La
fertilización con urea en superficie es una práctica muy común. Cerca de
la mitad de la fertilización de los cultivos del planeta se realiza con
urea.
ECOticias.
Tras varios años de trabajo, los resultados obtenidos por investigadores de la ETSI Agrónomos de la UPM
han demostrado que el uso de inhibidores de la actividad ureasa puede
hacer disminuir las pérdidas de nitrógeno en las tierras de cultivo
fertilizadas con urea. De esta manera se minimizarían los problemas
medioambientales y económicos ligados a las emisiones de gases con
efectos nocivos para el medioambiente y la salud que tienen su origen en
suelos agrícolas.
La fertilización con urea en superficie es una práctica muy común.
Cerca de la mitad de la fertilización de los cultivos del planeta se
realiza con urea. A pesar del aumento en la producción ligado a su uso,
la aplicación de este fertilizante, de gran contenido en nitrógeno y
bajo coste de producción, supone importantes problemas económicos y
medioambientales asociados a la volatilización de amoniaco (NH3) y la emisión de óxidos de nitrógeno (N2O y NO).
El 8% del cambio climático antrópico se debe a la emisión de N2O
En la Europa de los 27, más del 70% de las emisiones de NH3
proceden del sector agrícola. Según el último informe de la UE a este
respecto, España es junto a Chipre el único país de la UE en donde han
aumentado las emisiones de NH3 en los últimos 10 años. Por su parte, el 8% del cambio climático originado por el ser humano se debe a la emisión de N2O,
según las Naciones Unidas, siendo la agricultura responsable de la
misma en un 70% de los casos. Además, el NO es un importante precursor
del ozono troposférico.
El cumplimiento de los objetivos comunitarios de contaminantes transfronterizos (como el NH3)
pasa por implementar medidas de mitigación de emisiones. Entre éstas
cabe destacar la incorporación del fertilizante, mecánicamente o con un
riego, o el uso de inhibidores de la actividad ureasa.
La efectividad de estos últimos se ha constatado en varios estudios,
en condiciones reales de campo, realizados por miembros del grupo
Contaminación de Agrosistemas por Prácticas Agrícolas (COAPA) de la ETSI
Agrónomos de la UPM. En dichos ensayos se midieron las pérdidas de NH3 por volatilización y las emisiones de N2O
y NO, mediante técnicas de fiabilidad constatada, procedentes de
parcelas fertilizadas con urea y otras en las que se aplicó urea con el
inhibidor de la actividad ureasa incorporado.
Emisiones reducidas a la mitad
Los resultados obtenidos han mostrado que, en las condiciones
experimentales del centro peninsular, el inhibidor redujo las emisiones
de NH3 en más del 50% en cultivos de secano. Frente a su
eficacia en la reducción de las pérdidas de amoniaco, el uso de
inhibidores puede suponer un encarecimiento del producto fertilizante si
no se tiene en cuenta el coste de los impactos medioambientales
asociados.
En este contexto, estudios realizados por el mismo grupo de
investigación (COAPA) en el Sur de Inglaterra han mostrado que la
incorporación de la urea con un riego tras la fertilización resulta tan
eficaz como el uso del inhibidor en la disminución de la emisión de
amoniaco.
Además de la efectividad del inhibidor de la actividad ureasa en la
reducción de las pérdidas de nitrógeno en forma de amoniaco, su uso
puede hacer disminuir las emisiones de otros gases con efectos nocivos
para el medioambiente y la salud, y que tienen su origen en suelos
agrícolas.
Recientemente, se ha medido en condiciones reales de campo el efecto del inhibidor en la disminución del óxido nitroso (N2O)
y del óxido nítrico (NO) procedente de cultivos fertilizados con urea.
La reducción, en más de un 60%, de dichas emisiones supone un importante
resultado en el ámbito de la mitigación de emisiones de nitrógeno en
agrosistemas mediterráneos.
Sin embargo, la efectividad del inhibidor se verá siempre determinada
por las condiciones de la zona de estudio (tipo de suelo, meteorología,
manejo, etc.). Un claro ejemplo de esto ha sido observado en cultivos
de regadío (como en maíz), en donde la aplicación de agua de riego en
exceso hizo disminuir la capacidad del inhibidor para reducir las
pérdidas de nitrógeno en forma de N2O y NO.
Este y otros trabajos realizados en los últimos años pueden hacer
posible la consecución de los objetivos de emisiones establecidos por
las autoridades internacionales, al tiempo que se asegura la producción
de alimentos que permita dar respuesta a una población mundial en
continuo crecimiento. No obstante, resulta indispensable para alcanzar
tales objetivos la implicación de las partes, tanto las autoridades
competentes como los agricultores, cuya labor se antoja indispensable en
la puesta en marcha de toda medida de mitigación.
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