La geografía volcánica
del oeste de Nicaragua mostró su fuerza el sábado. Una fuerte explosión
desperezó a los habitantes de las comunidades que rodean el volcán San
Cristóbal, uno de los cinco que dominan la región y el más alto del
país. La explosión se registró a las nueve menos veinte de la mañana
–hora local–, arrojando una columna de humo, gases y cenizas que alcanzó
los 5.000 metros de altura.
El Gobierno de Daniel Ortega
decretó alerta amarilla y ordenó la evacuación de 420 familias que
habitan las faldas del coloso, de 1,475 metros. “Es un indicador serio
de la posibilidad de una erupción volcánica”, advirtió la primera dama y
vocera del Gobierno, Rosario Murillo.
La explosión del San Cristóbal se registró tres días después de que un sismo de 7,6 grados se produjera en la zona norte de Costa Rica, cerca de la frontera con Nicaragua, lo que mantenía en alerta a las autoridades nacionales.
El Gobierno informó de que el volcán registró al menos tres
explosiones, y que la lluvia de ceniza arrojada afectó directamente a
cinco poblaciones asentadas en sus faldas. No se registraron daños
materiales ni pérdidas humanas. Álvaro Narváez, jefe del Departamento de
Bomberos de Chinandega, dijo que dos turistas extranjeros, que
intentaban escalar el volcán la mañana del sábado, fueron evacuados de
la zona.
Se indicó que de producirse una erupción, ésta podría afectar a unas
20.000 personas. Temen, además, que las intensas lluvias que han caído
en Nicaragua en las últimas horas afecten las labores de evacuación.
“Estamos aterrorizados. Mi casa se llenó de arena y cenizas. Estamos
buscando como irnos a donde unos familiares que viven un poco más
alejados del cerro”, narró a un medio oficial Faustina Margarita
Rosales, habitante de la comunidad de La Joya.
La columna de humo y cenizas causada por la explosión del volcán
paralizó durante varias horas el puesto fronterizo de El Guasaule,
entrada y salida al país desde Honduras. También afectó el tráfico en la
carretera Panamericana, que recorre Nicaragua de norte a sur.
Al caer la tarde del sábado, la expulsión de ceniza había cesado,
pero la alerta se mantenía por la actividad del volcán. Javier Mejía,
director del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter),
informó que un grupo de especialistas realizaba constantes mediciones
del azufre expulsado por el San Cristóbal, para determinar el tipo de
erupción que podría producir el volcán.
Históricamente, los volcanes del occidente del país han sido una
amenaza constante. En 1998, un deslave en el volcán Casita, de 1,405
metros, causó 3.000 muertos y arrasó a 10 comunidades que se levantaban
en las faldas del coloso. El deslizamiento de tierra fue causado por las
intensas precipitaciones generadas por el paso del huracán Mitch en
Nicaragua.
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