MSC es el único que se
considera más compatible según los parámetros del presente estudio. De
semi-compatibles catalogan a otros programas, como Friend of the Sea, Alaska Seafood Marketing Institute y Iceland Responsible Fisheries.
Celia Ojeda añade que para la obtención de estas etiquetas, como en
otras similares de otros sectores (PEFC y FSC en explotaciones
forestales), influye también el poder adquisitivo de las empresas que
pueden pagar para obtenerla y mantenerla.
Como norma general, en Greenpeace demandan un etiquetado que sea más
exacto y detallado, algo que sin embargo se puede venir abajo con la
iniciativa aprobada en el Parlamento Europeo. “Si alguien quiere bonito
del norte pescado con caña y línea, que asegura la no captura de
juveniles, debe tener la opción de elegirlo gracias a la etiqueta”,
remarca Ojeda. Los pescadores artesanales son los que están en mejor
disposición de ofrecer este tipo de productos, pero su escaso número,
capacidad económica y repercusión les condena casi al anonimato. La
Plataforma Mediterránea de Pescadores Artesanales es un ejemplo de
iniciativas en este campo. Algunos de sus miembros están dentro de la
iniciativa Ocean2012, que pretende forzar un viraje sostenible en la reforma de la PPC. Desde las reservas marinas (hay 25 en España) también salen pescados y mariscos procedentes de capturas sostenibles, y grupos de consumo, el movimiento Slow Food y algunos restaurantes se inclinan por productos suministrados por flotas de bajura y artesanales, algunos llamados de kilómetro 0.
No hay comentarios:
Publicar un comentario