“Afectan, por
ejemplo, a algunas comunidades de fondo en el Mediterráneo occidental o
al patrón de circulación de algunas áreas”, explican los científicos.
ECOticias.
Un estudio sobre la variabilidad del crecimiento de las larvas
de atún rojo, llevado a cabo por científicos de los centros
oceanográficos de Málaga, Baleares y Gijón del Instituto Español de
Oceanografía (IEO), ha demostrado que las larvas de atún rojo
procedentes de la puesta de 2003 tuvieron un mayor potencial en el
crecimiento en comparación a la de los años 2004 y 2005.
Durante el verano de 2003 se produjo una ola de calor de las más
intensas a nivel mundial desde que existen registros. La temperatura de
las aguas superficiales en el Mar Balear fueron en torno a 2.7ºC
superiores a la media, lo que no solo afectó al crecimiento del atún
rojo sino tuvo sus consecuencias sobre el ecosistema marino.
“Afectan, por ejemplo, a algunas comunidades de fondo en el
Mediterráneo occidental o al patrón de circulación de algunas áreas”,
explican los científicos.
Los científicos han demostrado con este trabajo como el aumento de
la temperatura del agua potenció el crecimiento de las larvas por medio
del estudio de las microestructuras de deposición diaria que se
observan en el otolito, una estructura ósea de los peces que sirve para
calcular su edad y estudiar su tasa de crecimiento.
El aumento del crecimiento durante la etapa larvaria puede tener
consecuencias en el posterior reclutamiento de la especie, tal y como se
ha demostrado en algunas especies de peces de la familia de los
cupleidos, como son las sardinas o los arenques, en los que una mayor
tasa de crecimiento larvario se ha traducido en un mayor reclutamiento.
Las larvas que se utilizaron en este estudio fueron muestreadas en
las campañas TUNIBAL, llevadas a cabo en aguas del archipiélago balear.
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