 Los trabajadores de Lipasam,
 la empresa de recogida de basura y limpieza viaria de Sevilla, 
cumplieron este martes su segunda jornada de huelga. El paro volvió a 
ser secundado por el 100% de la plantilla no adscrita a los servicios 
mínimos, lo que dejó sin recoger más de dos tercios de las alrededor de 
800 toneladas de residuos que se recogen en la capital un día laborable.
 El alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP),
 pidió “sensatez y cordura” y aseguró estar abierto al diálogo, pero 
simultáneamente lanzó sobre los trabajadores unas acusaciones de 
“sabotaje” que han encendido los ánimos de la plantilla.
Los trabajadores de Lipasam,
 la empresa de recogida de basura y limpieza viaria de Sevilla, 
cumplieron este martes su segunda jornada de huelga. El paro volvió a 
ser secundado por el 100% de la plantilla no adscrita a los servicios 
mínimos, lo que dejó sin recoger más de dos tercios de las alrededor de 
800 toneladas de residuos que se recogen en la capital un día laborable.
 El alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP),
 pidió “sensatez y cordura” y aseguró estar abierto al diálogo, pero 
simultáneamente lanzó sobre los trabajadores unas acusaciones de 
“sabotaje” que han encendido los ánimos de la plantilla.
 “Quiero rechazar algunos actos vandálicos que se han venido 
produciendo. Sabotaje en algunos camiones, así como vuelcos en los 
contenedores e incendios en algunos de ellos”, señaló Zoido desde 
Madrid. Sus declaraciones se unieron al acta difundida por el gobierno 
municipal sobre las incidencias de la huelga en la madrugada del martes.
 El listado recoge contenedores volcados o incendiados, papeleras 
tiradas en la vía pública y “numerosas” averías de camiones de Lipasam. 
Los vehículos que circularon de madrugada para cubrir los servicios 
mínimos (del 30%) tuvieron que ir escoltados por la Policía Local, 
aseguró el gobierno municipal.
Los representantes de los trabajadores negaron cualquier vinculación 
con estos actos vandálicos y denunciaron una “guerra de desprestigio” 
por parte del Ayuntamiento. Centenares de empleados se concentraron al 
mediodía a las puertas del Ayuntamiento, ante cuya fachada se acumulaban
 restos de papeles y cartones que llevados de contenedores próximos para
 la protesta.
El Ayuntamiento y los trabajadores solo coinciden en un dato: los 
servicios mínimos se están cumpliendo. Con todo, Lipasam solicitó ayer a
 la Junta de Andalucía un aumento de estos servicios en los talleres, 
donde los dos empleados que trabajan en la huelga no dan abasto para 
solucionar las averías que están sufriendo los vehículos lo que, según 
la empresa, disminuye la eficacia de los servicios mínimos.
 

 
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