jueves, 20 de septiembre de 2012

Se derrite el corazón del planeta

No puedo imaginar cómo sería el ártico sin estas extensiones de hielo sobre las que osos, morsas y focas reposan al sol en los meses de luz
Tatiana Nuño 
Hace dos años y medio que yo tuve la oportunidad de embarcarme a bordo del Esperanza con el equipo de investigación que llevaba Greenpeace. Navegamos hasta el borde de los hielos permanentes del Ártico y recuerdo perfectamente la majestuosidad del mar helado que protege este ecosistema marino, donde habitan millones de especies como corales, esponjas, estrellas e infinidad de peces y moluscos que se encuentran amenazados por el calentamiento, la acidificación, la pesca y las extracciones petrolíferas.

No puedo imaginar cómo sería el ártico sin estas extensiones de hielo sobre las que osos, morsas y focas reposan al sol en los meses de luz, por eso consideramos que todos nuestros esfuerzos para proteger el ártico son necesarios y por eso llevamos unos meses cargados de acción en el polo norte con la esperanza de poder frenar los proyectos petrolíferos que las grandes compañías tienen en mente.

Pero el Ártico se está debilitando y la extensión de mar helado está desapareciendo. El pasado 26 de agosto el Centro de Datos Nacional de Nieve y Hielo de los Estados Unidos (NSIDC), anunciaba un mínimo histórico en el hielo ártico pero, como era de esperar, el ártico ha seguido derritiéndose hasta que el pasado 16 de septiembre se alcanzó un nuevo mínimo histórico desde que se registran datos por satélite (1979), según los datos que del NSIDC anunciaba ayer por la tarde.  Desde luego que este no es el tipo de récord que uno desea recordar y contarle a sus nietos. No, esto no es algo de lo que podemos estar orgullosos.

Un equipo de científicos que se encuentran en este momento a bordo del Arctic Sunrise colaborando en los trabajos de seguimiento del hielo Ártico han vivido desde allí este nuevo récord, el nivel de hielo marino ártico más bajo jamás registrado, por debajo incluso del mínimo que se tenía registrado en el año 2007. Esto significa que el Ártico, que no se ha quedado libre de hielo desde hace miles de años, podría estar libre de hielo marino en los veranos de la próxima década, algo que adelantaría las previsiones del IPCC (Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático) cuyos modelos estiman veranos libres de hielo a finales de siglo.

Si las selvas son los pulmones, sin duda el Ártico es el corazón de nuestro planeta, un órgano vital que mantiene la “temperatura de confort” del planeta al reflejar los rayos del sol al exterior del espacio, actuando como un regulador natural del clima. Los cambios en el Ártico provocados por el cambio climático repercuten en un mayor calentamiento global (debido al deshielo se reduce la superficie blanca que refleja la luz solar y se aumenta la superficie azul oscura del océano que los captura) y aumentan el riesgo de que se libere a la atmósfera el metano almacenado bajo miles de kilómetros cuadrados de permafrost (suelo helado), lo que supondría la emisión de ingentes cantidades de gases de efecto invernadero que agravarían de forma exponencial los efectos del cambio climático.

Y mientras el planeta se calienta y el Ártico se funde nos preguntamos qué están haciendo nuestros representantes para reducir las emisiones de CO2 derivadas, mayormente,  de la extracción y quema de combustibles fósiles y cumplir los límites recomendados por los científicos.

Por el momento, podemos estar muy contentos porque Shell ha suspendido el proyecto de perforación que tenía en el mar de Chukchi (Alaska). El pasado domingo, Shell se vio obligado a parar  las perforaciones exploratorias, que empezaron el día anterior, por razones de seguridad, pues una gran capa de hielo se movía hacia su barco. Ante este escenario, nos reafirmamos en nuestra postura y denunciamos las perforaciones en el Ártico por la inseguridad y el peligro que suponen para este ecosistema. ¡El Ártico no les quiere allí! Y debe servir como ejemplo a las demás compañías petroleras que buscan usurparlo.

Un nuevo movimiento global para salvar el ártico ha comenzado y tú puedes ser uno de los guerreros polares que necesitamos para declarar santuario mundial a la zona deshabitada alrededor del Polo Norte y  que así el corazón de nuestro planeta siga latiendo con fuerza.

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