miércoles, 27 de noviembre de 2013

En Filipinas preocupan las enfermedades relacionadas con la contaminación del agua

La ONU alerta que 7,8 millones de mujeres y niños filipinos necesitan ayudaLos habitantes de las paradisíacas islas Filipinas jamás olvidarán el azote del devastador tifón Yolanda. Con una fuerza tres veces y media mayor que el Katrina arrasó con todo lo que se encontró a su paso. Un total de 5,5 millones de personas perdieron su vida y 9,9 millones de almas sufrieron sus efectos.
"En un principio, las víctimas eran mayoritariamente causadas directamente por la devastación del tifón y se debía a heridas por traumatismos causados por impactos o cortes de objetos, árboles, tejados o cualquier otra cosa que los fuertes vientos desplazaron con violencia de un lado a otro barriéndolo todo. Muchos otros heridos se han producido posteriormente; al trabajar o simplemente andar sobre los escombros ocasionados por el desastre”, explica Héctor Caballero, trabajador de Médicos Sin Frontera en Filipinas.
Filipinas es un país que está acostumbrado a los tifones. Alrededor de 20 fenómenos golpean al país anualmente. Sin embargo éste será recordado por sus proporciones gigantescas y su efecto devastador.
Preocupan los brotes epidémicos
Pasadas dos semanas, casi la mitad de los hospitales están fuera de funcionamiento y la red de agua y saneamiento ha quedado gravemente dañada. "Nos preocupan las enfermedades relacionadas con la contaminación del agua", destaca Héctor que no puede ocultar su preocupación ante la posibilidad de "brotes de enfermedades peligrosas que son endémicas en esta región como las fiebres tifoideas, la esquistosomiasis, el cólera y la leptospirosis".
Los puertos y aeropuertos siguen saturados
A punto de cumplirse los 20 días del desastre, el país sigue inmerso en el caos que supone carecer de combustible y vehículos. "Las conexiones de transporte a muchas zonas están todavía gravemente afectadas y los aeropuertos y puertos que funcionan están muy congestionados. Muchas carreteras siguen bloqueadas y dañadas, y el combustible y los vehículos son escasos, todo lo cual ralentiza los esfuerzos para entregar la ayuda", denuncia Héctor.
No hay medicinas para los enfermos crónicos
A las dificultades relacionadas con la logística, el acceso y la movilidad, hay otro asunto que preocupa mucho a los equipos de MSF, trasladados hasta la región, la salud mental de los afectados. "Un tema que a lo largo de las semanas irá cobrando cada vez una mayor importancia es la asistencia de nuestros expertos en salud mental". A ello, hay que añadir que la situación en la que se encuentran los pacientes crónicos que no tienen acceso a los medicamentos o los han perdido junto junto con el resto de sus cosas.
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