"Energy Resources Conservation Board" (ERCB), el organismo de
Alberta encargado de controlar el sector de hidrocarburos en la
provincia canadiense, dijo hoy que la empresa petrolífera Apache informó el 1 de junio de el derrame pero que la magnitud del mismo no se supo hasta ayer.
Apache
anunció en la noche del miércoles que la rotura de un oleoducto había
provocado el derrame de 9,5 millones de litros de productos tóxicos en
una zona situada a unos 900 kilómetros al norte de la ciudad de Calgary.
Apache
dijo a través de un comunicado que está procediendo al limpiado de
alrededor de 42 hectáreas afectadas por el derrame y que su "principal
prioridad es la seguridad del público y minimizar cualquier impacto para
el medio ambiente".
Pero Greenpeace Canadá
dijo que el área afectada por el derrame es uno de los humedales más
importantes de Norteamérica y entre los principales del mundo.
Apache minimizó la toxicidad del derrame al señalar que las aguas residuales habían sido tratadas "para eliminar hidrocarburos".
Sin
embargo, grupos indígenas que viven en la zona afectada por el vertido
declararon al periódico "The Globe and Mail" que la vegetación ha sido
destruida y que las aguas residuales contienen hidrocarburos, elevados
niveles de sal, compuestos sulfurosos, metales, solventes químicos y
materiales radiactivos.
El derrame de productos procedentes de
explotaciones petrolíferas de las arenas bituminosas de Alberta se
produce pocos días después de que un grupo de científicos advirtiese que
uno de los mayores peligros para la cuenca del río Mackenzie, el
llamado "Amazonas de Norteamérica", era un derrame de productos tóxicos.
Foro Rosenberg
El lunes, científicos de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido, a instancias del Foro Rosenberg sobre Políticas del Agua, advirtieron de que el río Mackenzie, uno de los mayores del mundo, y su cuenca, un ecosistema clave para el continente americano, están amenazados por la explotación de hidrocarburos que se da en la región.
El lunes, científicos de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido, a instancias del Foro Rosenberg sobre Políticas del Agua, advirtieron de que el río Mackenzie, uno de los mayores del mundo, y su cuenca, un ecosistema clave para el continente americano, están amenazados por la explotación de hidrocarburos que se da en la región.
El río Mackenzie, que tiene
una longitud de casi 1.800 kilómetros, deposita 10,3 millones de litros
de agua en el océano Ártico cada segundo y 100 millones de toneladas de
sedimentos al año.
Los científicos advirtieron en su informe de
que un derrame de petróleo o de productos tóxicos derivados de la
extracción del crudo tendría consecuencias desastrosas para la región,
que ha sido comparada con el Serengueti africano por su ecosistema.
Según
el informe, la ruptura en invierno de una balsa de residuos de metales
pesados, como la que se produjo en 1998 en la localidad española de
Aznalcóllar, "sería casi imposible de sanear o limpiar".
Por ello, el informe solicita que las empresas petrolíferas depositen
"sustanciales fianzas" para explotar los recursos naturales en la cuenca
del río Mackenzie, con el fin de cubrir los costes de limpieza o
recuperación.
Arenas bituminosas
El desarrollo de las reservas petrolíferas de las arenas bituminosas de Alberta, las terceras mayores reservas de petróleo del mundo, es considerada por el Gobierno canadiense como una cuestión de Estado, fundamental para el futuro económico del país.
El desarrollo de las reservas petrolíferas de las arenas bituminosas de Alberta, las terceras mayores reservas de petróleo del mundo, es considerada por el Gobierno canadiense como una cuestión de Estado, fundamental para el futuro económico del país.
Canadá se convirtió el año pasado en el único
país del mundo que se ha retirado del Protocolo de Kioto sobre el
control de las emisiones de efecto invernadero a la atmósfera.
Grupos
medioambientales y partidos de la oposición denunciaron que el motivo
de la retirada fue para permitir el desarrollo de las reservas
petrolíferas de Alberta.
La Unión Europea (UE) también ha
expresado su preocupación por el impacto medioambiental de la
explotación masiva del crudo de Alberta, considerado como "petróleo
sucio" por muchos debido al elevado coste ecológico que supone su
extracción y refinado. EFEverde
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