
Pregunta. ¿Qué les hace falta? ¿Cuál es su prioridad?
Respuesta. En la campaña me comprometí a entregarme a
cinco prioridades: empleo, educación, medio ambiente, energía y Estado
de derecho. Hay muchos avances en la educación. Porque para mí la
reconstrucción de Haití comienza por la reconstrucción de los hombres y
mujeres haitianos, del alma haitiana, la dignidad haitiana. Pero los dos
últimos huracanes nos hicieron darnos cuenta de que era importante
también invertir en medio ambiente, para lo que no habíamos previsto un
presupuesto importante. Son las debilidades que estoy notando en un país
que ha sido dejado de lado los últimos 100 años. Nuestra cobertura
forestal está en menos de un 5%. Una simple lluvia, y las aguas inundan
los llanos, las ciudades y los cultivos. Se pierde ganado, se pierden
las cosechas y se inundan las ciudades. Las casas de los más vulnerables
se van. Necesitamos reforestar. Hay que trabajar sobre los barrancos.
Haití es un país montañoso y tenemos miles de barrancos. Por ejemplo,
alguno que tenía 20 metros de ancho, ahora mide más de 100 por falta de
mantenimiento. Volver a ponerlo a 10 metros de ancho, solo en un tramo
de seis kilómetros, para evitar inundaciones, cuesta 50 millones de
dólares. El barranco tiene en total más de 30 kilómetros de largo. Es
decir, en un solo barranco son cientos de millones de dólares, y estamos
hablando de miles de barrancos. Necesitamos un plan. Ya hablé con el
presidente del Banco Interamericano de Desarrollo
para que hagan una evaluación. Con el plan aprobado, la próxima misión
será hacer una gira mundial. Países que han hecho promesas a Haití
después del terremoto de 2010
y que no han cumplido, van a estar en la lista. Así que mi próxima
misión es dar la vuelta al mundo para encontrar fondos. Será una misión
muy difícil, porque necesitamos una cantidad sumamente grande.
P. Dentro del país, ¿tiene usted suficientes apoyos
para desarrollar su programa? Me refiero a las instituciones, los
jueces, la policía o los partidos.
R. Las fuerzas internas del país existen. Algunas
son débiles, otras todavía no se han implementado, pero tenemos la
ventaja de tener un presidente fuerte, popular, con un compromiso firme y
un coraje extraordinario. Es un presidente que siempre fue un ganador.
Fue artista y durante dos décadas número uno en su país. No es por
casualidad que se llega al número uno. Hace falta compromiso, disciplina
y savoir faire. Un presidente que nunca estuvo en un partido,
que se mete a la política y a la primera, gana. Tal vez no es el más
fuerte, puede no ser un experto en los ámbitos en los que quiere actuar.
Pero al menos está seleccionando buenos socios. Identifica a los
expertos y los contrata, eso le permite ganar.
P. ¿Utilizan su pasado como artista para dudar de su capacidad como presidente?
R. Ni siquiera les hace falta mi pasado de artista.
Para la oposición es natural. Pero para tener éxito hay que superar
estos obstáculos. Ya tengo costumbre. No me concentro en lo que hace o
dice la oposición. Si uno se fija en eso, pierde el foco. Yo tengo un
objetivo, quería llegar al poder porque tenía un sueño. Como artista, yo
habría contestado a los que me critican. Pero como presidente, para
evitar echar leña al fuego, ignoraré lo que dicen. Estoy aquí para
realizar este trabajo. He prometido a mi pueblo que voy a tener éxito.
Lo que se promete debe hacerse.
P. ¿Será suficiente un solo mandato?
R. En absoluto. Incluso dos mandatos no serían
suficientes cuando se ve la dimensión de nuestras debilidades. Hay que
pensar en un plazo de 25 o 30 años para poder gozar de los resultados de
lo que estamos haciendo. Mandar a más de un millón y medio de niños a
la escuela es una victoria para mí y para Haití. Pero Haití gozará de
ella dentro de 20 años, cuando estos niños terminen la universidad y
sean altos funcionarios que puedan trabajar y desarrollar nuestras
instituciones. Un simple mandato de cinco años es bueno para cambiar la
dirección de las cosas, para romper la tradición, lo que se hacía antes.
Hablamos de un país donde la tasa de desempleo es del 80% y el 85% de
las escuelas son privadas. Nuestro programa hace que tengamos de nuestra
parte a este 80% y los que no pueden ir a la escuela. Eso nos facilita
las cosas. Tenemos con nosotros una gran mayoría de la población que
entiende que hay que sufrir un poco para ir en la buena dirección.
P. Se ha referido a “lo que se hacía”, la “tradición” política de Haití. ¿Puede explicarlo?
R. Cuando dije lo que se hacía, hablaba de lo que no
se hacía. No han protegido nuestros bosques, no hemos impedido la
deforestación, impedir a nuestros campesinos que corten los árboles, no
hemos impedido la construcción anárquica o que los padres de familia no
enviaran a sus hijos a la escuela. No hemos pensado Haití. No hemos
pensado en los más vulnerables, en luchar contra la pobreza extrema, en
defender el Estado de derecho, no hemos fortalecido las instituciones.
El Estado demostró no ser responsable. Eso es lo que se hacía.
P. ¿Se puede esperar algún tipo de ajuste de cuentas con anteriores responsables en Haití?
R. A nosotros nos interesa el futuro. Podíamos pasar
nuestro pequeño mandato juzgando a la gente, pero creo que hay que
pasarlo en la reconciliación, cambiando nuestro comportamiento,
fortaleciendo el Estado de derecho de la justicia para que lo que se
hacía en el pasado no se repita. Habría que juzgar a todo el país. A los
responsables pasados y a los presentes.
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