Es así como se presenta ahora una “economía verde” (que se asemeja a otros conceptos como el de “economía ecológica” o incluso el de “economía de la sostenibilidad”)
ECOticias
En estos tiempos de crisis ecológica global y crisis económica
generalizada (sistémica), resurgen, con renovada fuerza, nuevos
planteamiento para afrontar el cambio de paradigma de la economía
convencional mediante un nuevo modelo de producción y consumo basado en
fundamentos ecológicos y en el contexto de un estilo de desarrollo
sostenible.
Es así como se presenta ahora una “economía verde” (que se asemeja a otros conceptos como el de “economía ecológica” o incluso el de “economía de la sostenibilidad”) que ha sido un eje fundamental en la Cumbre de Río +20 #(1).
Pero, independientemente de su denominación, se plantea ahora una
nueva economía que actúe como la palanca impulsora del cambio económico
para superar la situación recesiva por sendas sostenibles e, incluso,
marcar nuevas orientaciones para redefinir el progreso en una sociedad
postindustrial.
Esta economía ecológicamente racional, ecoeficiente e inclusiva es el
modelo que permite aliviar las debilidades estructurales y riesgos
inherentes de la economía convencional, fuertemente condicionada por los
fracasos del sistema de mercado, las externalidades, su dependencia de
la energía fósil y la preponderancia del crecimiento como objetivo
económico y político. Una nueva economía para afrontar los grandes retos
del fenómeno del Cambio Global, garantizar el bienestar perdurable y
la coevolución del sistema humano con la biosfera.
Pero para hacer frente a tales retos y afianzar el progreso de las
sociedades hay que “transformar” el “metabolismo” de la sociedad
industrial a fin de engranar la economía mundial con la ecología global
afrontando una transición hacia nuevas formas de producir y de
consumir, pero también asumiendo, en el ámbito personal, nuevas formas
de ser y de estar. Por tanto, es imprescindible actuar sobre las causas
fundamentales de los desequilibrios, es decir, sobre los propios
agentes y las actuales pautas económicas de producción, consumo,
distribución, uso del suelo, movilidad, turismo, ocio, etc, que son
ineficientes e insostenibles en el tiempo. Se requieren, pues,
profundas transformaciones estructurales en la economía productiva y en
el tejido social para reorientar las estrategias y la toma de
decisiones en clave de “sostenibilidad integral” (Jiménez Herrero,
2000-08).
CONCEPTOS Y PRINCIPIOS OPERATIVOS DE LA ECONOMÍA VERDE
Hay que considerar, en primer lugar que sobre el concepto, ahora más popularizado, de “economía verde” (green economy) existe una cierta confusión metodológica y no se cuenta con definiciones suficientemente precisas y generalmente aceptadas #(2).
A pesar de ello, la economía verde, se puede entender como hace
Naciones Unidas, como aquella que mejora el bienestar humano, la equidad
social, a la vez que reduce significativamente los riesgos ambientales
y las escaseces ecológicas (PNUMA, 2011).
Una economía verde debe ser ante todo una economía de baja
intensidad en carbono, en materia y en energía, que utiliza los recursos
de forma eficiente, que es socialmente incluyente y que, además,
ofrece, en el marco de la sostenibilidad, nuevas oportunidades no solo
ambientales, sino socioeconómicas y tecnológicas en términos de
competitividad, empleo sostenible y estabilidad a largo plazo.
Esta nueva economía ecológicamente eficaz, eficiente y hipocarbónica
es el modelo que permitiría alcanzar mejor el objetivo global de
desarrollo sostenible global. Pero, eso sí, en tanto que sea un eje de
transformación estructural y no se convierta en una excusa para la
simple mercantilización de la biosfera. En todo caso, existen una serie
de características básicas, y condiciones operativas que definen un
nuevo modelo económico ecológico y sostenible, que trataremos de resumir
seguidamente.
Una economía que funciona como un subsistema del ecosistema global y sujeta a los límites
La economía es un “subsistema” del ecosistema global y funciona como
un sistema “abierto” al medio ambiente con el que intercambia energía,
materia e información, por lo que este subsistema económico está sujeto
a las leyes de la naturaleza, de la termodinámica y de la lógica de lo
vivo. Y por ello, las leyes del mercado imperantes no pueden estar por
encima de las leyes naturales. El crecimiento económico tiene límites
físicos en la medida que un subsistema no puede crecer por encima del
sistema que lo alberga, una biosfera finita, y en tanto que depende de
la existencia de unos sistemas ambientales y de un “capital natural” que
proporcionan flujos de bienes y servicios insustituibles e
indispensables para el sistema humano y para el propio bienestar de las
personas. El “crecimiento sostenido” es imposible en un sistema finito.
Y el llamado “crecimiento sostenible” es un oxímoron porque expresa
una contradicción intrínseca. Sin embargo, sí puede haber “desarrollo sostenible”
(ambiental, económico, social e institucional) sin necesariamente
crecimiento cuantitativo, ya que se refiere esencialmente al despliegue
cualitativo de potencialidades técnicas y humanas, así como de las
capacidades del sistema socioecológico de asimilación, regeneración y
resiliencia.
Una economía de ciclos cerrados con un cambio de metabolismo hacia la Ecología Industrial
Las bases de una economía verde y sostenible, descansan previamente
en una producción limpia que proporcione beneficios tanto económicos
como ambientales y sociales. Una producción limpia se orienta por una
estrategia preventiva e integral que fomenta el desarrollo de procesos,
productos y servicios ecológicos para reducir los riesgos sobre los
seres humanos y el ambiente. Se trata de encarar decididamente una
transición rápida desde la economía de ciclos abiertos a la economía de ciclos cerrados,
que imite los ciclos naturales para que sea más eficiente, racional y
equilibrada. Reinventar la “economía de la naturaleza”, incorporando
los esquemas de análisis del ciclo de vida de los productos,
reutilizando los residuos, para imitar el funcionamiento de los
sistemas ecológicos, tal como se plasma en un enfoque de Biomímesis (figura 1).
Con esta perspectiva se alienta un proceso de transformación
estructural de la actividad económica mediante un cambio del metabolismo
del aparato productivo desde un enfoque lineal a un enfoque circular
en base a criterios de “eco-eficiencia” que, al mismo tiempo, se basa en procesos de desacoplamiento entre
el desarrollo económico y las presiones ambientales para producir más y
mejor con menos recursos materiales y energéticos y generando, a la
vez, menos contaminación. Todo ello es congruente con nuevos procesos de
“desmaterialización”, “desenergización” y “descarbonización” de los
sistemas de producción y consumo, donde las modernas tecnologías
ambientales y de información juegan un papel claramente dinamizador. De
ahí la importancia de pasar de procesos productivos lineales a procesos
de ciclos cerrados avanzando en la nueva concepción de la “Ecología
Industrial”, basada en una producción imitativa de la naturaleza y
“Biomimética”. Así, los residuos de las empresas tienen que ser
gestionados como subproductos y utilizados como inputs por otras
empresas, buscando maximizar las complementariedades y las economías de
integración, como se indica en la figura 2.
Una economía hipocarbónica con fuentes de energía renovables
Una economía con bajas emisiones de carbono requiere reducir el
consumo de energía, aumentar la cuota de las energías renovables y
mejorar la eficiencia energética de la generación y del consumo. Pero
también la sostenibilidad energética implica lograr una cierta
autosuficiencia. Sobre esta base, un modelo de energía sostenible a
base de fuentes renovables no solo es imprescindible para mitigar el
cambio climático, sino que simultáneamente permite mejorar la seguridad
del abastecimiento energético, disminuir la abultada factura de
combustibles fósiles, ahorrar en al compra de derechos de emisión de
GEI, reducir la contaminación local del aire, mejorar la salud urbana,
favorecer el desarrollo local, incentivar la innovación tecnológica, e,
incluso, contribuir a la cooperación mundial utilizando y
transfiriendo tecnologías menos contaminantes a los países en
desarrollo. Los objetivos contra el cambio climático centrados en un
sistema energético seguro y sostenible, y basado en fuentes renovables,
se refuerzan con los objetivos económicos de lucha contra la recesión y
el cambio de modelo productivo basado en una economía verde y en la
ecoeficiencia, lo que, en definitiva, se traduce en una “economía
inteligente” y sistemas urbanos más sostenibles.
Una economía que invierte en capital natural y basada en biotecnologías
Una economía que invierte en capital natural y basada en biotecnologías
La apuesta por una economía verde, como postula el PNUMA, requiere
invertir el 2% del PIB mundial (entre 1 y 2,6 billones de dólares
anuales) en diez sectores fundamentales: agricultura,
edificios/construcción, suministro energético, pesca, silvicultura,
industria (incluida la eficiencia energética), turismo, transporte,
gestión de residuos y agua. Y con ello se puede impulsar la transición a
una economía baja en carbono, con un uso más eficiente de los recursos
(PNUMA, 2011). Una nueva economía basada en lo “bio” está adquiriendo
un mayor protagonismo y relevancia en el contexto europeo. La ahora
llamada “bioeconomía” se presenta como un nuevo patrón para cambiar
radicalmente la manera de producir, consumir, transformar, almacenar,
reciclar y eliminar los recursos biológicos. De esta forma, la
bioeconomía puede mantener y crear actividad económica y puestos de
trabajo en las zonas rurales, costeras e industriales; reducir la
dependencia de los combustibles fósiles; y mejorar la sostenibilidad
económica y medioambiental de la producción primaria (agricultura,
silvicultura, pesca y acuicultura) y de las industrias de transformación
(Comisión Europea, 2012b).
El objetivo es garantizar un abastecimiento suficiente de alimentos
seguros y de calidad, con el desarrollo de sistemas de producción
primaria que utilicen los recursos con eficiencia, el fomento de los
servicios ecosistémicos, junto con unas cadenas de abastecimiento
competitivas y de baja emisión de carbono. Una estrategia de bioeconomía
para Europa que gestione de manera sostenible los recursos naturales
podrá producir recursos biológicos renovables y convertir estos recursos
y los flujos de residuos en productos con valor añadido, como
alimentos, piensos, bioproductos (derivados de materiales de origen
biológico) o bioenergía.
Una economía que contabiliza los servicios ecosistémicos e internaliza costes externos, con instrumentos de mercado
La contabilidad de los ecosistemas es imprescindible para medir la
verdadera riqueza nacional y poner de manifiesto los costes asociados a
su evolución. La valoración del capital natural de los ecosistemas del
mundo arrojaba una cifra total que casi duplicaba el valor del PIB
mundial de 18 billones de dólares (Constanza R. et al, 1987). La pérdida
anual de servicios ecosistémicos equivale a 50 000 millones de euros,
y, para 2050, las pérdidas acumuladas de bienestar supondrán el 7% del
PIB (TEEB). Por otra parte, internalizar los costes externos contribuye
a la redistribución de la riqueza desde las actividades económicas y
los patrones de consumo más insostenibles hacia los más sostenibles,
aplicando principios como «quién contamina paga» y «quién usa los
recursos paga». Pero además de internalizar las externalidades
negativas, hay que contemplar las externalidades positivas e
internalizarlas debidamente mediante la puesta en marcha de mecanismos
de compensación, como el “pago por los servicios de los ecosistemas”,
unido al reconocimiento del valor superior del capital natural y la
contribución de las funciones ecológicas y los servicios ecosistémicos
al sistema productivo y al bienestar humano, y que todavía no se
incluyen debidamente en los sistemas de cuentas nacionales.
La economía verde plantea el uso de instrumentos operativos para una
gestión ambiental sostenible. Estos instrumentos se dividen
principalmente en instrumentos basados en el mercado, como el pago por
servicios ambientales o la custodia del territorio; los impuestos
ambientales y la reforma fiscal ecológica. Incluyendo la eliminación de
subvenciones perjudiciales para el medio ambiente, Además están los
mecanismos de mercado, compuestos por los permisos negociables (los
mercados de carbono, de agua y de biodiversidad y el comercio de los
residuos), los bonos verdes, así como los mecanismos de mercado
voluntarios (los Sistemas de Gestión Ambiental y las Ecoetiquetas) (OSE, 2011).
La sostenibilidad como fuerza motriz de los empleos verdes
La sostenibilidad es la respuesta estratégica contra la eco-crisis
global, económica y ecológica. La sostenibilidad de una economía y una
sociedad sostenibles, con una nueva producción limpia así como una nueva
demanda de bienes y servicios derivados de actividades socioeconómicas
vinculadas al medio ambiente. Actividades diversas para prevenir,
medir, controlar, limitar, minimizar y corregir el daño ambiental y el
agotamiento de los recursos naturales, pero también para fomentar
procesos ecológicos y actitudes saludables. La sostenibilidad aporta
nuevos modelos de producción, de consumo, de construcción de ciudades y
gestión de territorios, así como nuevos modos de gobernanza. Y con
ello, en definitiva, se convierte en una fuerza motriz positiva que
genera empleo verde, más estable y de calidad. En el contexto de esa
gran fuerza motriz del paradigma de la sostenibilidad, los cambios de
la normativa, la conciencia ecológica y la mayor demanda de bienes y
servicios ambientales son elementos impulsores de la generación de
nuevos yacimientos de empleo, como se representa en la figura 3.
Los empleos verdes en el mundo sobrepasan ya las decenas de millones
según se constata en numerosas investigaciones. El crecimiento del
empleo ha sido particularmente considerable en el sector de la energía
renovable, que aumentó a nivel mundial a un ritmo del 21% anual,
empleando a 5 millones de trabajadores (OIT, 2012). La eficiencia
energética es otra fuente importante de creación de empleo, sobre todo
en la industria de la construcción, muy afectada por la crisis económica
y social. Y, también se encuentran un gran número de empleos en el
área de los servicios ecosistémicos, tal como ocurre en la Unión
Europea donde hay más de 14 millones de empleos directos e indirectos
dedicados a la protección de la biodiversidad. Y el crecimiento de las
ecoindustrias supone el 2,5% del PIB de la UE y ocupa a 3,4 millones de
personas (OSE, 2011). La transición hacia una economía más verde
fomenta la creación de nuevos empleos verdes; beneficios de entre un
0,5 y un 2%, que se traducirían en entre 15 y 60 millones de empleos
adicionales a nivel mundial (OIT, 2012).
Empleo verde: sectores tradicionales y emergentes
En relación con el empleo verde en España en la última década se ha
producido una evolución significativa a nivel cuantitativo, cualitativo y
sectorial, según se refleja en el informe Empleo verde en una Economía
Sostenible, realizado por el OSE y la Fundación Biodiversidad (OSE y
FB, 2010). Así, la población ocupada en estas actividades se ha
incrementado un 235%, sobrepasando los 550 000 empleos verdes. El número
de personas ocupadas en actividades de contenido ambiental en España,
ha pasado del 1,55% a representar un 2,62% de la población total
ocupada española, posicionando a España por encima de la media europea
en ocupación en empleos verdes. De estos empleos, casi el 57% se
concentra en Cataluña, Andalucía, Comunidad de Madrid y Comunidad
Valenciana (OSE y FB, 2010), como se aprecia en la figura 4.
Tal y como se pone de manifiesto en el informe del OSE y FB
anteriormente mencionado, se pueden diferenciar distintas actividades
relacionadas con el medio ambiente que son generadoras de empleo. Por un
lado, se contemplan las actividades tradicionalmente asociadas con el
empleo verde y que se resumen generalmente bajo el término Ecoindustria.
Por otro lado, se pueden considerar los “nuevos yacimientos” de empleos
verdes en sectores emergentes con gran potencial de generación de
empleo en un amplio abanico de actividades, que van más allá de los
límites que tradicionalmente se asocian a la ecoindustria y que se
enmarcan más propiamente en un nuevo modelo económico orientado por los
principios de sostenibilidad.
El empleo verde en España en los sectores tradicionales: el caso de los residuos y las renovables
- La gestión de los residuos
La actividad de mayor peso en el empleo
verde tradicional en España es la de gestión de residuos, que concentra
más de una cuarta parte del empleo verde total (más de 140 000 puestos
de trabajo, el 26,4% del total). El incremento en la pasada década ha
sido del 277%, lo que supone que la población ocupada en estas
actividades se ha multiplicado casi por cuatro, si bien hay que hacer
notar la disminución de la actividad en este sector derivado de la
crisis económica #(3).
Por comunidad autónoma, Cataluña es la que mayor número de empleados
del sector registra con el 20% del total del empleo. Por debajo se
sitúan la Comunidad Valenciana, con un 13% del total, y, con el mismo
orden de participación en el empleo (11%), la Comunidad de Madrid, y
Andalucía.
Actualmente, el sector ha visto reducido su
volumen de negocio por la reducción de los residuos debido a la crisis
económica. A nivel mundial, debido a la crisis económica el volumen de
ventas de reciclaje descendió en 2008 y 2009, pero parece haberse
recuperado notablemente desde entonces (PNUMA, 2011). En todo caso, las
políticas más exigentes en materia de residuos, como la nueva
Directiva 2012/19/UE sobre residuos de aparatos eléctricos y
electrónicos ofrecen nuevas oportunidades que se estiman en unos 400
000 puestos de trabajo adicionales (Parlamento Europeo y del Consejo,
2012).
En los países europeos, el empleo total
relacionado con el reciclaje de materiales ha aumentado regularmente de
422 empleos por millón de habitantes en 2000 a 611 empleos en 2007. Un
aumento del 45% entre 2000 y 2007. Además los ingresos del reciclaje
son sustanciales y crecientes. Del año 2004 hasta 2008 el volumen de
ventas de siete principales categorías de reciclables aumentó en casi
el 100%, a un mínimo de 60 000 millones de euros (OSE, 2011). Las
industrias de gestión y reciclado de residuos de la UE generaron en
2008 un volumen de negocios de 145 000 millones de euros, lo que
representa unos 2 millones de empleos. Algunos estudios indican que en
España hasta 28 000 empleos podrían ser creados para 2016 en este
sector (Sustainlabour, 2012).
- Las energías renovables
Las energías renovables son el segundo
sector en número de empleos verdes con más de 100 000 empleados a
finales del decenio pasado, con una expansión de sus empleos en el
período 1998-2009 del 3.005%. Aunque, ahora este sector ha visto
reducida su actividad y podría haber perdido más de 20 000 empleos
(APPA, 2011) en los últimos años, y las perspectivas desfavorables
persisten pese al liderazgo mundial de España en energía solar y
eólica. La Comunidad Autónoma de Cataluña y la Comunidad de Madrid son
las que concentran la mayor cantidad del empleo del sector (un 19% del
total cada una), debido al efecto sede que concentra las grandes
compañías en las ciudades de mayor actividad económica. Otras
comunidades con una alta participación en el empleo del sector son
Andalucía (12%) y la Comunidad Valenciana (11%).
En todo caso, las expectativas a nivel
general siguen siendo muy positivas. A escala mundial, el informe
Empleos verdes: hacia un trabajo decente en un mundo sostenible con
bajas emisiones de carbono, del PNUMA y la OIT, calcula que en 2030 las
energías renovables generarán 20 400 000 empleos. Los biocombustibles
generarían 12 000 000, un 59% de los empleos, la energía solar
fotovoltaica 6 300 000 empleos (31%) y la energía eólica 2 100 000
(10%) (PNUMA y OIT, 2008). Según estimaciones recientes de la OIT, las
energías renovables podrían generar más de 125 265 empleos para 2020 en
España, un incremento de 81,5% en relación a la actualidad, siempre y
cuando un 20% de la producción de energía primaria provenga de fuentes
renovables (Sustainlabour, 2012). En España hay un gran potencial para
la creación de empleo en este sector, pero la moratoria a las energías
renovables y el proyecto de Ley de medidas fiscales para la
sostenibilidad energética han propiciado una inestabilidad que ha
llevado a las empresas españolas, a la vanguardia en innovación y
competitividad, a definir nuevas estrategias a través de proyectos
internacionales.
Los nuevos yacimientos de empleo verde: el caso de la rehabilitación, las TIC y la bioeconomía
Además de los sectores tradicionales, los nuevos yacimientos
aportarán empleos verdes adicionales. En este sentido, cabe destacar
los campos de las tecnologías de la Información y la Comunicación
aplicadas a las “ciudades inteligentes” (Smart Cities), la
rehabilitación y edificación sostenible, el turismo sostenible, así
como actividades específicas relacionadas con la mitigación o
adaptación al cambio climático, movilidad y transporte sostenible,
economía de la biodiversidad, cultivos agroenergéticos, sector del
automóvil y la Ecología Industrial.
- La rehabilitación eco-energética y la edificación sostenible
El gran potencial de ahorro y el hecho de
que el sector de edificios represente el 40% del consumo final de
energía de la UE, hacen especialmente interesantes las inversiones en
eficiencia energética en este sector y la creación de empleo.
Estimaciones de la OIT señalan que la rehabilitación de 25 millones de
viviendas, para mejorar el aislamiento y el uso eficiente de la
energía podría generar hasta 1,37 millones de puestos de trabajo
(Sustainlabour, 2012). Según una estimación de Ferrovial, si se
rehabilitaran entre 250 000 y 400 000 viviendas al año, se podrían
generar entre 180 000 y 290 000 empleos directos en el sector de la
construcción, y alcanzar un volumen de mercado entre 9 000 y 14 400
millones de euros/año. Esto evitaría la emisión de entre 8 y 13
millones de toneladas de CO2 en sólo tres años (OSE y FB,
2010). La rehabilitación energética de los edificios a través de un
mejor aislamiento, utilización de energías renovables o equipamientos
más eficientes podría generar hasta 100.000 empleos estables en 2020,
según estimaciones del estudio "Generación de empleo en la
rehabilitación energética del parque de edificios y viviendas" (FCVS,
2010).
- Las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
Las nuevas tecnologías de la información y
la comunicación pueden suponer una mejora de la sostenibilidad mediante
la implantación de redes inteligentes, pero, sobre todo en el corto
plazo, un descenso del consumo de energía. La aplicación a las ciudades
inteligentes abre perspectivas muy favorables al desarrollo de nuevas
profesiones. Además, el sector de las tecnologías de información tiene
el potencial de reducir en un 15% las emisiones mundiales de CO2
(Ametic y Funcoas, 2010). De hecho, según International Data Company,
el número de empleos relacionados con las TIC pasará de los 35,6
millones a los 41,1 millones de empleos en sólo 4 años. En este cálculo
se ha asumido que la inversión en TIC crecerá a un ritmo del 3% anual
(OSE y FB, 2010). En España, según la OCDE, entre 1995 y 2007 el número
de empleos en las TIC, en su definición restrictiva, pasó del 2,2% al
2,9% del total del empleo. En la definición más amplia del empleo
relacionado con las TIC, esta cifra pasó del 15,8% al 18,6% de todo el
empleo (OSE y FB, 2010).
- La Bioeconomía
La bioeconomía se asienta principalmente en
los sectores de la agricultura, la silvicultura, la pesca y las
bioindustrias, representando un mercado en desarrollo y creciente cuyo
valor se estimaba en 2009 en más de 2 billones de euros, con 20
millones de puestos de trabajo, lo que supone el 9% del empleo total en
la Unión Europea, como se indica en la tabla 1 (Comisión Europea,
2012a). También se estima que la financiación directa de la
investigación asociada a la Estrategia de bioeconomía podría generar
para 2025 unos 130 000 puestos de trabajo en los sectores bioeconómicos
y 45 000 millones de euros en valor añadido. Y hay un alto potencial
de innovación: ciencias sociales, nanotecnología, biotecnología,
tecnologías de la información y comunicación e ingeniería.
Sector | Volumen anual (millones de €) | Empleo | Fuente datos |
---|---|---|---|
Alimentación | 965 000 | 4 400 000 | CIAA |
Agricultura | 381 000 | 12 000 000 | COPA-COGECA, Eurostar |
Papel/pasta | 375 000 | 1 800 000 | CEPI |
Silvicultura/industria maderera | 269 000 | 3 000 000 | CEI-BOIS |
Pesca y acuicultura | 32 000 | 500 000 | EC*** |
Bioindustrias | |||
Industria bioquímica | 50 000 (estimación)* | 150 000 (estimación)* | USDA, Arthur D. Little, Festel, McKinsey CEFIC |
Enzimas | 800 (estimación)* | 5000(estimación)* | Amfep, Novozymes, Danisco/Genencor, DSM |
Biofuel | 6000*** | 150 000 | EBB, eBio |
Total | 2 078 000 | 22 005 000 |
Nota: *en el año 2009, **Estimación basada
en la producción de 2,2 millones de toneladas de bioetanol y 7,7
millones de toneladas de biodiesel según el promedio del mercado de
precios en Europa. *** datos y cifras en CFP, Datos básicos
estadísticos ISSN 1830-9119, edición 2010.
LAS OPORTUNIDADES DE LA ECONOMÍA VERDE MÁS ALLÁ DE LA CRISIS
Afrontar el futuro en clave de sostenibilidad es una opción
ineludible porque ofrece nuevas oportunidades que todavía afloran con
más nitidez en el torbellino de la nueva crisis del sistema económico
mundial. Convertir los desafíos en nuevas potencialidades ambientales,
socioeconómicas y tecnológicas, no sólo es un requisito de
sostenibilidad, sino de competitividad, habitabilidad y estabilidad a
largo plazo. La oportunidad de encarar un modelo basado en la lógica de
la sostenibilidad implica la transformación de las estructuras
productivas, pero incorporando medidas de reactivación que afronten
eficazmente la crisis sistémica y generen empleo sostenible.
No podemos volver a los ya antiguos modelos de desarrollo basados en
una economía depredadora, consumista e ineficiente. Pero la optimista
esperanza puesta en la ecoeficiencia no bastará para alcanzar modelos
totalmente sostenibles. Además de eficiencia hay que asumir la
suficiencia en el consumo responsable. Y la pregunta sigue siendo,
¿cuánto es suficiente?
Es hora de apostar por una nueva economía verde e inclusiva, es decir
sostenible, que abra otras posibilidades de prosperar de forma
perdurable y equitativa hacia una mayor sostenibilidad, integrando
elementos de mayor valor añadido, innovación, ecoeficiencia,
competitividad y vida buena. Hay una gran oportunidad de aprovechar el
cambio de ciclo y la nueva fase recesiva para abordar con valentía los
cimientos para la “refundación ecológica” de la economía en
clave de sostenibilidad integral. Una gran oportunidad para una nueva
economía ecoeficiente, competitiva y sobre todo generadora de empleo.
REFERENCIAS
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Telecomunicaciones y Contenidos Digitales) y Funcoas (2010). Situación y retos de las Green TIC en España.
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del Parlamento Europeo y del Consejo de XXX por el que se establece
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parque de edificios y viviendas. Con la colaboración del Instituto
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Jiménez Herrero (2000-08). Desarrollo Sostenible: Transición hacia la coevolución global, Ediciones Pirámide, Madrid.
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Sustainlabour (2012). Empleos verdes para el desarrollo sostenible. El caso Español. En colaboración con la Fundación Biodiversidad.
Notas
(1).- Los
dos temas principales que se han tratado en la Conferencia de Río +20
han sido la “economía verde en el marco del desarrollo sostenible y la
erradicación de la pobreza”, y “el marco institucional para la
sostenibilidad”, tomando como punto de partida el reconocimiento de que
el desarrollo sostenible, con sus tres pilares reforzados y que se
refuerzan mutuamente, ha sido el objetivo general de la comunidad
internacional desde la Conferencia de Río´92.
(2).-Cabe
señalar que tanto las traducciones oficiales de los textos de Naciones
Unidas (CDS) para la Cumbre de Río +20, como los de la UE preparados a
este respecto han utilizado el término de economía ecológica. No
obstante, se utilizan también términos como el de economía
ecológicamente eficiente, así como otros conceptos similares y
directamente relacionados como el de “crecimiento verde” (green growth)
que postula la OCDE. Puede ser más orientativo utilizar el término de
economía verde, ya que el de Economía Ecológica, se le asocia a la
corriente de pensamiento económico que tiene una visión integradora y
transdisciplinar entre los ámbitos científicos de la Ecología y la
Economía y que se contrapone a la disciplina de Economía Ambiental de
coste neoclásico.
(3).-Se
estima que actualmente el sector de gestión de residuos industriales
trata unos 2,5 millones de toneladas, cuando su capacidad es de cinco
(IV Foro sobre la gestión de residuos industriales, ASEGRE).
Luis M. Jiménez Herrero
Director
Observatorio de la Sostenibilidad en España
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