La educación, la cultura y la acción son los tres ejes
sobre los que se articula un desarrollo sostenible o, al menos, eso se
desprende de lo que hoy pudieron aprender los expedicionarios de la Ruta
Quetzal BBVA en las aulas de la Ciudad del Saber, de Panamá.
Tras conocer en días pasados uno de los entornos más biodiversos de
la tierra -el Parque Nacional del Darién es Patrimonio de la Humanidad
de la Unesco desde 1981 y Reserva de la Biosfera desde 1983-, varios
expertos ampliaron hoy la experiencia de los "ruteros" con la
realización de varios talleres.
"No podemos seguir haciendo lo mismo como hemos aprendido a hacerlo
de nuestros ancestros, de nuestros abuelos. Estamos en una crisis global
y lo que está en peligro es la propia supervivencia del ser humano como
especie. Tenemos que desaprender a hacer muchas cosas y aprender a
hacerlas de otro modo", declaró a Efe Lourdes Lozano, socióloga y
consultora ambiental.
Lozano impartió un taller sobre el desarrollo sostenible, en el que
desglosó su amplio bagaje en el estudio de manglares, "el ecosistema más
rico del planeta tierra", como así lo definió, y describió el ejemplo
de Chame (en la provincia de Panamá), región donde los resultados de las
investigaciones se pusieron al servicio de la población.
"La educación debe ser útil para transformar la realidad de la gente,
para que la gente aprenda a vivir mejor", insistió a Efe
posteriormente.
Lozano concedió una gran importancia a dar "soluciones locales a
problemas globales" y apuntó que "hay que actuar con conciencia, con
responsabilidad, con compromiso, con organización" para lograr mejorar
el medioambiente.
La misma línea de acción reclamó en su aula Jorge Luis Ventocilla,
biólogo especializado en el manejo de vida silvestre, quien trabajó
durante 25 años para el centro de Biología Tropical que el Instituto
Smithsonian estadounidense tiene en Panamá.
"Si se pudo negociar de tú a tú en términos justos, o bastante
justos, con el 'león', ¿cómo no se va a arreglar un problema de
enfermedades por el agua en Darién?", reflexionó ante Efe Ventocilla, en
alusión a los tratados Torrijos-Carter de 1977, que derivaron en la
entrega de la administración del Canal de Panamá al país
centroamericano.
Ventocilla, que impartió un taller sobre el uso económico de la
biodiversidad ambiental, en el que explicó que esta "tiene un papel
cotidiano" en nuestras vidas, se quejó de la "falta de ganas" de llevar
proyectos adelante.
Este biólogo insistió a sus alumnos en que hay que "conocer, querer y
proteger la biodiversidad en la región" antes de "dejar que se exploten
los recursos".
Además de estos dos talleres, hubo cuatro más: ecosistemas del bosque
tropical panameño: Parque Nacional del Darién; políticas de
conservación y gestión de un patrimonio diverso; redes de emergencia y
asistencia sanitaria ante catástrofes; y el agua como recurso escaso y
de vertebración social.
La Ciudad del Saber es un centro internacional de servicios dedicados
al desarrollo de formación de recursos humanos y a la investigación, la
producción de tecnología innovadora y el intercambio cultural.
Este centro, gestionado por una fundación privada sin fines de lucro,
está situado entre el emblemático Canal de Panamá y el Parque Natural
Camino de Cruces, e integra 35 organismos y ONG internacionales, 28
programas académicos y 71 de investigación.
En su vigésima octava edición, que tiene por lema "De la selva del
Darién a la Europa de Carlos V", la Ruta Quetzal BBVA visita Panamá y la
Unión Europea (Bélgica, España y un fugaz paso por París) hasta el 23
de julio, fecha en que los cerca de 250 expedicionarios dirán adiós a
más de un mes de convivencia.
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