Las mismas emisiones volcánicas de gases y metales que hace un año convirtieron en corrosivas las aguas del Mar de Las Calmas y borraron de ellas casi cualquier rastro de vida están acelerando ahora su recuperación, por la gran cantidad de nutrientes con las que han fertilizado la zona.
 La revista "Scientific reports",
 de la editorial Nature, publica hoy un estudio de investigadores de la 
Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran 
Canaria (ULPGC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) sobre cómo 
están reaccionando las aguas del sur de El Hierro tras la drástica 
transformación que sufrieron durante la erupción volcánica.
La revista "Scientific reports",
 de la editorial Nature, publica hoy un estudio de investigadores de la 
Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran 
Canaria (ULPGC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) sobre cómo 
están reaccionando las aguas del sur de El Hierro tras la drástica 
transformación que sufrieron durante la erupción volcánica.
Parte 
de los firmantes de ese artículo publicaron en julio otro en el que 
describía cómo, cumplidos tres meses de erupción, la temperatura del 
agua en la zona del volcán había subido 3 grados en un radio de 290 
metros alrededor del cráter (y casi 19 grados directamente encima), el 
pH había caído 2,8 unidades y la presencia de oxígeno en el agua había 
disminuido de forma radical, hasta ser prácticamente nula entre 75 y 125
 metros de profundidad.
Esas alteraciones hicieron que la Reserva 
Marina del Mar de Las Calmas, uno de los ecosistemas marinos más ricos 
de la región subtropical noroeste del Atlántico, quedara temporalmente 
reducida a un lugar donde toda la flora y fauna "fue aniquilada", en 
palabras de uno de los firmantes del trabajo, Eugenio Fraile, del IEO.
Responsable, el CO2
El principal responsable de la drástica acidificación que sufrieron esas aguas fueron las masivas emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero con ellas el volcán también vertió al mar ingentes cantidades de nutrientes, de azufre y de hierro, según ha explicado hoy a Efe la primera firmante del nuevo estudio, Magdalena Santana, del grupo de Química Marina de la ULPGC.
El principal responsable de la drástica acidificación que sufrieron esas aguas fueron las masivas emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero con ellas el volcán también vertió al mar ingentes cantidades de nutrientes, de azufre y de hierro, según ha explicado hoy a Efe la primera firmante del nuevo estudio, Magdalena Santana, del grupo de Química Marina de la ULPGC.
"En un
 primer momento se produjo una acidificación oceánica extrema, una 
variación drástica del pH que tuvo consecuencias en toda la biología del
 sistema. Sin embargo, el volcán emitió una serie de compuestos como 
hierro y nutrientes que han enriquecido las aguas de la zona", ha 
añadido.
Santana ha recordado que, en general, las aguas del 
archipiélago canario se caracterizan por ser pobres en nutrientes, 
mientras que las del sur de El Hierro presentan ahora mayores 
concentraciones de nitratos, silicatos y compuestos claves para los 
organismos situados en la base de la cadena alimenticia. Y ello, gracias
 al volcán.
Además, parte del hierro vertido al mar por el volcán 
se ha asociado a compuestos de azufre, lo que le permite permanecer 
mucho más tiempo en el ecosistema. "Para los organismos es importante 
que en el medio exista hierro, que existan nutrientes que permitan el 
desarrollo del fitoplancton y las algas", ha remarcado Santana.
Vuelta a la normalidad, salvo encima del cráter
Esta
 investigadora subraya que las condiciones físicoquímicas de las aguas 
del Mar de Las Calmas se han restablecido, con la excepción del área 
situada "justo encima del cráter", que periódicamente sigue sufriendo 
emisiones de gases, aunque la erupción ya hace meses que se ha dado por 
terminada.
La última de esas emisiones ocurrió, de hecho, el 
pasado fin de semana y volvió a generar en el agua una mancha de color 
turquesa al sur de La Restinga. EFEverde
 

 
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