La pujanza del
negocio no nos preocuparía tanto si no se fumigaran con esta enorme
cantidad de veneno áreas de monocultivos intensivos donde viven más de
12 millones de personas.
ECOticias.
Recientemente CASAFE (cámara de agrotóxicos argentina)
informó la evolución de su mercado: el consumo de pesticidas aumentó
858% en los últimos 22 años, la superficie cultivada lo hizo en un 50% y
el rendimiento de los cultivos solo aumentó un 30%. En Argentina hay
gran negocio para la industria mundial de venenos (encabezadas por
Monsanto y Bayer) y se genera un gran problema para la salud colectiva.
Durante la última campaña (2012-2013) las ventas de agrotóxicos
aumentaron un 16% en dólares. Como todos los años Argentina incrementó
sus gastos en este rubro y alcanzó una facturación de 2.381 millones de
u$s en el último período. 317 millones de kg/litros de pesticidas fue
la cantidad aplicada a los campos del país.
La pujanza del negocio no nos preocuparía tanto
si no se fumigaran con esta enorme cantidad de veneno áreas de
monocultivos intensivos donde viven más de 12 millones de personas.
Estos mismos ciudadanos son expuestos todos los años, durante los
mismos meses, a los mismos venenos, pero todos los años se aumenta la
dosis de los mismos y paulatinamente se los mezcla con otros tóxicos
más peligrosos aun.
La evolución del consumo de agrotóxicos
El año pasado, en que volvió a aumentar el gasto en dólares
correspondiente a agrotóxicos, las Cámaras del sector afirmaron que
disminuyó levemente el volumen utilizado (un 5%), porque se vendieron
preparados con mayor concentración de los principios activos, sobre
todo para reemplazar a la dilución habitual de glifosato, ya que al no
ser efectiva la concentración habitual, se requieren dosis más altas
(concentración al 66 y 74%).
El glifosato es el agrotóxico más utilizado en Argentina, concentra
el 64% del total de las ventas y se aplicaron 200 millones de kg/l de
glifosato en la última campaña agraria.
En 2012 el volumen total de todos los plaguicidas había llegado a
335 millones de Kg/l y venía aumentando continuamente, como se puede
apreciar en el grafico nº1 en base a datos de CASAFE, elaborado por
REDUAS. En algunos años, por cuestiones más que nada climáticas,
disminuyeron levemente los volúmenes fumigados, pero la serie extendida
demuestra una consistente curva ascendente en el consumo de
agrotóxicos.
El carácter progresivo de estas series de datos con aumento de la
utilización de agrotóxicos, no coincide con aumentos proporcionales de
las superficies cultivadas. En 20 años, de 1991 a 2012, la superficie
cultivada de cereales y oleaginosas aumentó un 50%, de 20 millones a 30
millones de has(3,4) y el consumo de agrotóxicos pasó de 39 millones a
335 millones de kg/l/ año(1), un 858% más de volumen utilizado.
Superficie cultivada y rendimientos de los principales cultivos
La premisa de que las semillas transgénicas utilizan menos agrotóxicos no se puede verificar en la realidad Argentina.
Incluso cuando analizamos que en 1996/7, momento en que comienza a
sembrase soja transgénica, se recomendaba hasta 3 litros de glifosato
por ha por año, actualmente se aplican 12 litros de glifosato en la
misma ha y por año; lo que demuestra la incapacidad del modelo de
agricultura tóxica para enfrentar las respuestas adaptativas de la
naturaleza, como el surgimiento de resistencia en las plantas. La única
respuesta refleja es aumentar la dosis de venenos por ha (vender más
pesticidas a los productores), tanto herbicidas como insecticidas, y
agregar agrotóxicos más peligrosos a las mezclas para fumigar.
En Brasil también se verifica el mismo fenómeno. En ese país se
calcula que más de 3.000 ingenieros agrónomos son
empleados/representantes de la industria de agrotóxicos, y sostienen la
prosperidad del negocio químico rural. En nuestro país es probable que
esa cantidad de agrónomos sea mayor aun.
Otro mito de la industria de biotecnología, es que aumenta el rendimiento del cultivo.
Sin embargo cada vez son más numerosos los estudios científicos
independientes que demuestran que esto es una falacia. Se reconoce un
aumento en la producción de granos, pero estas investigaciones
demuestran que el incremento de rendimiento por hectárea (ha) se vincula
a técnicas de agricultura tradicional que se fueron incorporaron en
los últimos 20 años; como el aumento de densidad de plantas por unidad
de superficie (menos separación entre plantas en el surco y entre surco
y surco, etc.).
En Argentina el rendimiento promedio en 1994 fue de 2,2 tn por ha y
en 2010 fue de 3 tn; aumentó un 30% el rendimiento promedio de los
cultivos…pero en ese periodo consumimos un 858% más de venenos agrarios,
algo no está bien.
Comparando consumo de agrotóxicos en millones de kg/l por año, con
aumento de la superficie sembrada en millones de has y aumento del
rendimiento en toneladas por ha, encontramos que los 858% de
crecimiento del mercado de agrotóxicos no se relaciona con un aumento
del 50% del área sembrada, ni con un 30% de mayor rendimiento de los
cultivos por hectárea.
Evolución de consumo de agrotóxicos en millones de kg/l; de
superficie cultivada en has y de rendimiento promedio nacional de los
cultivos en tn/ha.
En insecticidas la utilización de productos de reconocida toxicidad,
como clorpirifós (el más utilizado con 61 millones de u$s en 2012),
también acompaña este proceso de aumento progresivo y sistemático a lo
largo de los dos decenios.
La distribución de consumo por cultivos también muestra como los
transgénicos demandan la mayor cantidad de agrotóxicos. Maíz y soja
significaron 258 millones de kg/l de plaguicidas en el último año
(incluyendo sus barbechos químicos).
Es también cierto que el empleo de estos químicos fue extendido a
todas las prácticas productivas e incluso a la jardinería hogareña;
pero en el análisis de la distribución del consumo de agrotóxicos por
cultivos, las magnitudes son mínimos comparadas con las consumidas por
los laboreos transgénicos.
Distribución de uso de agrotóxicos por cultivos, 2013 (CASAFE)
La producción de hortalizas explica menos del 2% del consumo
nacional de agrotóxicos. Aunque es preocupante que este aumentando
desde el punto de vista de la salud colectiva, sigue siendo escaso este
volumen comparado con la cantidad que utilizan los transgénicos (40
millones de u$s gastados en pesticidas para hortalizas contra 1800
millones para soja y maíz transgénico).
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