A pesar de los
importantes avances de los últimos 30 años en las medidas de
conservación de la naturaleza, políticas, estrategias y objetivos y el
impresionante crecimiento en el número de organizaciones
medioambientales
Vernon Hilton
“Las incógnitas científicas y sociales hacen que sea difícil
predecir cómo afectarán los cambios ambientales globales, como el
cambio climático y las invasiones biológicas a los sistemas ecológicos.” Hellmann et al. (2008)
“…Necesitamos urgentemente un nuevo pacto más inteligente entre la Humanidad y los sistemas que sostienen la vida en la Tierra.”,
Achim Steiner, subsecretario general de las Naciones Unidas y director
ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
A pesar de los importantes avances de los últimos 30 años en las
medidas de conservación de la naturaleza, políticas, estrategias y
objetivos y el impresionante crecimiento en el número de organizaciones
medioambientales y de conservacionistas capacitados, todas las
evidencias señalan que continúa la pérdida o degradación de la
biodiversidad. No hay más que echar un vistazo a las conclusiones de los
numerosos informes o evaluaciones, como la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, para darse cuenta de la naturaleza, la escala y el alcance de nuestra pérdida de biodiversidad. El informe del PNUMA Global Biodiversity Outlook 3
(GBO3), por ejemplo, deja claro que la biodiversidad sigue perdiéndose
a todos los niveles (Cuadro 1) y las cinco presiones principales que
conducen directamente a la pérdida de biodiversidad (los cambios en
los hábitats, la sobreexplotación, la contaminación, las especies
exóticas invasoras y el cambio climático) se mantienen o han aumentado.
Tampoco parece haber ninguna posibilidad de tregua según las “Perspectivas del Medio Ambiente de la OCDE para 2050: Consecuencias de la falta de acción (2012)” (ver Cuadro 1) a menos que se adopten nuevas políticas.
Recuadro 1. Perspectivas del Medio Ambiente de la OCDE para 2050: Conclusiones clave sobre Biodiversidad |
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Si no se implementan nuevas políticas, en 2050, se prevé que continúe la pérdida de biodiversidad, especialmente en Asia, Europa y África del Sur. A nivel mundial, la biodiversidad terrestre (medida como la abundancia de las principales especies - o MSA - un indicador de la integridad de un ecosistema natural) disminuirá un 10% en 2050. En cuanto a los bosques maduros, que son más ricos en biodiversidad, se prevé una disminución de su superficie en un 13%. Las presiones principales que conducen a la pérdida de biodiversidad incluyen el uso del suelo (por ejemplo, la agricultura), la expansión de la actividad forestal comercial, desarrollo de infraestructuras, la ocupación humana y la fragmentación de los hábitats naturales, así como la contaminación y el cambio climático. El cambio climático puede convertirse en el principal agente causante de la pérdida de biodiversidad para 2050, seguido por la silvicultura comercial y, en menor medida, por las tierras dedicadas a cultivos para biocombustibles. Fuente: OCDE (2012) |
La biodiversidad agrícola también ha sufrido disminuciones notables.
Por ejemplo, se estima que el 75% de las variedades de cultivos
alimentarios han desaparecido en los últimos 100 años, y 21 de las 7000
razas de ganado se consideran vulnerables, mientras que existen datos
de la extinción de 60 razas en los primeros seis años de este siglo. La
biodiversidad forestal también se ha visto seriamente afectada:
A nivel mundial, alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques se
convirtieron a otros usos (como la agricultura) o se perdieron por
causas naturales cada año entre 2000 y 2010 y la superficie de bosques
primarios ha disminuido en más de 40 millones de hectáreas - a un ritmo
del 0,4 por ciento al año - durante el mismo período.
Asumir el fracaso para detener la pérdida de biodiversidad
Nuestro fracaso colectivo para detener la pérdida de biodiversidad a
nivel mundial, regional y nacional es un problema que tiene varias
dimensiones - técnica, científica, social, económica, organizativa,
política y comunicacional. Es urgente que abordemos este tema, porque, a
menos que podamos identificar las causas profundas de nuestra
incapacidad para tomar las medidas efectivas necesarias, la
biodiversidad continuará desapareciendo o degradandose.
Se han planteado varias explicaciones. El reciente informe Rethinking Global Biodiversity Strategies (Netherlands
Environmental Assessment Agency, 2010) pregunta: ¿es porque no se ha
considerado como verdaderamente importante, o porque los intereses
económicos son demasiado grandes y los poderes económicos demasiado
fuertes? ¿O es porque no sabemos cómo reducir la pérdida de
biodiversidad - tal vez porque es demasiado complicado? El informe
concluye que conservación y protección se mantendrán como medidas
importantes para salvaguardar la biodiversidad. Sin embargo, no será
suficiente para contrarrestar la creciente presión sobre los ecosistemas
naturales - la reducción de las perspectivas de supervivencia de las
especies, así como la oferta de bienes y servicios esenciales. Reducir
la pérdida de biodiversidad exige un replanteamiento de la orientación
estratégica, desde la conservación tradicional, hacia los cambios
estructurales en la producción y el consumo.
Algunos autores sostienen que el movimiento de conservación ha
fracasado en frenar la pérdida de biodiversidad debido a que carece de,
en palabras de David Orr (2005), "una explicación profunda de lo que
nos aqueja y una mayor cosmología que conecte con el público". Otros
ponen el énfasis en el desarrollo sostenible o incluso sugieren que la
manera en que en la actualidad se interpreta como un intento de
satisfacer las necesidades del presente con las del futuro,
inevitablemente fracasará porque prevalecerán siempre las del presente.
En su libro The Sustainability Mirage, Foster argumenta que, a
menos que empecemos a centrarnos en la urgencia de tomar medidas
ahora, en lugar de planificar para el futuro, el desarrollo sostenible
será siempre la búsqueda de un espejismo, la política de nunca llegar.
Para liberarse de lo ilusorio, afirma Foster, hay que abrirse paso
hacia una nueva forma de entender la sostenibilidad (Foster, 2008).
Biología de la conservación
La creciente conciencia de la gravedad de la aceleración del ritmo
de pérdida o deterioro del hábitat y la explotación de los recursos
naturales en la década de 1980 llevó al campo conocido como biología de
la conservación. Se desarrolló como una nueva ciencia organizada y
multidisciplinar para hacer frente a la crisis que afronta la
biodiversidad y fue bautizada por Soulé como disciplina de crisis orientada a una misión
(1985). Su atención se centró en hacer frente a la pérdida de la
biodiversidad mediante el desarrollo de técnicas y metodologías, muchas
de las cuales se diseñaron para tomar decisiones y medidas de
conservación mejor documentadas y más efectivas.
Es legítimo preguntarse hasta qué punto esta impresionante variedad
de enfoques ha tenido un impacto en la crisis de la biodiversidad. ¿O
se ha convertido, en palabras de Caro (2007) "en una ciencia de
estadísticas sobre la reducción de poblaciones, desaparición de
especies y destrucción de hábitats con absoluto detalle, pero que,
lamentablemente, hace poco al respecto”.
Aunque una de las preocupaciones que llevaron a la creación de la
Sociedad de Biología de la Conservación (Brown 2000) fue la falta de
conexión entre la ciencia y la gestión, irónicamente, la biología de la
conservación ha sido criticada por algunos (por ejemplo Whitten &
al. 2001), por ser esencialmente una disciplina académica que ha
conducido a menudo a la desconexión entre la teoría y la práctica de la
conservación. No es sorprendente que este punto de vista haya sido
rechazado (por ejemplo Kinnaird y O'Brien 2001), aunque hay algunas
pruebas que apoyan esta preocupación (Stinchcombe & al. 2002).
Profesionales de la conservación - los que se llenan de barro las botas
en las trincheras del mundo real de la conservación , en las palabras
de Knight (2006) - no se han beneficiado tanto de la impresionante
formación de la biología de la conservación como algunos podrían haber
esperado. Algunas de las técnicas de la biología de la conservación se
aplican solo en un pequeño número de casos, en gran parte debido a su
complejidad y a sus costes. Los estudios detallados y elegantes de la
desaparición gradual de una especie en peligro de extinción son una
lectura fascinante, pero parecen muy alejados de las preocupaciones del
día a día, por ejemplo, de un administrador de un parque. Como Knight
et al (2008) observan, en general, la biología de la conservación tiene
un pobre historial en trasladar la investigación a la acción, porque
la mayoría de las investigaciones han sido teóricas (Salafsky et al.
2002). Esto se ha descrito como el desfase entre la aplicación y la
investigación (véase el recuadro 2).
Recuadro 2: Se pero no hago: El desfase entre investigación y aplicación |
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Es un hecho mundialmente aceptado que existe un desfase considerable entre la ciencia de la biología de la conservación y el diseño y ejecución de proyectos de conservación de la biodiversidad sobre el terreno y la ciencia está fracasando sobre cómo llevar a la práctica la conservación. Hay muchas razones sobre el por qué de este desfase en la aplicación. Un gran número de los artículos publicados en revistas científicas por biólogos de la conservación se leen rara vez fuera del mundo académico y hay pocos incentivos para que los académicos a puedan convertir su ciencia a la práctica. A su vez, los profesionales de campo raramente documentan sus experiencias y experimentos de tal manera que resulte de interés para los científicos de la conservación. Cuestiones relacionadas con el acceso a la literatura científica, la relevancia científica en entornos multidisciplinares, las expectativas de los donantes y la falta de análisis crítico en todos los niveles de la teoría y práctica de la conservación, son factores que agravan la brecha. Los contextos en los que actúan los biólogos conservacionistas y los profesionales sobre el terreno también son a menudo muy diferentes, y cada uno tiene diferentes responsabilidades profesionales y expectativas que ponen en peligro la capacidad de aprender mutuamente de sus conocimientos. Fuente: Sunderland et al. (2009). |
La eficacia y la capacidad de nuestras instituciones
También tenemos que revisar la eficacia y la capacidad de las
instituciones nacionales y las organizaciones internacionales para
afrontar los retos de conservación de la biodiversidad en un período de
cambio global acelerado y de ser necesario, crear nuevas alianzas y
convenios para construir interacciones entre ciencia y naturaleza.
Los problemas de comunicación
Otro problema es la terminología que empleamos para hablar sobre
biodiversidad y su conservación y uso sostenible (¡ términos que ya son
difíciles de definir o explicar en si mismos! #(1)
). Por ejemplo, el CDB promueve la adopción generalizada del "enfoque
ecosistémico", pero no es posible que los legos en la materia
entiendan intuitivamente que esto significa: “ una estrategia para la
gestión integrada de los recursos de la tierra y los recursos vivos que
promueve la conservación y el uso sostenible de estos recursos de
manera equitativa". ¿Y esto no es, podrían contestar, basicamente una
reiteración de los objetivos del Convenio - la conservación, el uso
sostenible y la distribución equitativa de los beneficios?
El papel del CDB
La entrada en vigor del Convenio sobre Diversidad Biológica, en
diciembre de 1993, marcó un punto de inflexión en la conciencia política
de los problemas de conservación de la biodiversidad y el uso
sostenible cuando las Partes llegaron a un compromiso vinculante para
llevar a cabo las disposiciones de la Convención y las posteriores
decisiones acordadas por la Conferencia de las Partes. La Convención
reconoce por primera vez en el derecho internacional que la conservación
de la diversidad biológica es "una preocupación común de la
humanidad", pero rechazó enérgicamente la idea de que la diversidad
biológica fuera un "patrimonio común de la humanidad ', y está
consagrado en el tratado que los países mantengan la soberanía sobre su
propia biodiversidad y el control del acceso a sus recursos
genéticos. Se deduce, pues, que los países son responsables del
inventario, el seguimiento, la conservación y el acceso a la
biodiversidad propia, pero el texto de la Convención deja claro en
cada uno de los artículos pertinentes que las acciones que requieren
la conservación y el uso sostenible, se tomarán solo "en la medida de
lo posible y si es procedente ".
Evaluaciones de la Biodiversidad
A diferencia de anteriores convenios, como el Convenio Marco sobre
Cambio Climático, el CDB no fue precedido de una evaluación científica.
Las Partes negociaron el convenio antes de que se conocieran
plenamente el alcance y la complejidad de la biodiversidad y esto se
refleja en la redacción de algunos de los artículos. En 1992,
reconociendo que el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico,
Técnico y Tecnológico del CDB, que entre otras cosas se espera que
proporcione evaluaciones científicas y técnicas del estado de la
biodiversidad mundial, no estaría en pleno funcionamiento durante algún
tiempo (de hecho su primera reunión se celebró en 1995), dos grupos de
trabajo del GEF (FMAM) STAP propusieron que sería conveniente llevar a
cabo este tipo de evaluación lo antes posible para proporcionar tanto
al CDB como al FMAM una base científica para apoyar su labor. Esto
llevó a la Evaluación Global de la Biodiversidad financiada por el GEF
(Fondo para el Medio Ambiente Mundial)(Heywood, 1995) con el PNUMA
como principal organismo.
Contrariamente a lo que varios comentaristas como Montes y Lomas
(2010) sugieren, el hecho de que la Evaluación de la Biodiversidad
Mundial (GBA) no incluyera recomendaciones sobre políticas, fue
deliberado, ya que hubiera sido muy inadecuado en la caldeada atmósfera
de desconfianza Norte-Sur que prevalecía en ese momento, durante las
negociaciones que condujeron a la CDB y durante las primeras reuniones
de la COP. La GBA hizo lo que se proponía hacer y nos proporcionó una
síntesis muy necesaria de los problemas, teorías y puntos de vista
sobre los principales temas de la biodiversidad y se evaluó el estado
de conocimiento global vigente. Fue ampliamente utilizado y citado,
incluso por los gobiernos que se opusieron oficialmente, y hay
evidencias de que influyó sobre las políticas, no sólo en el norte, sino
en países como la India.
Posteriormente, evaluaciones como la Evaluación de los Ecosistemas
del Milenio (EM) y la Evaluación Internacional de la Ciencia y
Tecnología Agrícola (IAASTD) trataron de centrarse más en cuestiones de
políticas, aunque con un impacto limitado en los públicos
destinatarios. La EM evaluó los cambios en la biodiversidad a lo largo
de décadas, proyectando estos cambios en el futuro y basándose en
evaluaciones anteriores para producir un conjunto de escenarios de la
pérdida de biodiversidad que son mundialmente citados. Ha tenido una
influencia considerable y es muy utilizada como fuente o cita en
documentos o presentaciones de conservacionistas y biólogos de la
conservación, pero ha tenido poca resonancia pública y el hecho de que
no fue controvertida, se ha atribuido a lo que un crítico denominó "su
casi total desconexión de cualquier propuesta política específica
análoga a la del Protocolo de Kyoto" (Thompson 2008). Una de las
razones podría haber sido el lenguaje utilizado; el informe final se
ha descrito como "casi impenetrable para los que estamos en los medios
de comunicación, así como para los responsables políticos" (Masood,
2012).
El CDB: ¿Duro por fuera, blando por dentro?
La eficacia del CDB como instrumento jurídico de la gobernanza
global es discutido por Harrop y Pritchard (2011) que muestran cómo no
se han desarrollado instrumentos de "ley dura" (Abbott y Snidal, 2000)
en forma de protocolos, con excepción de los de Cartagena y Nagoya,
pero si ha adoptado efectivamente un enfoque de "ley blanda", como en
el caso de su reciente énfasis en los objetivos globales de la
biodiversidad que no están respaldados por la obligación de las Partes
de tomar medidas. La mayoría de los artículos del CDB, dicen,
“contienen disposiciones que se expresan en un lenguaje impreciso o en
términos hiperespecíficos para expertos, lo que permite a los Estados
miembros aplicar estas disposiciones de la manera que quieran, sean o
no difíciles. Como Bille et al. (2010a) señalan "Es un hecho
ampliamente reconocido que la principal debilidad del derecho ambiental
internacional es la falta de procedimientos generales relativos al
incumplimiento. Como veremos más adelante, esto también ha sido un
factor clave en el fracaso para alcanzar los objetivos de conservación.
Si bien la voluntad política para la aplicación de las disposiciones
de la CDB puede existir en muchos, si no la mayoría, de los países
firmantes, la conservación de la biodiversidad tiene, por supuesto, que
competir por sus recursos con muchas otras prioridades tanto o más
necesarias como la salud, la educación, el desarrollo industrial, etc.
Esto ha llevado a algunos autores (pe Laikre et al., 2008) a expresar
su preocupación por la politización excesiva de los instrumentos del
Convenio, en particular el OSACTT donde algunas delegaciones están
compuestas en gran parte por políticos y negociadores profesionales,
muchos más que científicos, para asegurarse de que el comercio y el
crecimiento económico no saldrán perjudicados por las decisiones de la
Convención. Como resultado, los recursos necesarios pueden no estar
disponibles para la ejecución eficaz de muchas de las disposiciones del
Convenio. Estas consideraciones se aplican a todos los países, no solo a
los que están en desarrollo, aunque estos últimos pueden estar más
justificados que los países más desarrollados, si no cumplen con sus
compromisos, debido a la falta de recursos, infraestructuras y la carga
desproporcionada de biodiversidad que muchos de ellos se ven obligados
a gestionar. Es difícil no estar de acuerdo con la evaluación de
Harrop y (2011) Pritchard sobre que la conservación de la
biodiversidad todavía no ocupa un lugar muy destacado en la política
internacional o en la agenda de la diplomacia mundial.
Objetivos
El uso de objetivos o metas en la política de conservación del medio
ambiente se remonta a varias décadas, pero ha cobrado importancia
recientemente con la adopción por la Asamblea General de la ONU (AGNU)
en 2000 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM, 2010) y por los
objetivos del CDB de 2010 y la Estrategia Mundial para la Conservación
de las Plantas (GSPC, 2002) con su serie de objetivos. Por desgracia,
se prestó poca atención a la formulación, diseño y propósito de los
objetivos con el resultado de que muchos de ellos se quedaron
realmente sin importancia o inalcanzables: Bridgewater (2011) lo
expresa así: «Examinando los enfoques adoptados por los convenios
relacionados con la biodiversidad en relación con los objetivos, nos
encontramos con una sopa de términos, donde los objetivos, metas y
estrategias se mezclan a menudo en los mismos párrafos, y a veces
incluso en la misma frase “.Solo unos pocos autores se han ocupado de
estas cuestiones, como Sandler (1997); Wright (2002 ); Pressey et al. (2003); Heywood, 2006; Bille et al.
2010a; Bridgewater, 2011; Harrop y Pritchard, 2011). Algunos ejemplos
de los tipos de criterios que deberían utilizarse se indican en el
recuadro 3 y también lo hace Bridgewater (2011).
Recuadro 3. Criterios para el establecimiento de objetivos (Heywood, 2006). |
• Se debe tener cuidado para asegurar que los objetivos sean claros e inequívocos, teniendo en cuenta las dificultades para definir la biodiversidad de una manera precisa y mensurable. • Si las metas son ambiguas o susceptibles de distintas interpretaciones, existe un riesgo serio de discusión en cuanto a si se han cumplido en el plazo acordado o no. • Deben estar basadas en el mejor conocimiento científico disponible y debe haber información suficiente sobre ellos para permitir que el estado de partida del objetivo sea determinado de forma apropiada y establecer metas significativas. • También debe haber una expectativa razonable de los objetivos a alcanzar, pero no se debe establecer en un nivel tan bajo que no represente un desafio. • A menos que los objetivos sean supervisados eficazmente, será imposible saber si las metas son factibles ni si se están haciendo progresos para detener la pérdida de biodiversidad. (EASAC, 2005) |
La adopción por el CDB de los objetivos globales, especialmente los
que tienen un plazo límite, representa un cambio de política y un
movimiento para dar más precisión a los compromisos abiertos del texto
de la convención, pero fracasaron para poner en su lugar, incluso en el
segundo intento, los necesarios mecanismos institucionales para
asegurar la supervisión y el cumplimiento (Bille et al., 2010).
El objetivo del CDB "lograr para 2010 una reducción significativa
del ritmo actual de pérdida de biodiversidad a nivel global, regional y
nacional, como contribución a la mitigación de la pobreza y en
beneficio de la vida en la Tierra" (www.cbd.int/ 2010-target) fue a la
vez ambicioso y ambiguo y, aparte de la fecha, carecía de
especificidad, porcentajes o medidas (Mace et al., 2010). Como
Bridgewater (2011) observó, abarcar objetivos con grandes
aspiraciones, como “reducir la tasa de pérdida de biodiversidad para
2010”, fue fácil porque no había manera real de evaluar el éxito y los
responsables políticos tienden a quedar encantados con esos objetivos
porque suenan impresionantes. La falta de medios (por ejemplo,
indicadores) para medir el éxito asegura que los gobiernos se
adhieran a ellos, porque no hay costes implicados.
Además, el objetivo de 2010 tuvo poca resonancia pública. Incluso las
sub-metas estaban mal formuladas y, como Harrop y Pritchard (2011)
señalan, reproducen o repiten las disposiciones vigentes del CDB y, en
algunos casos eran menos específicas que el texto de la CDB. No es del
todo sorprendente que los gobiernos y los responsables políticos no
llevaran a cabo las acciones necesarias para poner estos objetivos en
práctica. Las mismas críticas que pueden hacerse a la Estrategia Mundial
del CDB para la Conservación de las Plantas, que incluía de partida 16
objetivos globales específicos, muchos de los cuales fueron
deficientemente formulados, susceptibles de interpretaciones diversas
y, a menudo carecían de una base de referencia conocida o acordada #(2).
Al igual que en la mayoría de las iniciativas de conservación
globales, nunca hubo un presupuesto de los costes económicos de la
estrategia #(3).
Todos estos factores llevaron a un incumplimiento de la meta de 2010. En palabras del GBO:
“La meta de 2010 no se ha alcanzado a nivel mundial. Ninguno de los
veintiún objetivos secundarios que acompañan al objetivo global de
reducir significativamente la tasa de pérdida de biodiversidad para el
año 2010, se puede decir que se ha alcanzado a nivel mundial, aunque
algunos lo han sido parcialmente o a nivel local. A pesar de un aumento
en los esfuerzos de conservación, el estado de la biodiversidad sigue
empeorando, según la mayoría de los indicadores, en gran parte debido a
que las presiones sobre la biodiversidad siguen en aumento. No hay
ningún indicador de una reducción significativa en la tasa de pérdida
de biodiversidad, ni de una reducción significativa de las presiones
que se ejercen sobre ella. Sin embargo, las tendencias negativas han
disminuido o revertido en algunos ecosistemas. Hay varios indicios de
que las respuestas a la pérdida de biodiversidad están aumentando y
mejorando, aunque todavía no en una escala suficiente para influir en
las tendencias globales negativas del estado de la biodiversidad o en
las presiones ejercidas sobre ella” .
En respuesta a este fracaso, el CDB elaboró un nuevo Plan Estratégico
para la Diversidad Biológica para el período 2011-2020 que fue
aprobado en la 10ª Conferencia de las Partes celebrada en Aichi,
Nagoya, Japón. Incluye un conjunto de 20 'SMART' (específicos,
mensurables, ambiciosos, realistas y de duración determinada)
objetivos para 2020. Si bien estos nuevos objetivos han sido muy bien
acogidos, representan un nuevo fracaso para conseguir el desafío y han
sido descritos como "lamentablemente por debajo de lo que los
resultados de la mayoría de los estudios muestran científicamente que
son necesarios para cumplir con las ambiciosas metas de conservación
tales como el mantenimiento de poblaciones viables de especies
endémicas, ecosistemas representativos de todos los tipos, y la
promoción de la resiliencia de los ecosistemas ante el cambio climático
... " (Noss et al., 2012).
También han sido objeto de críticas por diversos motivos, tales como:
• Al igual que ocurrió con los objetivos de 2010, la falta de
requisitos legales para la implementación (Harrop y Pritchard, 2011). •
Faltan los acuerdos institucionales para aplicar y supervisar los
objetivos (Bille et al., 2010) • Falta de métodos para el
seguimiento de los progresos (indicadores) (Bridgewater, 2011) • Se ha
prestado escasa atención a la coordinación de los objetivos a través de
acuerdos y agencias (Perrings et al., 2010) • No existe una
correspondencia clara entre los servicios de los ecosistemas a los que
se refieren los objetivos y los servicios identificados como de riesgo
en la EM y los estudios posteriores (Perrings et al., 2010) •
Es un fallo no poner en marcha una estructura institucional adecuada
para supervisar la aplicación de los objetivos individuales.
¿Lo está haciendo bien Europa?
Incluso en los Estados Unidos y Europa, con sus considerables
recursos institucionales y financieros, los desafíos de la aplicación
del Convenio no se han cumplido plenamente. Por ejemplo, el 24 de abril
de 2008, el Parlamento Europeo hizo hincapié en su preocupación por la
continua pérdida de la biodiversidad y la cada vez mayor huella
ecológica de la Unión Europea, que tiene un impacto sobre la
biodiversidad que va mucho más allá de las fronteras de la Unión
Europea. El Parlamento pidió a la Comisión y a los Estados miembros
que demostraran su liderazgo y convicción acordando y facilitando
medidas concretas para la protección de la biodiversidad, tanto a nivel
nacional como internacional. Señaló que “... la credibilidad de la
Unión Europea, en el contexto del CDB, se ve obstaculizada por la
aplicación deficiente de la legislación interna y las políticas para
la biodiversidad, como las Directivas de Aves y Hábitats, el trabajo
práctico insuficiente para lograr el compromiso de detener la pérdida
de biodiversidad para el año 2010 dentro de su territorio, su renuencia
a entrar en negociaciones basadas en textos de un instrumento
jurídicamente vinculante sobre acceso y participación en los beneficios
(ABS) y su renuencia a proporcionar financiación adicional y
específica para la aplicación del CDB en los países en vías de
desarrollo”.
Detener la pérdida de biodiversidad en Europa para 2010 era un
objetivo inalcanzable y, como veremos más adelante, el establecimiento
de objetivos poco realistas o inalcanzables es, en última instancia,
contraproducente. Ahora, la Comisión Europea ha propuesto una revisión
de la estrategia para detener la pérdida de biodiversidad y de los
servicios de los ecosistemas en la UE en 2020: "Nuestro seguro de vida,
nuestro capital natural: una Estrategia de Biodiversidad de la UE para
2020” (CE, 2011). Cuenta con seis objetivos principales y 20 acciones
para ayudar a Europa a alcanzar su meta. Los seis objetivos son:
• La plena aplicación de la legislación comunitaria, como las
Directivas de Aves y Hábitats para proteger la biodiversidad • Mejor
protección para los ecosistemas, y un mayor uso de las infraestructuras
verdes • agricultura y silvicultura más sostenibles destinadas a
mantener y mejorar la diversidad biológica • Mejor gestión de los
recursos pesqueros • Controles más estrictos sobre las especies exóticas
invasoras • Una mayor contribución de la UE para evitar la pérdida de
biodiversidad global.
En mayo de 2010, la Comisión Europea decidió consultar al Comité
Económico y Social Europeo sobre la estrategia y su dictamen (que se
resumen en el Recuadro 4) es muy crítico.
Recuadro 4. Resumen de las conclusiones y recomendaciones del Comité Económico y Social Europeo (CESE) |
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1.1 En esta, su cuarta opinión sobre la política de biodiversidad
en sólo cuatro años, el CESE celebra de nuevo el hecho de que la
Comisión deje claro que aún queda mucho por hacer para que los objetivos
fijados por el Consejo Europeo se alcancen. 1.2 El CESE, no obstante, es crítico con el hecho de que la Comisión no analice realmente las razones por las que las exigencias que se conocen desde hace años y que siempre han sido bien acogidas por el Comité. Por ejemplo, las 160 acciones del Plan de Acción de Biodiversidad 2006, han sido inadecuadamente implementadas, en el mejor de los casos. Un análisis de las razones de la falta de aplicación o el fracaso del programa integral de acciones contenidas en el Plan de Acción de Biodiversidad 2006 es particularmente importante, ya que sólo sobre esa base será posible la elaboración de acciones y estrategias nuevas y más prometedoras. 1.3 La estrategia que ahora se presenta no contiene nada sustancialmente nuevo. El problema no puede resolverse mediante la presentación de un nuevo documento estratégico que contiene propuestas antiguas , ya bien conocidas. Cuando se trata de mantener la biodiversidad no hay escasez de leyes, directivas, programas, proyectos modelos, declaraciones políticas o recomendaciones, pero sí hay una falta de aplicación y de acción concertada a todos los niveles políticos. 1.4 Los políticos todavía no han encontrado la fuerza o la voluntad de poner en práctica medidas que han sido consideran necesarias desde hace años, aunque la comunicación una y otra vez remarca que la sociedad y la economía se benefician por igual de una política de biodiversidad más estricta. Ni siquiera las principales Directivas de Conservación de la Naturaleza de la UE se han aplicado plenamente por los Estados miembros 19 o incluso 32 años después de su entrada en vigor. 1.5 El CESE reconoce que ha habido éxitos parciales en la conservación de la biodiversidad. Pero esto no debe cegarnos para reconocer el hecho de que, en general, la biodiversidad está disminuyendo drásticamente. La UE se ve ante el desafío de desarrollar una estrategia de implementación orientada. 1.6 Por desgracia, no está claro cómo se puede remediar la falta de voluntad política. En este sentido, la estrategia de biodiversidad que ahora se presenta no representa un progreso real. Los debates sobre la comunicación que hasta ahora han tenido lugar en el Consejo de Ministros muestran que todavía estamos muy lejos de la integración de la política de biodiversidad en otros ámbitos políticos. 1.7 Por consiguiente, es de la mayor importancia que los procesos de reforma política (por ejemplo, la pesca, la agricultura, el transporte, la energía y la política de cohesión) esten estrechamente ligados a la estrategia de biodiversidad. Sin embargo, el CESE considera que todavía hay carencias importantes en este sentido. Esto también se aplica a los planes presentados por las perspectivas financieras 2014-2020, que no le parecen al CESE adecuados para garantizar recursos financieros suficientes.¡ La Comisión debe tomarse su propia estrategia de biodiversidad más en serio! 1.8 Durante la redacción de esta opinión se elaboraron paralelismos con la deuda y la crisis de la zona euro. Si los Estados miembros de la UE no toman sus propios principios y criterios en serio, ya sean normas de conservación de la naturaleza o criterios de estabilidad de la unión monetaria establecida en el Tratado de Maastricht, no es de extrañar si a) se producen problemas políticos y b) pierden las personas la confianza en los políticos. 1.9 Existe una clara necesidad de información y conocimiento sobre la biodiversidad y sus complejas interacciones con el desarrollo y el empleo, así como para la identificación y apoyo de casos de éxito. 1.10 Se insta a la Comisión a presentar la lista de las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente que prometió ya en 2006.Fuente: CESE (2011) |
Esta sombría evaluación se confirma mediante un primer ejercicio de
evaluación de los avances políticos "en el camino hacia" la meta de
2020, dos años después de la adopción de la meta de 2020 y de los
compromisos globales de la UE en Nagoya por la Asociación Europea de
BirdLife. El informe, En el camino a la recuperación? (Stichting
BirdLife Europa, 2012) concluye que "a menos que la actual reforma del
presupuesto de la UE para el período 2014-2020 se utilice para
eliminar los subsidios perjudiciales en los sectores de la agricultura,
pesca, transporte y energía y para aumentar los fondos para la
conservación de la naturaleza, los gobiernos europeos se arriesgan a
hacer fracasar la estrategia sólo dos años después de su adopción”.
Hasta la fecha la mayoría de los Estados miembros de la UE han
tratado de suavizar incluso las propuestas más modestas para la reforma
ambiental presentada por la Comisión Europea, en particular en materia
de agricultura y pesca. Las autoridades responsables deben levantarse
ahora en contra de los grupos de presión obstructivos y garantizar que
Europa no descarrile en su camino hacia sus objetivos para 2020 y se
arriesgue a quedar avergonzada ante el mundo! #(5)
Cambio global: las reglas del juego cambian
"El cambio global es mucho más que el cambio climático. Es real, está sucediendo ahora y se está acelerando", Steffen et al. (2004)
Las actuales estrategias de conservación se basan en la suposición de
que vivimos en un mundo dinámico pero que cambia lentamente. Esta
suposición tiene que ser reconsiderada a la luz de la rápida velocidad
del cambio climático que ya se está experimentando y las fiables
predicciones del último informe del IPCC y otros, sobre cómo va a
aumentar en las próximas décadas. Tanto la escala proyectada como la
rapidez del cambio climático nos han cogido a contrapié y nos obligan a
repensar y volver a calibrar nuestras respuestas sobre la
conservación.
El cambio climático es, sin embargo, solo un componente, aunque muy
importante, del cambio global, que como veremos más adelante también
incluye el cambio demográfico y las alteraciones en el uso del suelo y
los regímenes conflictivos sobre los que no hay posibilidad de debate
en cuanto a su realidad o alcance.
A pesar de que el público no ha comprendido completamente los
problemas o las consecuencias de la pérdida de biodiversidad, se ha
hecho hincapié sobre el cambio climático, ya que es algo con lo que la
gente puede identificarse y hasta cierto punto, tiene experiencia de
primera mano. El problema es que los mensajes de andar por casa sobre
la biodiversidad son tan variados - la pérdida de hábitats y su
fragmentación, listas rojas y pérdida de especies, la erosión genética,
la propagación de organismos exóticos invasores, pérdida de la función
de los ecosistemas, la valoración de los servicios ambientales, el
acceso a los recursos genéticos y la distribución justa y equitativa de
los beneficios, el enfoque de los ecosistemas, la sobreexplotación de
los recursos, los impactos de la expansión del turismo, la pérdida de
diversidad cultural incluido los conocimientos tradicionales y los
idiomas, la reducción de emisiones causadas por la deforestación y
degradación forestal mediante la conservación, la gestión sostenible de
los bosques y el aumento de las reservas forestales de carbono en los
países en desarrollo (REDD +) y así sucesivamente.
En cuanto al cambio climático, por otro lado, los mensajes parecen
bastante claros y comprensibles para el público, incluso burdamente
simplificados - en algunas partes del mundo va a hacer más calor o va a
llover más, el permafrost se derretirá, los niveles del mar se
elevarán, etc, como resultado del aumento de los gases de efecto
invernadero y las emisiones de carbono, en gran parte causados por las
actividades humanas. Aun así, la confianza pública en el Panel
Internacional sobre el Cambio Climático ha sido socavada
considerablemente en el último año o dos, y la ciencia del cambio
climático se está volviendo cada vez más compleja y la imagen es
difícil de interpretar según aumentan las pruebas y los modelos cada
vez son más sofisticados y más detallados y ya se puede acceder a
resultados locales. Solo estamos empezando a darnos cuenta de lo poco
que sabemos acerca de los impactos sobre la biodiversidad, y la relación
entre el cambio climático y la forma en que los organismos
individuales, especies y ecosistemas reaccionan, es más difícil de
plasmar de lo que se pensaba. Ante el cambio climático, las especies
pueden adaptarse, migrar o morir. Aquellos que son capaces de migrar
tendrán diferentes maneras de adaptarse a los cambios climáticos con el
resultado de que se formarán nuevos conjuntos des especies (novel ecosystems) cuyo funcionamiento y capacidad de proporcionar servicios de los ecosistemas no se conoce.
Tenemos que hacer que los vínculos entre los diversos elementos del
cambio global – alteraciones climáticas, demográficas y regímenes
conflictivos - y la biodiversidad, la agricultura y el suministro de
alimentos y la salud más evidentes para el público, si queremos
obtener el apoyo necesario para las acciones drásticas que serán
necesarias si queremos evitar las peores consecuencias. Y hay que
reconocer que ahora vivimos "en un tiempo de ecologías globales, en el
que la sociedad y la naturaleza se están transformando en todas las
partes del mundo" (Goh y Chu, 2012), como lo demuestra el impacto de
varios efectos climáticos a miles de kilómetros de su origen y los
efectos catastróficos de las especies exóticas invasoras que son
endémicas de una región sobre la biodiversidad y la economía de otras.
Nos enfrentamos a un dilema con respecto a la escala de tiempo de las
acciones necesarias. Un modelo reciente de las probables
consecuencias del cambio global (demográfico, climático, uso de la
tierra y regímenes conflictivos) sobre el mantenimiento y uso
sostenible de la biodiversidad y la agrobiodiversidad,ha llevado a un
replanteamiento drástico de nuestros horizontes de planificación: hay
que centrarse en los próximos 10 a 50 años durante los cuales habrá
que realizar acciones críticas si queremos evitar cambios
irreversibles. Como nos recordó el Director General del PNUMA Klaus
Töpfer: "... un suceso capital de nuestro tiempo es el colapso de la
visión a largo plazo como un amortiguador frente a la dura realidad. Ya
no podemos consolarnos con la perspectiva a largo plazo, ni siquiera,
en vista de las incertidumbres generadas, podemos planificar nada,
más allá de, digamos, 25 años.
Por otro lado, como señaló: "Ashok Khosla, Presidente de la UICN, en
su discurso de apertura del Congreso Mundial de la Naturaleza, el 6 de
septiembre de 2012, la nueva ética necesaria para un desarrollo más
sostenible solo puede lograrse si miramos los impactos de nuestras
políticas y acciones. Esto significa que ahora tenemos que ensanchar
nuestros horizontes de tiempo, ampliar el ámbito de preocupación y
aumentar considerablemente nuestro interés por las vidas y el sustento
de los mas lejanos o de los que aún no han nacido ".
El crecimiento demográfico –el elefante en la sala
"Siete mil millones de personas poblaban la Tierra el 31 de octubre
de 2012. Durante mi vida, he visto casi triplicarse la población
mundial. Y dentro de 13 años, veré mil millones más. A lo largo de la
vida de de mis nietos, podría haber hasta 10 mil millones de personas
en nuestro mundo ", Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA,
2011.
Al centrarse en la diversidad biológica y el cambio climático, hay
una tendencia a que las estrategias de conservación de la
biodiversidad dejen de tener en cuenta el impacto del crecimiento
demográfico masivo que el mundo está experimentando – ignoran al
"elefante en la sala"- . De acuerdo con las Perspectivas de Población
Mundial 2010, la población mundial es de 7 mil millones y se prevé
que aumente a 9,3 mil millones en 2050 y dentro esa cifra, se espera
que la población urbana aumente a cinco mil millones en 2030 y la mayor
parte de esta expansión urbana se producirá en unas pocas regiones.
Como ha observado Ehrlich recientemente, añadir un nuevo billón de
personas a la población del planeta tendrá un impacto mucho más grande
que el billón anterior. La razón de esto es que ya hemos utilizado
todos los recursos baratos, ricos y ubicuos y los que quedan son mucho
más difíciles de conseguir.
El crecimiento demográfico inexorable proyectado para el resto de
este siglo requerirá un gran aumento de la producción y la
productividad agrícola para alimentar a los miles de millones
adicionales. No sólo eso, sino que tendrá que intentar hacerlo en
formas que sean sostenibles y que aborden las crecientes preocupaciones
ambientales sobre los múltiples impactos de la agricultura sobre el
medio ambiente y la biodiversidad. Es muy poco probable que esto se
pueda lograr sin la conversión de tierras para la agricultura, con
graves impactos sobre la biodiversidad.
El papel cambiante de los Espacios Protegidos
En general se acepta que un sistema de espacios protegidas es la base
principal de las políticas de conservación nacional y mundial. En la
actualidad, según el Informe Protected Planet 2012, los espacios protegidos cubren el 12,7% del área terrestre del mundo y el 1,6% de la superficie oceánica mundial (Bertzky et al., 2012).
La pregunta que ahora se plantea es por qué, a pesar del aumento de
los espacios protegidos, aún persisten las altas tasas de pérdida de
biodiversidad. Hay varias explicaciones para esto (Mora y Sale, 2011),
incluidos los conflictos con el desarrollo humano, la creciente
población humana, una representación inadecuada de los sistemas
protegidos de las ecorregiones y las áreas consideradas críticas para la
biodiversidad, escasos vínculos y conectividad entre las áreas y la
necesidad de mejor integración en los paisajes terrestres y marinos
circundantes, la gestión inadecuada, la falta de planes de gestión, la
falta de inventarios de biodiversidad completos y la falta de
financiación adecuada.
En materia de gestión, el Informe Protected Planet dice:
Basado en los datos extraídos de 4.151 evaluaciones, el estudio
global de la efectividad de la gestión 2010 concluyó que sólo el 24% de
los espacios protegidos cuentan con una gestión sólida. Se encontró
que la gestión del 27% de los espacios protegidos tenía grandes
deficiencias y el 13% era completamente inadecuado; los aspectos más
débiles de la gestión son los relativos a la adecuación y fiabilidad de
la financiación, instalaciones y equipos, escasez de personal y la
falta de programas adecuados de participación en los beneficios para
las comunidades locales.(Bertzky et al., 2012)
Concluye el Informe diciendo que ha habido escaso progreso en la
protección de sitios de importancia para la biodiversidad, incluso, la
mitad de ellos siguen aún totalmente desprotegidos. Incluso en Europa,
al menos el 33% de los espacios protegidos de los que se tienen
datos, tienen una gestión deficiente o absolutamente inadecuada y
según un informe general sobre espacios protegidos en Europa muestra
menos del 20% por ciento de las especies y los hábitats contenidos en
la Directiva Hábitats tienen un estado de conservación favorable
(EEA/AEMA, 2012).
Sin embargo, una amenaza mucho mayor radica en el hecho de que muchos
espacios protegidos están en riesgo por los efectos del cambio
climático. Los límites políticos de los espacios protegidos son fijos,
pero el territorio biológico no (Lovejoy, 2006). Es evidente que es
difícil que un sistema fijo de espacios protegidos pueda responder al
cambio global y será necesario replanteamiento en el diseño de estos
espacios si quieren sobrevivir y conservar su eficacia. Habrá que
tener más flexibilidad en el tamaño y la escala para que se cree una
red conectada de hábitats a diferentes escalas con el fin de permitir
que las especies migren y se adapten al cambio climático. Varios
estudios sugieren que muchos espacios protegidos sufren una pérdida de
especies de moderada a grave y algunos espacios protegidos pueden
desaparecer por completo con la consiguiente pérdida catastrófica de
especies; pero la evidencia es todavía ambigua, y es probable que siga
siéndolo mientras continúe la incertidumbre en cuanto a la escala y el
alcance de los cambios climáticos y de otros tipos.
Nuevas alianzas
La escala y el alcance de los desafíos que plantea el cambio global,
nos obliga a considerar si nuestras organizaciones nacionales e
internacionales y las instituciones existentes son las adecuadas para la
tarea. ¿Cuál es su eficacia y qué capacidad tienen para afrontar los
retos del cambio global? ¿Es necesario crear nuevas alianzas y
convenios con las ciencias sociales para modelar las interacciones
entre la ciencia y la naturaleza? Se está prestando mucha de atención a
la efectividad de la interrelaciónciencia-política: Ivanova et al.
(2011) llaman la atención sobre lo que consideran "desajustes
institucionales en la estructura de las interrelaciones
científico-normativas (SPI) para el apoyo de la gobernanza global de la
biodiversidad, que ... impiden la credibilidad, pertinencia y
legitimidad de estas instituciones y por lo tanto también la eficacia de
la gobernanza ambiental internacional' .
En los últimos años ha habido presión para fortalecer la gobernanza
ambiental a nivel internacional: algunos han propuesto reforzar el
PNUMA o convertirlo en una organización (ONUMA) o Agencia de las
Naciones Unidas (Ivanova, 2012) mientras que otros han abogado por la
creación de un nuevo órgano para defender la biodiversidad. Después de
muchas discusiones y negociaciones, se estableció la Plataforma
Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas
(IPBES) y su primera sesión plenaria se celebrará en enero de 2013. La
filosofía de la IPBES refleja un cambio de enfoque en la percepción de
la biodiversidad respecto al enfoque tradicional que se centra
principalmente en la conservación de especies, hábitats y espacios
protegidos para que sea más integral y haga más hincapié en el uso
sostenible y los servicios ecosistémicos.
IPBES pretende ser un enlace entre la comunidad científica y los
responsables políticos que tenga la capacidad de construir y fortalecer
el papel de la ciencia en la formulación de políticas. Se pone mayor
énfasis en el concepto de servicios de los ecosistemas, así como sobre
la biodiversidad y la necesidad de abordar la falta de vinculación de
los procesos ecológicos y sus beneficios sociales. Como se ha señalado
por algunos de los promotores de la IPBES hay necesidad de un nuevo
pacto entre la ciencia de la biodiversidad y los gobernantes, una nueva
forma de trabajar multidisciplinar que implique también a la ciencia
social ya la economía, el uso de modelos y protocolos que todavía
deben ser elaborados y acordados por los gobiernos (Perrings et al.,
2011). IPBES desarrolla el concepto de evaluación de la biodiversidad,
de tal manera que no sólo sintetice e informe de los hechos, sino
que también ofrezca diferentes opciones para que los responsables
políticos actúen.
Sin embargo, no hay unanimidad sobre el concepto de servicios de los
ecosistemas y de hecho no hay acuerdo sobre su papel clave para la
conservación de la biodiversidad y ha dado lugar a un largo debate que
todavía continua (Cornell, 2011; Mace et al, 2012). La
evidencia de que la falta de orientación política a través de la
evaluación de opciones es un factor limitante en el logro de una
reducción de la pérdida o al menos del porcentaje de pérdida de la
biodiversidad está lejos de ser concluyente. Tampoco hay ninguna
garantía de que dicha orientación, cuando se produzca, conducirá a una
acción capaz de que los gobiernos se enfrenten a una lista de
peticiones conflictivas. Es interesante que los miembros del grupo
epistémiologico que promueven la nueva agenda de la Plataforma contenga
varios de los acuerdos alcanzados en anteriores evaluaciones de la
biodiversidad, a partir del GBA. Como Thompson (2008) señala: "Es ...
una crítica válida que los científicos y otros participantes en cada
desarrollo de estas evaluaciones se han vuelto cada vez más
auto-selectivos mediante un procedimiento que exagera el consenso y
resta importancia a la disensión”. Esto debe plantear inquietudes acerca
de hasta qué punto la IPBES podrá negociar su camino a través de los
peligros de la evaluación de la competición entre las preocupaciones
científicas y las políticas. En palabras de Thompson (2008):
"Lo que es evidente es que, en el futuro, los organizadores de las
evaluaciones globales impulsadas por expertos por tendrán que ser más
conscientes de cómo las a veces en conflicto agendas y con perspectivas
diferentes y las distintas comunidades epistémicas #(6)
pueden quedar integradas, oscurecidas o excluidas en medio de estos
complicados y politizados procesos de revisión científica y de
compromisos políticos. También tendrá que enfrentarse a la controversia
y el desacuerdo entre los diversos actores, sobre todo teniendo en
cuenta las diferencias de poder involucradas. Además, tendrán que
reconocer abiertamente cómo el diseño e implementación de herramientas y
métodos (desde las las reuniones oficiales y conferencias hasta el uso
de escenarios y modelos informáticos y desde la composición y la
coordinación de los equipos de redacción hasta los términos de
referencia de los grupos de seguimiento) influyen en las interacciones
de los actores y, en última instancia, en el resultado de la evaluación
del propio proceso. En pocas palabras, tendrá que acabar con la cortina
de humo de la "neutralidad" y la "objetividad" y reconocer las
políticas del conocimiento y el significado que configuran estos
programas de evaluación"
Otra preocupación tiene que ser en qué medida el proceso político en
IPBES influirá en el acuerdo sobre las medidas recomendadas por la
ciencia. Como Noss et al. (2012) advierten:
"Si la comunidad conservacionista establece objetivos de
protección basados en nociones preconcebidas de lo que es socialmente o
políticamente aceptable o sobre el inevitable crecimiento de la
población y la economía, vamos a avanzar muy escasamente en la
detención de la extinción. Sugerimos que las estrategias para la
conservación pasen primero a través de un filtro biológico. Aquellas
opciones con una alta probabilidad de mantenimiento de la de la
biodiversidad se retienen, mientras que aquellas con una menor
probabilidad se incrementan. El siguiente paso, sin embargo, no es
aprobar las estrategias restantes a través de un filtro político, porque
la mayoría no lograría pasarlo en el clima político actual".
Conclusiones
Para responder a los retos del
cambio global eficazmente, debemos emprender un replanteamiento
importante de nuestra estrategia y no encerrarnos en objetivos que ya
no son los apropiados, y, debemos abordar cuestiones fundamentales,
que no son a las que están acostumbrados la mayoría de los
conservacionistas, tales como la economía de la biodiversidad, los
límites al crecimiento económico, el consumo excesivo de recursos, el
crecimiento demográfico, el abastecimiento agrícola y alimentario y el
papel de los incentivos económicos para conservar la biodiversidad.
Está claro que la inversión global
para las medidas de conservación sobre el terreno no ha sido
proporcional a la gravedad de los actuales de pérdida de biodiversidad:
necesitamos ampliar enormemente nuestras medidas de conservación solo
para mantener la situación actual.
Tenía que haber sido así, incluso antes de la constatación de los
probables impactos del cambio global, especialmente el climático. El
cambio global, especialmente en sus componentes climáticos, nos plantea
enormes y nuevos desafíos, cuyo alcance no somos capaces de comprender
plenamente todavía.
Por otra parte, está cada vez más
claro que una estrategia basada principalmente en los espacios
protegidos y la conservación de las especies no será suficiente para
reducir la pérdida de biodiversidad en las próximas décadas a menos que
vaya acompañada de cambios estructurales en la producción y el consumo.
Además, tenemos que generar una comprensión mucho más profunda de los
problemas que afectan a los países en desarrollo con su sobrecarga
masiva de biodiversidad en relación con sus recursos humanos,
infraestructurales y financieros. Como comentan Barnard & Thuiller
(2008) "Lo mejor de la ciencia [...] ha desarrollado una información
espacialmente explícita, científicamente rigurosa, basada en las
prioridades sobre la vulnerabilidad de las especies. Pero la mayor parte
se inclina hacia el hemisferio norte, favorece la simulación sobre la
certeza y rara vez "va al grano", con recomendaciones específicas de
conservación para las políticas, la planificación o la gestión ".
En este nuevo campo de batalla para
la conservación, la biología de la conservación y los estudios sobre
el cambio global, continuarán, por supuesto, haciendo una contribución
importante. Por desgracia, no está del todo claro todavía cual es el
consejo que se debe dar y citando de nuevo a Barnard & Thuiller
"nosotros también corremos el riesgo de una complacencia trágica
-tocando la lira mientras Roma arde- creando carreras seguras desde el
avance conceptual del campo como si fuera solo otro tema académico
mas, y abalanzándonos a reivindicar derechos sobre oscuros terrenos
intelectuales.
La realización de investigaciones,
la publicación de artículos, estudios científicos y técnicos, y
evaluaciones (que con demasiada frecuencia constatan la medida de
nuestro fracaso), las estrategias y metas (que muchas veces no se
cumplen) son objetivos loables, pero son claramente insuficientes para
detener la pérdida de biodiversidad . Si en palabras de Hansen “la
humanidad desea preservar un planeta similar a aquel en el que se
desarrolló la civilización” necesitamos una acción a una escala lo
suficientemente grande y en plazo relativamente corto si queremos una
oportunidad real de evitar cambios que tendrán graves impactos en el
bienestar de gran parte de la raza humana. Y tenemos que trabajar
conjuntamente con economistas, sociólogos, agricultores y políticos.
Como dice un editorial de la revista Nature (22 de mayo de 2008:
"Salvar un puñado de especies fotogénicas - o selvas icónicas - no
puede sustituir a un plan integral que se ocupe del clima, la economía
y el medio ambiente en conjunto.
La recién estrenada IPBES puede
llegar a ser un paso en la dirección correcta. La esperanza está en que
mejore la respuesta coordinada a la pérdida acelerada de la
biodiversidad, el deterioro de los servicios de los ecosistemas y la
falta de acción política y asumir el papel de defensor público de la
conservación de la biodiversidad, pero el plan general todavía se nos
escapa. Lo que aún falta es la sensación de urgencia. Incluso si se
acepta que la creación de la IPBES actuará como un estímulo, aún no ha
empezado a funcionar, ya que la primera reunión del Pleno está
prevista para enero de 2013. Cuando haya un acuerdo sobre las
estructuras y mecanismos necesarios, la necesidad de nuevas
evaluaciones y se hayan traducido los resultados a nuevas políticas,
¿estaremos a tiempo para que tengan efecto sobre la pérdida de la
biodiversidad, en el supuesto de que todos los países estén convencidos
de que adopten las medidas recomendadas? Ya está empezando a parecer
que los objetivos para 2020 están fuera de nuestro alcance . Y si no se
cumplen, ¿Tendrá la conservación una tercera oportunidad?
En su nuevo libro Wild Hope: On the Frontlines of Conservation Success, Balmford
(2012) advierte sobre el peligro de dar un mensaje demasiado negativo
sobre la conservación de la biodiversidad - sí, dice, el vaso está
medio vacío, pero debemos centrarnos en el hecho de que también está
medio lleno. Dice Balmford:
"Al tratar de asegurar que los
responsables políticos y el público en general captan la gravedad del
problema, tal vez nos hemos centrado demasiado en lo negativo. En cierta
manera ha funcionado - creo que la mayoría de la gente hoy en día ha
captado el mensaje. Saben que la naturaleza está en peligro grave, y
que debe hacerse algo. ¿Pero qué? Tal vez hemos vendido tan eficazmente
las malas noticias, que hemos pasado por alto la importancia vital de
creer que hay soluciones. Hemos hecho que la gente sea dolorosamente
consciente pero no les hemos dado opciones para dar la vuelta a las
cosas, sólo les hemos dejado una lúgubre elección entre desesperación
y negación ".
Por supuesto, como Balmford señala,
ha habido muchos éxitos de conservación en todo el mundo de los que
debemos alegrarnos. Sin embargo, lo que han hecho es ayudar a disminuir
la velocidad a la que el vaso se vacía y, a menos que adoptemos un
conjunto mucho más audaz y ambicioso de políticas, la copa continuará
vaciándose demasiado rápido, con consecuencias desastrosas para la
humanidad. El futuro de la biodiversidad sigue siendo incierto.
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Notas
(2).- Lamentablemente sigue ocurriendo con algunos
de los objetivos, incluso después de su última revisión. Para una
evaluación de la GSSPC ver la serie de artículos en el Botanical Journal of the Linnean Society
Special Issue: Science and development of government policy post-Global
Strategy for Plant Conservation: lessons for the future Volume 166,
Issue 3, pages 213–216, July 2011.
(3).-Un estudio de un equipo internacional de
autores liderados por científicos de BirdLife Internacional y la RSPB
(BirdLife en el Reino Unido) ha elaborado la primera información
fidedigna sobre los costos financieros de dos de las Metas de Aichi
más urgente: salvar a las especies amenazadas y la protección de sitios
clave para la conservación. Se estima que el costo de la "reducción
del riesgo de extinción de todas las especies de aves globalmente
amenazadas (≥ 1 por categoría de la Lista Roja de la UICN) es de entre
0.875 a 1230 millones de dolares anuales durante los próximos diez
años, de los cuales solo el 12% está financiado en la actualidad. La
incorporación del resto de especies amenazadas, aparte de las aves
aumenta esta cifra hasta 3.41- 4.76 mil millones al año. Estimamos que
la protección y la gestión eficaz de todos los sitios de importancia
mundial para las aves (11.731 IBAs) costaría 65,1 mil millones al
año. Si se añaden sitios de importancia para otras especies aumentaría
a 76,1 mil millones al año. El cumplimiento de estos objetivos
requerirá financiamiento para la conservación que deberá aumentar en
al menos diez veces mas "(McCarthy, Donald, Scharlemann et al., 2012).
(4).-De acuerdo con Lasse Gustavsson, Director
Ejecutivo de Conservación de WWF Internacional, la promesa de 10 mil
millones de dolares es aún insuficiente. "WWF llegó a Hyderabad pidiendo
a los gobiernos a poner el mundo en una senda que ayude a prevenir
pérdidas de algunos de los recursos más valiosos del mundo, y hemos
detectado cierto éxito aquí", dijo. "Pero el acuerdo alcanzado sobre la
financiación en la COP11 de Hyderabad es un resultado decepcionante, ya
que no hay dinero suficiente para alcanzar los ambiciosos objetivos de
proteger la biodiversidad del mundo establecido hace dos años en
Nagoya." (Http://wwf.panda.org / wwf_news
/?206503/Governmentsmakegoodprogressonmarineshow). WWF estima que se
necesitan 200 mil millones para las necesidades de inversión cada año
si los gobiernos quieren cumplir con sus compromisos establecidos en las
Metas de Aichi. Las estimaciones del CDB dadas antes en la conferencia
son aún mayores: 300 mil millones de dolares por año.
(6).-Se refiere el autor a comunidades epistémicas
en el sentido de sistemas integrado por expertos que comparten normas,
con reconocida experiencia, especialización y competencia en un dominio
particular y con la capacidad de ejercer cierta autoridad en
determinadas políticas, basada en el conocimiento relevante que poseen
sobre dicho dominio.
Vernon Hilton Heywood
Catedrático emérito de la Universidad de Reading
Consejero de Honor del CSIC
Catedrático emérito de la Universidad de Reading
Consejero de Honor del CSIC
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