“La verdad, no hay nada que celebrar”, contestaron más de uno y más
de dos de los representantes de colectivos a la pregunta de cómo
celebrarían el décimo aniversario del Prestige. El nombre del
barco que engloba todo: el naufragio, la marea negra, las reacciones
política y ciudadana, la lucha contra el chapapote, las consecuencias
ecológicas… La catástrofe del Prestige fue la más fotografiada,
videograbada y biografiada, pero ni siquiera la efeméride redonda —10
años— que sirve de detonador en los medios y en las sociedades actuales
ha funcionado en esta ocasión. Y provocó la mayor, más duradera y más
variada reacción ciudadana de la historia contemporánea de Galicia. Sin
embargo, solo el juicio, con una primera fase como toque de atención y
una segunda con el detalle de coincidir exactamente con la fecha del
inicio del problema, evitó que el aniversario pasase poco menos que
desapercibido.
Xosé Sánchez, portavoz de Nunca Máis, la plataforma que agrupó a 364
colectivos de todo tipo (de sindicatos a peñas de fútbol) no es
partidario de celebrar sino de recordar que hace 10 años “Galicia rompió
tópicos y demostró que no agachábamos la cabeza”. “Los tiempos no están
para movilizaciones masivas, pero sí para estar presentes mientras se
celebra el juicio y que no pase sin pena ni gloria”, asegura Sánchez,
presidente legal de la asociación, que convocó una concentración el día
en que empezó la vista oral. El pasado día 17 organizó un concierto en
Pontevedra y el 19 levantó en A Guarda, en homenaje a los voluntarios,
un monolito que un percebeiro y escultor, Xavi Garrido, realizó con uno
de aquellos troncos que estaban a la deriva los días en que naufragó el Prestige. Voluntarios de todo el mundo aportaron dos millares de piedras para la base.
Son las cofradías, con la ayuda de los Ayuntamientos, las que
realizarán actos de homenaje a los voluntarios. El pasado sábado, en
Muxía desafiaron el temporal para proyectar el documental Marea Blanca
de Isabel Coixet, mantener un debate y disfrutar de un festival
musical. En Lira, durante todo el puente de la Constitución,
reconstruirán la carpa que acogió a voluntarios y vecinos y el ambiente
de hace 10 años —excepto el chapapote— para ver documentales, mantener
debates con expertos varios, ver montajes teatrales o degustar
especialidades. “Es una fecha redonda para reflexionar si hay más
coordinación, si hay planes concretos para situaciones así, para
agradecer lo que hicieron los voluntarios. Aquí, la gente estuvo en la
mercante y ahorró para comprar un barquito y volver. Cuando vio el
chapapote, lloró porque pensó que nadie iba a arreglar eso y había que
coger otra vez la maleta. Los voluntarios no solo levantaron el fuel,
levantaron el ánimo”, dice Emilio Louro, el patrón mayor.
La reacción contra la marea negra fue también absolutamente creativa.
Y diez años después, los mayores fastos correrán a cargo de una Burla
Negra (la parte artística de Nunca Máis, para entendernos) rediviva por
una especie de vergüenza torera (con perdón). La que sufrió hace mes y
pico la cantante Uxía Senlle, portavoz en su día de Nunca Máis (“tengo
en mi currículum dos portadas de La Razón”). Vino a
entrevistarla un equipo de EuskalTelebista para preguntarle qué se iba a
organizar para el décimo aniversario, y le tuvo que responder que no
mucho. Se reunió con dos antiguos cómplices y a la vez dos de los
motores de propulsión más potentes de la cultura semisumergida de
Galicia, Xurxo Souto y Miguel de Lira, y con otro par de activistas.
“Decidimos rearmarnos y acometer varias actividades para recordar y para
agitar a través de la música, del teatro, del audiovisual. Con el mismo
espíritu, pero incorporando las carencias y reclamaciones adecuadas a
los tiempos que nos toca vivir. Diez anos después hay conquistas
democráticas que se desmoronan, hay otros muchos chapapotes”, dice vía email desde Brasil.
A Burla, como ahora se llama, comenzará la campaña de DésPrestige el
próximo día 30 en Laxe, en cuya Casa da Cultura se encerraron el 29 de
noviembre de 2002 medio centenar de actores y músicos, encabezados por
el elenco de la serie Mareas vivas, que entonces se rodaba
allí. El entonces furtivo Currás (Miguel de Lira) reflexiona: “Hay como
un mantra de apatía, como que ya pasó y no hay necesidad de recordar
nada, ni de agradecer nada a nadie. Hay como mala conciencia por parte
de todos”. En Laxe, con la colaboración de Area Negra, el colectivo de
enseñantes que logró rodear la costa con una cadena humana de 40.000
alumnos, se repetirá la famosa foto en la que los chavales formaban con
sus cuerpos en la playa de Soesto la palabra “vida”, que ahora será
“vidas” o “vidaX” (por X=diez).
Esta vez, los alumnos serán 200 de cuatro institutos de Boiro, Santa
Comba, Santiago y Laxe, y también participarán algunos de los que
entonces formaron alguna letra. “Se hará un documental de cómo fueron
las vidas de estos chavales desde entonces, y los de antes explicarán a
los de ahora como fue aquello”. En el acto también se hará entrega de
cuatro maletas, según Manuel Maseda, miembro de Area Negra. “En cada una
va material pedagógico sobre el Prestige. Un documental, un
libro, un videomatón con opiniones que se había hecho en la Escola de
Imaxe e Son, y en cada instituto tienen que engordarla con trabajos
propios durante un mes y pasarla a otro”, dice, y se adelanta a la
pregunta: “Es una actividad propuesta y aprobada por el consejo escolar,
y de carácter voluntario”. Bueno es saberlo, porque en Boiro, la performance
que harán los chavales del instituto en la Casa da Cultura había sido
incluida en las Noites Brancas que organizaban la Asociación Boirense de
Empresarios y el Concello. Hasta que solicitaron unos monos blancos.
“Nos dijeron que no era momento para este tipo de cosas” comenta la
profesora Ana Moreiras.
A Burla no sería A Burla sin el aspecto más lúdico. Igual que el
Concerto Expansivo que el 1 de febrero de 2003 logró celebrar 150
actuaciones simultáneas en toda Galicia y parte del extranjero, para
este 1 de diciembre está convocado un DésConcerto Expansivo. De momento
en su web están apuntados 48 grupos, músicos o actores, y 23 locales.
No está el horno para bollos
X. M. P.
Los políticos pueden alegar que estaban en plena campaña, aunque era
de prever que el PP no lo hubiese celebrado así tuviese la agenda de
medio año en blanco. Menos explicable es la inacción de los partidos
entonces y ahora en la oposición. Ya en aquel tiempo, el PSdeG fue el
único partido que no se había integrado en Nunca Máis (sí las
organizaciones locales de Fene, Mondariz, Ponteareas, Muxía, las
Xuventudes Socialistas y UGT). En su libro de memorias O futuro é posible
(Galaxia 2012), Touriño justifica su apoyo sin implicación, y reconoce
que no todo el mundo estaba de acuerdo (y no por las mismas razones que
Paco Vázquez): “Zapatero, gratamente impresionado por la magnitud del
movimiento Nunca Máis, al que veía con extraordinaria simpatía, no
compartía que el PSdeG no se involucrase mucho más directamente en su
organización y capitalización”. Un portavoz del PSdeG reconoce esa
política de estar en segunda fila y añade que “al coincidir el juicio,
es importante que los focos estén ahí, aunque los principales
responsables estén en Moncloa”.
En el campo nacionalista también se da la circunstancia de que los
sectores ahora emergentes no confiaron al principio en Nunca Máis. Los
ortodoxos porque era una mixtura demasiado heterodoxa y los beiristas
porque las relaciones del entonces portavoz del BNG con Fraga eran de
guante blanco. El sector impulsor, el quintanismo, está fuera de juego.
Pero también, según la secretaria de comunicación del Bloque, Carme
Adán, “más que época de celebrar es época de denunciar que en 10 años no
se haya hecho prácticamente nada para que no vuelva a ocurrir algo
semejante. Lo único que cambió es que aquel vicepresidente que dijo que
los hilillos eran de plastilina y no de chapapote es ahora presidente”.
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