domingo, 4 de noviembre de 2012

Rata gigante de Gambia, un roedor que detecta minas y tuberculosis

Se trata de una especie africana de gran tamaño y sorprendente olfato que ayuda a salvar vidas.

La rata de Gambia Al descubrir que la rata gigante de Gambia, una especie de roedor que se encuentra ampliamente extendida en África, a Bart Weetjens, un ingeniero industrial y de producto graduado en la Universidad de Amberes (Bélgica), se le ocurrió que ellas podrían contribuir a salvar vidas.
Con esto en mente, en 1997, con la ayuda de colegas y del Gobierno belga, fundó el Desarrollo de Productos para la Detección de Minas Antipersonas (Apopo, por sus siglas en holandés).
En la organización estas ratas son entrenadas durante seis meses para que sean capaces de detectar tanto el TNT de las minas antipersona como la bacteria responsable de la tuberculosis en el esputo humano (flema que se arroja de una vez en cada expectoración).
Las ratas, una vez detectan el explosivo o la bacteria rascan la zona para indicar el hallazgo, con lo que, sin saberlo, están evitando miles de muertes y mutilaciones por las minas, y también reduciendo la transmisión de la tuberculosis, enfermedad por la que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren 2 millones de personas. Y a cambio de estos hallazgos las ratas reciben un poco de maní o de plátano.
Actualmente Apopo trabaja en cinco países, cuenta con 300 ratas y tiene 200 empleados. Mientras que en Mozambique estas ratas están contribuyendo a la labor de desminado, donde todo apunta a que gracias a ellas este país logrará cumplir con su plan de quedar libre de minas terrestres en el 2014, en Tanzania estos animales detectan decenas de tuberculosos cada semana.

El entrenamiento

Para que este gran olfato de la rata gigante de Gambia pueda ser utilizado con fines humanitarios es necesario un arduo entrenamiento.
La labor comienza casi desde el nacimiento del animal. Al mes de nacidas las ratas son destetadas de su madre e inician un proceso de socialización y acostumbramiento a los ruidos y rutinas del entorno humano.
Luego se les enseña a asociar el sonido de un clic con la recompensa. Después, ese premio se relacionará con un olor específico, que será la especialidad de cada una.
“Enseñarle a un animal a identificar un olor relacionado con algo positivo (comida, juegos o caricias) permite que lo identifiquen por siempre”, explica la médica veterinaria peruana Paola Melly.
Según Melly, así como hay perros que detectan droga o hasta el cáncer, en el Perú se usan perros para descubrir el olor de cable quemado en el cableado subterráneo.
“Esto deriva en ahorro de dinero para la empresa y el perro no es expuesto al peligro en absoluto, porque solo indica el lugar y una persona manipula las conexiones”, agrega la especialista.
Si bien la recompensa y el mantenimiento veterinario de estas ratas es de bajo costo, “el entrenamiento demanda una inversión de 7 mil dólares por un periodo que va entre los 8 y 12 meses”, le explicó a ‘El Comercio’ Verónica Raymond, miembro de Apopo.

No obstante,
el método sigue siendo más rentable que muchos implementados hasta el momento, pues estas ratas son capaces de cubrir un área de 300 metros cuadrados en una hora, frente a los dos días que toma este mismo trabajo en el modo tradicional.
Además es un método seguro en cuanto nadie se expone a la muerte, ni siquiera las ratas, pues la explosión se activa con un peso de 5 kilos y el peso de ellas es de alrededor un kilo y medio.
En ese sentido la ayuda que podrían prestar estas ratas es invaluable, sobre todo teniendo en cuenta que unos 70 países tienen territorios minados. En África, guerras pasadas dejaron extensos territorios llenos de minas, cuya remoción es costosa y de alto riesgo.
Solamente en Colombia, uno de los países del mundo donde se registran más minas antipersonales, la acción de estos artefactos explosivos dejó 304 heridos y 58 fallecidos entre enero y septiembre pasados. Del total de víctimas, 211 correspondían a miembros de la fuerza pública y 151 a civiles. (Lea: Víctimas de minas antipersona en el país desde 1990 son más de 10 mil)
Sobre la posibilidad de que Apopo amplíe sus servicios a otros países, Raymond indica que por el momento solo trabajan en las zonas que son hábitat natural de estas ratas. No obstante aclara que la organización trabaja donde se le requiera, “con invitación o en conjunto con los gobiernos locales”.

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