domingo, 23 de junio de 2013

Una nueva filosofía: La democratización ecológica

No es de ingenuos. Investigadores de la Universidad de Alicante (UA) han demostrado, con un proyecto desarrollado en una zona con graves problemas ambientales de Marruecos, que la participación ciudadana en las decisiones sobre la restauración ecológica es factible.


Una nueva filosofía, la democratización ecológica, en la que los criterios científicos aplicables para "rehabilitar" un paraje desertificado, por ejemplo, pueden compatibilizarse con las aspiraciones de los habitantes de la región donde se actúa.
"En las intervenciones para restaurar ecosistemas degradados se echa en falta una evaluación integrada que considere no sólo sus aspectos técnicos, sino también sus impactos medioambientales, económicos y culturales, así como la opinión de los colectivos sociales locales", según el catedrático de Ecología de la UA Jordi Cortina.
Cortina ha concedido una entrevista a EFE tras haber dirigido un proyecto novedoso a nivel internacional, llevado a cabo por la UA en colaboración con los investigadores Taiqui Lahcen y Mchich Derak, de la Universidad Abdelmalek Essaadi de Tetuán, en una cuenca extensa de la región del Rif llamada Béni Boufrah, en el Parque Nacional de Alhucemas.
En este trabajo se han analizado los efectos de las repoblaciones con pino carrasco realizadas hace unas décadas en dicha zona para luchar contra la desertificación, junto con expertos marroquíes y grupos sociales locales, entre otros, agricultores, cazadores, responsables de la Administración de aquel país y ONG. También se ha recabado la opinión de un colectivo tradicionalmente relegado: las mujeres.
En la investigación, financiada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, se ha empleado un protocolo de participación ciudadana, elaborado por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo y la UA, en colaboración con expertos de todo el mundo.
"Marruecos tiene unos paisajes similares a los de España, aunque su contexto socioeconómico es muy diferente. En la zona, el nivel de desertificación es grave, incluyendo una elevada erosión, y parte de esa degradación proviene de la explotación forestal de principios del siglo XX, durante el Protectorado español", ha dicho.
La historia de las acciones de lucha contra la desertificación "está repleta de casos en los que ha habido una confrontación entre lo que los técnicos querían y lo que deseaban los ciudadanos", ha afirmado.
Sin llegar a tanto, la investigación ha constatado que la mayoría de la población prefiere los cultivos arbóreos y la plantación de araar (una especie forestal que también se halla en las cercanías de Cartagena), en lugar de repoblaciones forestales con pino carrasco.
Detrás de esa preferencia están razones de sosten económico, al ser la agricultura la actividad dominante de la zona, de control hidrológico o de protección de la biodiversidad.
Previamente al trabajo realizado en esa región del Rif, se han acometido proyectos análogos en varios puntos de España, entre otros, las sierras alicantinas del Ventós y Albatera, y un enclave cercano a Ayora, en el sur de la provincia de Valencia, gracias a fondos de la UE y del Ministerio de Economía y Competitividad.
Con los resultados obtenidos en Béni Boufrah, la intención de los expertos de la UA es proyectar una nueva acción de restauración a escala reducida en esa zona con la participación ciudadana desde el principio.
Cortina, que es también vicepresidente del capítulo europeo de la Sociedad para la Restauración Ecológica Internacional, ha abogado por usar protocolos participativos en la denominada Estrategia de la Biodiversidad 2020, en la que la Comisión Europea se ha comprometido a restaurar el 15 % de los ecosistemas degradados de la UE.
"La restauración es un poco como la medicina de los ecosistemas. Prevenir y diagnosticar la enfermedad, prescribir la cura.
Aunque está demostrado que es muy difícil, con las técnicas actuales y a corto plazo, recuperar toda la complejidad del estado original de una zona degradada. La restauración nunca podrá sustituir a la conservación", ha reconocido.
A pesar de ello, Cortina ha sentenciado: "No podemos condenar a nuestros hijos a que durante toda su infancia vean entornos degradados". EFEverde

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