Hasta hace unos años la población de águila imperial en España
descendía sin freno. Cada muerte de un ejemplar adulto era una nueva
puntilla sobre la supervivencia de la especie. Y muchos morían a los pies de un tendido eléctrico.
Desde 1974 han muerto en Andalucía 158 águilas, 101 dentro del parque
natural de Doñana. Casi el 40% falleció por electrocución, por la
proliferación de postes, sin elementos disuasorios ni aislamientos. El
empeño en poner fin a este problema ya ha empezado a dar resultados. El informe Aves y tendidos eléctricos, financiado por Endesa y promovido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Migres,
revela que, gracias a la mejora en los tendidos, las muertes de águila
imperial se han reducido un 62%. El estudio determina que la especie
crece ahora como nunca lo ha hecho en su historia.
El autor de esta investigación es Miguel Ferrer, investigador del CSIC en la Estación Biológica
de Doñana y presidente de la Fundación Migres. “Los primeros estudios
que tenemos son de 1974. Entonces se recogían datos de carácter
anecdótico, se apuntaba cada vez que aparecía un ave electrocutada”,
explica. Se comprueba desde entonces que la extensión de tendidos
eléctricos por toda España provocó un aumento de las muertes. “Cuando
empezaron a instalarse y a extenderse no se pensó en las consecuencias
que podía tener para algunas especies”, revela Ferrer.
La confirmación del problema llevó en 1991 a la alerta medioambiental
y, según el presidente de Migres, a la concienciación de las compañías
eléctricas de que tenían que poner soluciones. “Aquí se ha hecho caso a
los científicos”, sostiene. Según este informe, desde entonces se han
corregido solo en Andalucía 6.560 postes de diseño peligroso a lo largo
de 1.446 kilómetros de líneas eléctricas. “Hubo que trabajar en dos
líneas: evitar que el problemas fuera a mayores, cambiando el tipo de
postes que se instalaba; y modificando o sustituyendo aquellos tendidos
que tenían mayores índices de mortandad”.
No había dinero para cambiarlo todo, así que hubo que priorizar.
“Está claro que se ha invertido más en parques naturales que en zonas
que no están sujetas a ningún régimen de protección”, dice Ferrer. Los
nuevos postes han evitado pasos conocidos de aves migratorias y llevan
un aislamiento que evita la electrocución cuando el animal se posa. Esto
se consiguió aprobando decretos en las diferentes comunidades
autónomas. En los tendidos instalados antes de esas normativas, se
desarrollaron métodos para señalizaciones anticolisiones y para proteger
las aves de los conductores de electricidad.
El informe revela que esas medidas han sido un éxito. “La mortalidad
se ha reducido extraordinariamente en una media general del 80%. Esto
supone que 15.000 aves al año evitan la muerte en los tendidos eléctricos,
más de 1.000 aves de presa”, resuelve el estudio. Y esas medidas han
tenido una especial incidencia en Doñana. “La corrección de tendidos
redujo en un 95% las muertes de distintas especies. Se ha pasado de
6.000 aves electrocutadas al año, a menos de 300. Las muertes por
colisión se han reducido un 91%, de 171 a 21.
El águila imperial es una especie de demografía lenta y una mortandad alta hace que disminuya muy rápido el número de ejemplares
Miguel Ferrer
Pero donde la repercusión de estas inversiones se ha notado
especialmente ha sido en la población de águila imperial. La principal
causa de la muerte de adultos era la electrocución (40%), seguida del
uso de venenos y el declive del conejo, su principal presa. Las medidas
puestas en marcha por las compañías eléctricas y el CSIC han permitido
reducir la mortalidad un 62%. Y eso ha hecho que el índice de
supervivencia de los ejemplares jóvenes se haya incrementado del 17% al
80%.
Miguel Ferrer se muestra especialmente orgulloso. “El águila imperial
es una especie de demografía lenta y una mortandad alta hace que
disminuya muy rápido el número de ejemplares”. En España se calcula que
hay 300 parejas. Se trata de una de las rapaces más escasas y
amenazadas. Pero la tendencia a desaparecer se ha dado la vuelta. El
ritmo de crecimiento ahora se acerca al 4%. “Esperamos que el censo del
año que viene aumente a 400 las parejas. Es el primer respiro que
tienen. El mejor momento de su historia desde finales del siglo XIX”. El
informe revela que para conseguir estos buenos resultados ha sido
necesario invertir unos 150.000 euros al año. En contrapartida, se ha
obtenido “el mayor efecto positivo alcanzado nunca por otra medida de
conservación”.
La batalla de los molinos
Este lunes Miguel Ferrer estará en Estados Unidos como ponente en un congreso nacional sobre parques eólicos y aves.
“España fue pionera en combinar el respeto a las aves y los tendidos
eléctricos, y también lo ha sido con los molinos de viento”, sostiene el
investigador. Si la lucha contra la muerte de aves por la presencia de
postes de luz ha dado ya evidentes frutos positivos, también se está
avanzando, aunque con algo más de esfuerzo, en frenar las consecuencias
de las colisiones en estos aerogeneradores.
La Fundación Migres participó recientemente en un estudio, junto a
colectivos estadounidenses, que alertó de un problema legislativo. Las
variables que contemplaban las normativas estatal y autonómicas para
instalar molinos no tenían una relación real con la mortandad de aves.
Esa era, al menos, la conclusión de este informe, que también lideró
Miguel Ferrer. El principal error, según esta investigación, era que se
analizaba el parque en su globalidad y no cada molino. “Al igual que en
los tendidos eléctricos demostramos que se puede mejorar mucho más la
eficacia de una medida, concentrando los esfuerzos en un lugar
concreto”, dice el presidente de Migres.
Este error daba lugar a que se autorizaran aerogeneradores que
provocaban una alta mortandad de aves mientras que se prohibían otros
que no hubiesen generado problemas. "Hemos ido avanzando y las
administraciones cuentan con herramientas para mejorar en esos estudios
previos", señala Ferrer, quien defiende que aquí se han conseguido
buenos resultados fomentando la prevención sobre la instalación de
nuevos aerogeneradores y dando soluciones a los ya existentes.
Andalucía, por ejemplo, aplica desde 2005 paradas de emergencia de
molinos cuando se acerca el paso de aves migratorias. También hay un
plan para evitar la carroña en el entorno de molinos que atraigan a
especies como los buitres.
Ese trabajo de batalla contra los impactos en los molinos ha dado sus
frutos. Según los últimos datos de la Fundación Migres, las medidas
para reducir las colisiones en parques eólicos en Andalucía han
conseguido bajar la mortandad de aves un 65%.
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