Chicles biodegradables que no se pegan ni ensucian las aceras o contenedores de plástico natural son algunas de las propuestas del Foro Green Solutions 2012 que ha concluido este miércoles en México para buscar soluciones contra el cambio climático.
"Las gomas de mascar tradicionales son polímeros derivados del
petróleo, las tiras al pavimento y se adhieren (...). Éstas, con las
mismas condiciones del medio ambiente, se van desintegrando", explicó a
Efe Gerardo Ramírez, representante de Consorcio Chiclero.
Su empresa es una de las más de 100 organizaciones que participan en el Foro Green Solutions 2012,
cuyo objetivo es poner en contacto a compañías del sector público y
privado, así como a expertos y académicos, para que pueda contribuir con
sus iniciativas a la lucha contra el cambio climático y el desarrollo
económico.
De acuerdo con Ramírez, solo el dos por ciento de los
chicles que se consumen cada día en el mundo son de origen natural, lo
que además de estropear las ciudades con sus desechos, contribuye a
incrementar la huella de dióxido de carbono durante su fabricación y
lleva hasta el extremo la dependencia de recursos fósiles.
El árbol del Chicozapote
"Es importante volver al consumo natural", remarcó el gerente de este consorcio que integra a alrededor de 50 cooperativas y sociedades de producción chiclera cuya principal materia prima es el látex del árbol del Chicozapote, muy abundante en las selvas tropicales de los estados de Quintana Roo y Campeche, sureste del país.
Afirmó
que la actividad, lejos de causar daños ecológicos, contribuye al medio
ambiente con los proyectos de reforestación del consorcio, integrado
por 2.000 "chicleros", cuyos antepasados han sido "celosos guardianes de
la selva".
Aunque la empresa dedica el 70 % de la producción a su
venta como materia prima y solo el 20 por ciento se destina a la
transformación y fabricación de la goma de mascar "Chicza", ya han
conseguido exportarla a más de 15 países y el objetivo último es dedicar
algún día toda la producción para este fin.
Contenedor de basura hecho de caña de azúcar
Otro de los productos presentados en este foro ecológico es el
contenedor de basura realizado a partir de caña de azúcar, que reduce en
un 85 % las emisiones de dióxido de carbono durante su fabricación,
dijo a Efe Renaud Miniaou, gerente comercial de la empresa Plastic
Omnium para el norte de México.
"En vez de fabricarlo a partir del
petróleo, sembramos caña de azúcar en Brasil, la transformamos en
etanol, luego en polímero y luego en polietileno de origen vegetal que
se inyecta en los mismos moldes que se usan para los contenedores
tradicionales", precisó.
Como el plástico fósil pero sin petróleo
Desde
que empezaron a comercializar este producto, a finales de 2011, la
demanda ha superado las previsiones, según Miniaou, quien recordó que se
trata de un material cuyas características técnicas son idénticas al
plástico fósil, pero no contiene petróleo, es renovable y tiene un
impacto positivo sobre el medio ambiente.
"El desafío fue fabricar
un producto exactamente igual al que teníamos tradicionalmente y
finalmente el equipo de investigación lo logró, pues este producto tiene
las mismas características técnicas y físicas que los otros
contenedores que manejamos", indicó.
Tabiques ecológicos: barro y papel reciclado
En
el foro también hay cabida para proyectos académicos como los tabiques y
pisos ecológicos de un grupo de alumnos del colegio Carlos Carrillo de
Veracruz, este de México, quienes a partir de barro y papel reciclado
han creado un nuevo material de construcción destinado a cubrir las
necesidades de familias de bajos recursos.
"La ventaja de pisos y tabiques ecológicos es que normalmente
hay lugares en los cuales no hay suficiente dinero como para comprar
pisos (suelos), la gente vive en tierra, entonces nosotros pensamos una
manera de ahorrar el papel y ayudar a estas economías", relató Silvia
Eugenia Lugo, asesora de proyectos de 18 años.
En el Foro, que
este año está enfocado a promover el urbanismo sustentable y el
financiamiento verde, participarán destacadas figuras, como el mexicano
Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995, o Thomas Kerr, del Foro
Económico Mundial.
De acuerdo con el último informe del Panel
Intergubernamental de Naciones Unidas contra el Cambio Climático,
publicado en 2007, en este siglo la temperatura subirá entre 1,8 y 6,4
grados y el nivel del mar aumentará entre 18 y 59 centímetros, lo que
traerá graves consecuencias ambientales, económicas y sociales. EFEverde
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