“Gracias al trabajo del doctor Mario Molina el mundo decidió unirse y
trabajar de manera conjunta para enfrentar una amenaza global y hoy,
gracias a su ejemplo, estamos trabajando para dejar un planea más seguro
y más limpio a las futuras generaciones”. Con estas palabras elogió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la trayectoria profesional y la labor de concienciación del premio Nobel de Química mexicano, Mario Molina, en el acto de entrega de la medalla de la Libertad, el mayor galardón civil de este país, que tuvo lugar en la Casa Blanca el pasado miércoles.
El doctor Molina, junto con su colega F. Sherwood Rowland, fue el
primero en alertar de que la acción del hombre era capaz de provocar
alteraciones en el medio ambiento. Sus investigaciones sobre la amenaza
de los gases clorofluorocarbonos, CFC, para la capa de ozono fueron
reconocidas con el Nobel en 1995. El trabajo de Molina no se ciñó a las
paredes de un laboratorio, convencido de las consecuencias catastróficas
que podían derivarse para el planeta si se seguían utilizando esos
compuestos industriales. Molina logró vencer las susceptibilidades y el
escepticismo de los Gobiernos y la sociedad y en 1987 las Naciones
Unidas aprobaron el Protocolo de Montreal,
el primer tratado internacional que ha enfrentado con éxito un problema
medioambiental de dimensiones globales. Molina trabaja ahora por
inocular esa revolución ecológica a la lucha contra el cambio climático
en Estados Unidos, como parte del Consejo de Asesores de Ciencia y
Tecnología de Obama, y en México, a través de su Centro Mario Molina.
El Partido Republicano, el Tea Party, ha tomado desde la Administración anterior una posición, para mí absurda, de negar la ciencia del cambio climático y considerarla como una imposición del Gobierno"
El investigador pero, ante todo, político de la ciencia, conversa con
EL PAÍS en Washington sobre los desafíos de su cruzada para mitigar los
efectos del calentamiento global horas antes de tomar un avión para
México. Sus palabras son claras y sencillas, una muestra de la capacidad
de convicción que alabó Obama.
Pregunta. ¿Qué significa para usted, que ha recibido
los mayores galardones y reconocimientos científicos, haber sido
condecorado con la medalla de la Libertad?
Respuesta. Es algo muy emotivo. Lo considero un
honor muy grande en buena parte porque no es solo por mi trabajo
científico, por el que ya me han dado otros honores, sino por el impacto
de mi trabajo por ayudar a la sociedad a resolver los problemas del
medio ambiente, algo que va más allá de la ciencia.
P. Desde su puesto como asesor del presidente de EE UU, ¿son las medidas adoptadas por la Administración Obama en medio ambiente suficientes para luchar contra el cambio climático?
R. Obama está haciendo todo lo que está en su mano
para afrontar este problema y eso se ciñe a todo lo que no requiera la
participación del Congreso porque, como ya sabemos, el Partido
Republicano está en contra. A pesar de eso, el Gobierno de EE UU puede
empezar a hacer cosas y California ya ha comenzado a actuar muy
activamente y otros Estados están siguiendo su ejemplo. Además, tenemos
la expectativa de que los republicanos vayan a tener que suavizar esa
postura dura y ya lo estamos empezando a vislumbrar en la actitud de sus
posibles candidatos a la próxima presidencia, mucho menos
ultraconservadora.
La polémica del 'fracking'
"Cada vez hay más coincidencias entre los expertos en que en las zonas de EE UU poco pobladas, si se toman las medidas necesarias, el impacto ambiental puede ser mínimo, pero hay que hacerlo con extrema precaución."Hay que tomar con cuidado las ideas de algunas organizaciones ambientalistas que se oponen de principio a esto. Pero hay que verlo con detalle y comprobar que la extracción se hace correctamente. Pero lo que hay que tener en cuenta es que este gas debe considerarse como un combustible de transición y eventualmente habrá que parar su producción, así que no es buena idea invertir muchísimo dinero en esta técnica, debe ser algo temporal".
P. ¿Qué diferencias encuentra a la hora de asesorar
sobre cambio climático a la Casa Blanca y hacerlo al Gobierno mexicano
de Enrique Peña Nieto?
R. En México, por suerte, pudimos evitar que este
problema se politizara y estamos trabajando muy de cerca con el Gobierno
federal y con el presidente Peña Nieto, pero también con el Congreso,
hasta el punto de que México ya ha aprobado una ley de cambio climático y
tenemos un impuesto para las emisiones de carbón que, aunque está muy
limitado y es un poco nominal, demuestra que México ya ha empezando a
comprometerse.
P. ¿Hasta qué punto la politización del cambio
climático ha impedido que no se pueda adoptar una resolución sobre este
problema equiparable a la del Tratado de Montreal?
R. El Partido Republicano, el Tea Party, ha tomado
desde la Administración anterior una posición, para mí absurda, de negar
la ciencia del cambio climático y considerarla como una imposición del
Gobierno, algo absurdo que los coloca, desde el punto de vista de la
ciencia, en la era de la astrología. Aprovechando los problemas de la
economía mundial, las fuerzas muy conservadoras, con mucha efectividad,
influyeron a los medios, sobre todo en EE UU, para poner todo esto en
duda. Fue una campaña de relaciones públicas muy bien planeada por los
conservadores que la comunidad científica no tuvo la habilidad de
contrarrestar. Es ahora cuando nos estamos poniendo de acuerdo y
trabajando con expertos en comunicación para que en EE UU la sociedad
empiece a tomar conciencia de lo que dice la comunidad científica.
P. ¿Es usted optimista?
México ya ha aprobado una ley de cambio climático y tenemos un impuesto para las emisiones de carbón que, aunque está muy limitado y es un poco nominal, demuestra que México ya ha empezando a comprometerse"
R. Sí, soy optimista pero reconociendo que no es
fácil y que tenemos que trabajar. No basta con que los países de manera
individual adopten medidas, es necesario que las grandes economías
colaboren. Todos los países, excepto los republicanos en EE UU, están de
acuerdo en que si todos al mismo tiempo nos ponemos un precio a las
emisiones, si todos al mismo tiempo nos comprometemos a reducir las
emisiones, el sacrificio es mínimo y la economía está en disposición de
absorberlo muy bien. De esto están convencidos los expertos, los
economistas que saben de esto y el 97% de los científicos. Esto es lo
que estamos tratando de comunicarle con más claridad a la sociedad de EE
UU y estamos trabajando con el Congreso en la medida de lo posible para
romper este cuello de botella que impide a EE UU ratificar un tratado
internacional y poder lograr un acuerdo similar al de Montreal.
P. ¿Están las energías renovables preparadas para
sustituir a las tradicionales, no siguen siendo demasiado caras como
apuntan las grandes petroleras y muchos escépticos sobre el
calentamiento global?
R. La realidad es que ya se pueden sustituir y ha
habido avances tecnológicos muy importantes para hacerlo de manera
eficaz. La conclusión es sencilla, los estudios de los economistas que
han analizado el problema concluyen que con las tecnologías actuales el
costo ya es muy moderado, estamos hablando del 1 o el 2% del PIB de todo
el planeta, así que esa idea de que sale muy caro es falsa. Al revés,
si no empezamos ya con el cambio nos va a salir claramente más costoso,
además del sufrimiento derivado de las catástrofes climáticas, que es
muy difícil de calcular económicamente. Está muy claro que existe un
riesgo inaceptable de daños para la sociedad que podemos evitar.
P. América Latina está experimentando un crecimiento
económico importante. ¿Qué deberían hacer sus países para que ese
desarrollo se refleje en el ámbito científico?
R. Lo que está muy claro es que los países que han
invertido suficiente en ciencia y tecnología son los que han tenido un
desarrollo económico vigoroso y ese es uno de los problemas que hemos
tenido en México donde solo se le ha estado destinando el 0.5% del PIB a
la ciencia y la investigación científica. Por fortuna, el presidente
Peña Nieto ha reconocido esta situación y ha tomado la postura de tratar
de duplicar ese porcentaje. Pero no basta con poner más recursos, es
necesario hacerlo bien y en los países de América Latina ha sido típico
hasta ahora no darle importancia al desarrollo de la ciencia ni siquiera
como parte de la cultura. Pero se trata de algo vital para el progreso
económico y la adaptación a la globalización y la competitividad.
La realidad es que ya se pueden sustituir las energías renovables por las tradicionales y ha habido avances tecnológicos muy importantes para hacerlo de manera eficaz"
P. Usted también ha desarrollado estudios sobre la
calidad del aire en las grandes ciudades y, en este sentido, ha
colaborado con la ciudad de México para tratar de contener sus niveles
de contaminación. ¿Cómo está la situación?
R. México era una de las ciudades más contaminadas
del mundo, pero hace unos 10 o 15 años, cuando empecé a colaborar con el
DF, se empezaron a tomar medidas y ha dejado de ocupar ese lugar, pese a
la enorme desventaja de tener 20 millones de habitantes en un valle
donde se acumulan las emisiones. Pero poniendo restricciones sobre todo
al sector transporte se logró reducir enormemente la contaminación. Pero
hay que hacer más esfuerzos para asegurar que no vaya a empeorar la
calidad del aire y hacer inclusive que se mejore.
P. Usted se define un político de la ciencia
¿Debería haber más gente como usted para lograr resultados visibles en
la conservación del Medio Ambiente?
R. Ésa es una de las fallas que tenemos en el mundo
científico. Normalmente, muchos nos queremos concentrar en nuestras
investigaciones pero es importante que algunos de nosotros usemos los
conocimientos científicos y los acoplemos a otros ámbitos, como la
economía o la política, y que nos podamos comunicar con los tomadores de
decisiones para que los cambios se implementen.
P. ¿Está usted satisfecho con todo lo que ha
logrado, controlar la degradación de la capa de ozono, o aún aspira a
poder revertir el problema del calentamiento global?
R. Estoy muy satisfecho por lo que he podido ayudar a
conseguir respecto del agujero de la capa de ozono, que ya está
prácticamente resuelto. Es un problema global y es importante tener el
precedente de que le planeta sí lo puede resolver. Pero por otro lado no
estoy satisfecho con el problema del cambio climático aunque soy
optimista porque estoy viendo que estamos progresando claramente en la
parte política y en la científica. Los conocimientos científicos ya nos
proporcionan suficiente información para actuar y es la parte política
en la que hay que seguir trabajando y en eso es a lo que voy a dedicar
mis esfuerzos, para ver si puedo contribuir en la solución del problema
más serio que tiene la humanidad.
"El oleoducto Keystone XL es un problema temporal"
Los ecologistas y las empresas petroleras de
EE UU está pendientes de la resolución de la Administración Obama sobre
la aprobación o no del oleoducto Keyston XL, una megaconstrucción que
pretende conectar las explotaciones de arena bituminosa de Alberta,
Canadá, con las refinerías del golfo de México, un proyecto que las
asociaciones de medioambiente consideran que tendrá efectos devastadores
para el medio ambiente pero que las compañías defienden por los puestos
de trabajo que creará.
El doctor Mario Molina adopta una posición distante sobre la
polémica. “Se trata más de una cuestión política y económica y esperamos
que a la larga no tenga mayor importancia. El Keystone es, al final, un
asunto relativamente menor porque el combustible derivado de la arena
bituminosa es mucho costoso de explotar que la técnica del fracking que es la que se está desarrollando, y acabará abandonándose. Así que se trata de un problema temporal”
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