La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980) que vindica el
legado del pionero naturalista y popular divulgador, desde TVE y sus
publicaciones, se ha sumado a la causa de la organización internacional
Oceana que pugna, ante el Gobierno balear y el central, por multiplicar
por diez el ámbito marino del parque nacional de Cabrera, al sur de la
isla de Mallorca. En 1972 Félix comenzó en solitario la batalla para
lograr la creación del parque. Hasta 1991 no se logró preservar la zona,
tras parar los bombardeos militares.
El parque de Cabrera se extiende ahora en 8.000 hectáreas. La
propuesta de Oceana supondría añadir otras 78.000 hectáreas de aguas y
fondos protegidos. El ‘nuevo’ parque de Cabrera sería el mayor del
Mediterráneo. El Estado destina cinco millones al año a Cabrera aunque
de ellos el Gobierno balear solo invierte uno en la gestión del parque,
según Oceana.
“Es un espacio natural protegido, emblemático, único en todo el
Mediterráneo, del que todos los sectores, incluso los que en principio
obstaculizaron su declaración, celebran su éxito como parque”, explicó
en Palma, Odile Rodríguez de la Fuente, hija del famoso comunicador de
los valores de la naturaleza y directora de la Fundación Félix.
Odile vindicó el nombre y la memoria, de su padre y explicitó el
porqué de su compromiso público y de su fundación para multiplicar el
parque. Escribió una carta y se reunió con el presidente de Baleares,
José Ramón Bauzá. También lo hizo, semanas atrás, Alexandra Cousteau,
nieta del oceanógrafo Jacques Cousteau, que se mojó –buceó- en Cabrera
para vincularse la promoción de los valores a preservar de este
excepcional biótopo.
El parque nacional marítimo terrestre nació en 1991 en las Cortes
tras la propuesta del Parlamento balear, al cabo de años de batallas de
la izquierda y los ecologistas. En 1972 Félix comenzó su pugna con
documentales y en 1977 presidió la primera comisión para la
conservación. Félix murió de accidente en Alaska sin ver Cabrera y sus
islas vecinas amparadas. “Hay que recuperar el tiempo periodo, si mi
padre estuviera vivo ya se habría ampliado el parque, es una necesidad
perentoria”, proclamó Odile Rodríguez de la Fuente."Tenía Cabrera muy
cerca de su corazón”.
Félix Rodríguez de la Fuente “fue el primero y más importante de los
defensores de la protección del subarchipiélago de las Baleares”, según
reseñó Xavier Pastor de Oceana. Legendarios entre los naturalistas son
sus documentales sobre las colonias de gaviotas, pardelas o halcones
marinos.
Los dirigentes de Oceana observan que con la ampliación no se
mermarían los derechos de los navegantes y, en especial, no quedaría
afectada la actividad de los pescadores artesanales, con medios de
captura sostenibles, de los puertos cercanos.
Ensanchar las fronteras del parque, dicen los preservacionistas,
frenaría la amenaza que para los biótopos de los fondos representan unos
pocos barcos arrastreros industriales, que llegan a multiplicar por
cuatro la potencia permitida de sus motores y capturan en los bordes del
actual perímetro del parque, fondos protegidos por normativas europeas.
“La ampliación no debe hacerse a espaldas de las personas, sino
determinando qué actividades son compatibles con la preservación de los
valores medioambientales”, apuntó la directora general de la fundación
Félix. Los mares son “la punta del iceberg que ha de ser la protección
de los océanos, la gran asignatura pendiente”.
La directora de la fundación Félix dijo que “hay que impulsar nuevas
actividades económicas en los municipios cercanos a los parques, a la
vez que se apoyan los usos tradicionales no destructivos, con algunas
actividades turísticas sin impacto ambiental”.
Cabrera quedó lejos del desarrollismo turístico "de rascacielos",
observó Odile Rodríguez de la Fuente. No hay construcciones,
paradójicamente, quedó salvo durante la dictadura de Franco, por ser de
interés era un campo de maniobras con fuego real del Ejército. En los 80
las acciones directas de los ecologistas de Greenpeace liderados
entonces por Xavier Pastor, hoy en Oceana paralizaron a los militares.
El nuevo plan ha sido respaldado por entidades medioambientales,
científicos de instancias de prestigio, dirigentes del sector turístico,
núcleos de pescadores artesanales, la mayoría de clubes de buceo de
Mallorca. “Solo falta la firma del Gobierno”, dijo Pastor. Los avances
con robots con cámaras han permitido documentar ámbitos de profundidad
desconocidas. “Por este motivo, no es coherente que la gestión de estas
aguas se mantenga anclada en el inmovilismo”, resalta Oceana. “No es un
capricho reclamar la ampliación de la protección porque también servirá
para incrementar las zonas de cría de las especies de interés para la
pesca que salen fueran y que son capturadas”.
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