La
idea de tener parásitos hace que imaginemos con repelús a gusanos
recorriendo nuestro sistema digestivo, pero las lombrices intestinales
no son ni los únicos ni, con mucho, los más dañinos "aliens" que podemos
encontrar en el cuerpo humano, sobre todo en el mundo en desarrollo."Hay
un refrán chino que dice que no hay ser vivo sin parásito, los que
viven en el interior de su huésped son endoparásitos, o son protozoos o
son gusanos", explica a EFEverde Antonio Osuna, presidente de la
Sociedad Española de Parasitología y director del Instituto de
Biotecnología de la Universidad de Granada
La diversidad de gusanos que parasitan al ser humano es
inmensa, y Osuna explica que, a pesar de los graves problemas de salud
que ocasionan en muchos lugares del mundo, sobre todo en zonas cálidas
de países en desarrollo, "se investiga a un nivel mucho menor" que otras
enfermedades parasitarias como la malaria: "son problemas olvidados."
FILARIAS DE METRO Y MEDIO
Es llamativo
el caso de las filarias -nematodos o gusanos redondos- que producen
varias enfermedades y al afectar el sistema linfático pueden llegar a
provocar la "elefantiasis", una patología que causa deformidades
monstruosas en las extremidades inferiores y en los genitales
masculinos.
"Una hembra de filaria puede llegar a medir metro y
medio dentro de los vasos linfáticos", indica Osuna.Otro de los
nematodos que puede alcanzar una gran longitud en el cuerpo humano es el
gusano de Guinea, que parasita a las personas tras la ingesta agua
contaminada por la presencia de un crustáceo copépodo diminuto, el
huésped intermedio, infectado por la larva del gusano.
Este
nematodo produce la dracunculiasis -palabra derivada del latín "afección
con dragoncitos"- una enfermedad muy extendida hace pocas décadas pero
que ahora es, según Osuna, "uno de los pocos casos de parásitos que se
podrían erradicar".
TENIAS Y TREMATODOS
Los
nematodos, son uno de los tres tipos de gusanos parásitos que existen.
Otros son los planos segmentados, que habitan a nivel intestinal, como
las tenias; y los trematodos, que son planos pero no segmentados.
De
entre los trematodos, Osuna explica que "hay un parásito en expansión,
la 'fasciola hepática', que se sospechaba que era sólo del ganado pero
se ha descubierto que hay mucha parasitación humana en zonas como el
Sureste Asiático o el Altiplano Americano".
Este gusano vive en el
hígado y "puede provocar trastornos parecidos a una cirrosis
hepática."Son problemas sanitarios, como tantos otros, endémicos de los
países en desarrollo.
"La mayor parte de estos parásitos se
eliminan al subir el nivel de vida de la población", asegura Osuna,
sobre todo porque con sistemas de saneamiento más avanzados "su ciclo de
vida se interrumpe."Por ejemplo, para que la tenia cierre su ciclo de
vida, el humano infectado debe liberar sus huevos defecando en el medio
ambiente, algo que ya no ocurre en un país desarrollado.
COMPLEJOS CICLOS VITALES
Algunos de estos ciclos vitales son verdaderamente complejos, como el del trematodo "Paragonimus".
Sus
huevos salen por las heces del ser humano, al llegar al agua se liberan
las larvas, que infectan a un caracol, posteriormente entran en un
cangrejo, y el ciclo se cierra cuando un humano come, crudo o poco
cocinado, al cangrejo infectado por la larva.Al comerlo, una vez en el
sistema digestivo, atraviesa la pared intestinal y se dirije al pulmón,
dónde puede acabar provocando esputo sanguinoliento, o cavidades
similares a las que produciría una tuberculosis.
"La del
'paragominus' es una adaptación de muchos millones de años. Los
parásitos son animales muy primitivos teóricamente, han ido
evolucionando a la vez que sus hospedadores", explica Osuna, que añade
que "curiosamente los más dañinos son los que peor adaptados al
hospedador".
ANISAKIS, UN CLÁSICO
Algo así
es lo que ocurre con el anisakis, que no son más que las lombrices del
hombre en versión marina, es decir, propias mamíferos marinos como
delfines o focas, pero que en el cuerpo humano provocan una reacción
alérgica muy fuerte.
Es uno de los casos de parasitismo que más
titulares de prensa y alarmas ha protagonizado últimamente, aunque su
solución, como la de la mayoría de enfermedades que provocan los gusanos
parásitos, es sencilla: unas básicas medidas sanitarias de prevención,
algo que, por desgracia, sigue sin estar al alcance de muchos millones
de personas en el mundo.EFE
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