Las setas, cuyo consumo semanal como plato principal previene contra ciertas enfermedades, empiezan a cultivarse cada vez más de forma industrial en plantas de cultivo, una práctica que reduce la presión sobre los bosques y que permite conocer con exactitud la composición de lo ingerido.
"El cultivo de setas es conveniente, porque aliviamos la
presión en los bosques, aunque a veces se diga que no son tan sabrosas",
afirma
en una entrevista con Efe el catedrático de Botánica Gabriel Moreno,
co-autor de "La Guía de los Hongos de la Península Ibérica".
Sin
embargo, la seta de cultivo tiene la ventaja de poder conocer la
composición del compost o sustrato empleado para su cultivo, frente a
las recogidas en el campo -que pudieron estar en contacto con metales
pesados, residuos etcétera-.
La seta de chopo, el champiñón, la
seta ostra, la seta de cardo y el shitake figuran actualmente entre las
especies más cultivadas,
añade Moreno, actual presidente de la Sociedad Micológica de Madrid.
En
la Península Ibérica, que concentra la mayor riqueza de hongos del
continente europeo, solo se conocen el 25 %, que son alrededor de 10.000
especies de setas, de las cerca de 40.000 especies que se supone
existen.
Por otro lado, el catedrático de Botánica ha recomendado
consumir setas al menos una o dos veces por semana -como plato
principal, no como acompañante-, debido a sus "importantes propiedades
medicinales".
Estimulan el sistema inmunitario y algunas son
antivíricas por lo que ayudan a combatir los catarros y resfriados, y
otras mantienen a raya los niveles de la glucosa y colesterol, explica.
Sobre
la recién comenzada temporada de recolección de setas, el catedrático
pronostica que será más corta de lo habitual -tendría que haber empezado
"un poco antes"-, y espera que las heladas y la nieve no paren el
"reloj biológico" de los hongos.
Las setas, insiste, "saben que
van a vivir tres o cuatro meses si no aparecen inconvenientes como puede
ser el frío. Si nacen tarde en el tiempo, a finales de octubre y
principios de noviembre, el clima no perdona".
Ahora se producirá una "explosión" porque los hongos deben fructificar y liberar sus semillas (esporas) para el próximo año y,
aunque
la temporada sea "cortita", será relevante para ciertas zonas
deprimidas de país, añade Moreno, autor de más de 400 publicaciones
científicas españolas y extranjeras.
Advierte, asimismo, de "la falsa confianza" de algunos recolectores.
"Nunca se va envenenar el que no conoce porque ese es precavido;
el
que se envenena es el que cree que las conoce. La falsa confianza es la
que termina en intoxicaciones y algunas, como país rico en setas
mortales, pueden acabar en muertes, no muy numerosas gracias a los
servicios médicos".
Tras señalar que el ciudadano es cada vez más
respetuoso con el entorno, pero debemos continuar con la educación
ciudadana, para evitar campos llenos de setas destrozadas y una
recolección excesiva que puede terminar con este recurso natural. Moreno
recuerda que cada región tiene sus setas preferidas,
porque sus
abuelos y abuelas las cocinaban, por ejemplo Extremadura con sus
criadillas de tierra; Cataluña con sus robellones, Castilla y León con
sus boletos, el País Vasco con las setas de San Jorge, Soria y
Guadalajara con la trufa negra. EFEverde
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