Unas 2.500
personas han formado hoy una cadena humana de casi 3 kilómetros en la
fachada marítima de Palma para protestar contra la incineración de
basuras importadas en la planta de tratamiento de residuos de Mallorca.
Convocados por la organización ecologista Gob bajo el lema "No
somos el basurero de Europa", los manifestantes han soportado a ratos la
lluvia para expresar su rechazo a la decisión del Consell de Mallorca
de autorizar a la empresa concesionaria de la gestión de los residuos en
la isla, Tirme, a traer desechos desde la península y desde el
extranjero para quemarlos en la incineradora de Son Reus.
La
presidenta del Gob, Margalida Ramis, ha asegurado que la participación
masiva en la protesta pese al mal tiempo demuestra que "la indignación
es grande y Mallorca se mueve".
"La única expresión que nos han
dejado es la participación ciudadana y la utilizamos. La oposición
social es generalizada", ha dicho la portavoz del Grupo Balear de
Ornitología y Defensa de la Naturaleza (Gob).
Manifiesto
El
acto, que ha comenzado en el Parc de la Mar con la lectura de un
manifiesto contra la importación de residuos y contra la incineración en
general, ha concluido con una gran cadena humana que se extendía a lo
largo de casi 3 kilómetros, del principio del muelle comercial a Can
Pere Antoni.
Con esta acción, los ecologistas ha querido simular
un cordón sanitario para proteger la isla de los residuos importados en
beneficio de los "intereses oscuros que mueven esta iniciativa", en
referencia a las empresas copropietarias de Tirme: FCC, Iberdrola, ENEL y
Urbaser.
A juicio de los convocantes de la protesta, hay informes
científicos que demuestran que la quema de residuos genera una
acumulación de dioxinas cancerígenas en el entorno de las plantas de
incineración, por lo que incrementar la actividad de Son Reus con
desechos importados compromete la salud de los mallorquines.
"Saldremos
a la calle las veces que haga falta", ha insistido Ramis, para quien la
movilización social debe hacer "reconsiderar esta barbaridad al Consell
de Mallorca y a Tirme".
El Gob, que ya se opuso a la ampliación
de la incineradora de Mallorca, aprobada en 2007 en previsión de un
incremento de residuos que no se ha producido, considera que las
instituciones deben fomentar la reducción de la producción de desechos y
el reciclaje con el objetivo final de eliminar la incineración.
El Gobierno niega la toxicidad
El
Consell de Mallorca, gobernado por el PP, ha negado tajantemente la
toxicidad de los residuos que se están importando, que define como
"combustible sólido recuperado", y sostiene que el aprovechamiento de la
capacidad de incineración de Son Reus permitirá mantener la tasa por
tratamiento de desechos que pagan los mallorquines.
Los partidos
de izquierdas, algunos de cuyos dirigentes han participado hoy en la
cadena humana, también se han opuesto a la importación de residuos, que
consideran negativa para la imagen turística de Mallorca.EFE
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