Naciones Unidas pidió el viernes más urgencia para
frenar el cambio climático y señaló que incluso un éxito en las poco
ambiciosas conversaciones que están celebrando en Doha 200 naciones
posiblemente no agrade a nadie.
La desaceleración económica mundial ha captado la
atención en estas conversaciones y ninguna de las potencias que entre el
26 de noviembre y 7 de diciembre se reúnen en Qatar han anunciado
nuevas medidas para frenar un aumento de las temperaturas y ayudar a
evitar las previsiones de inundaciones, sequías, olas de calor y subidas
del nivel del mares.
"Mi petición aquí es que todos actuemos con
impaciencia", dijo en una rueda de prensa Christiana Figueres, jefa de
la secretaría de Cambio Climático de la ONU, cuando se le preguntó por
las bajas expectativas de Doha.
Figueres instó a los líderes empresariales a presionar a
los gobiernos. "No veo quizás tanto interés público, un apoyo de los
gobiernos para tomar decisiones más ambiciosas y más valientes",
sostuvo.
Doha está intentando acordar medidas que incluyan una
ampliación simbólica del actual Protocolo de Kioto de la ONU, que obliga
a los países ricos a reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero hasta finales de 2012.
"En última instancia (los gobiernos) tienen que llegar a
un paquete políticamente equilibrado (en Doha), con el que nadie estará
encantado (...) reconociendo plenamente que lo que salga de Doha no
está en el nivel de ambición que necesitamos", dijo.
KIOTO
Mantener vivo el Protocolo de Kioto sería un paso hacia
un pacto global que debería acordarse en 2015 para su puesta en marcha
en 2020. Este acuerdo obliga a todas las naciones a reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente por la quema de
combustibles fósiles en centrales eléctricas, fábricas y automóviles.
Figueres dijo que los gobiernos son conscientes de la
necesidad de tomar medidas urgentes, pero que también tienen que
conciliar sus propios intereses.
"Ahí es donde tenemos una brecha", dijo refiriéndose a
miles de delegados reunidos en un centro de conferencias en Qatar.
Artur Runge-Metzger, jefe de la delegación de la
Comisión Europea, dijo que lograr un acuerdo sobre el cambio climático
es duro, ya que "afecta a todos los sectores de la economía (...) a
todos los sectores de la sociedad".
Sin embargo, agregó que se han logrado avances en la
última década y muchos países han establecido metas de reducción de las
emisiones para 2020.
El problema de Kioto es que Rusia, Japón y Canadá se
han retirado, por lo que los partidarios del protocolo se ha reducido a
un núcleo liderado por la Unión Europea y Australia, que suponen menos
del 15 por ciento de las emisiones mundiales.
Ellos, y las naciones en desarrollo encabezadas por
China e India, ven a Kyoto como un modelo valioso y una señal de que los
países ricos que han emitido más gases de efecto invernadero desde la
Revolución Industrial están dispuestos a avanzar hacia un nuevo pacto
global.
Los países que han abandonado Kioto dicen que no tiene
sentido extender el acuerdo cuando los grandes países emergentes no
tienen límites a sus crecientes emisiones. Estados Unidos nunca ratificó
este protocolo por razones similares.
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