La
fiebre por extraer los recursos de gas no convencional ha llegado con
fuerza a España, donde existen ya cerca de 40 prospecciones autorizadas y
otras tantas solicitadas para investigar posibles yacimientos pese a la
gran oposición social por los riesgos de una técnica de extracción
llamada "fracking
El gas no convencional, hasta hace unos años
prácticamente inaccesible, es un tipo de gas natural que se presenta
atrapado en la roca madre (pizarras y esquistos), por lo que su
extracción requiere una fracturación de la misma mediante la inyección a
presión de agua con arena y una serie de aditivos químicos a través de
pozos de varios kilómetros.
El "fracking" o fractura hidráulica
lleva aplicándose en Estados Unidos desde hace casi tres décadas, pero
la mejora de las tecnologías han expandido esta práctica en los últimos
cinco años poniendo a disposición grandes cantidades de gas natural a
precio asequible.
En Europa casi nadie espera que el gas no
convencional produzca semejante revolución energética, aunque "sí podría
suponer una evolución" para reducir la importación de hidrocarburos,
opina el catedrático de Recursos Energéticos de la Universidad de
Barcelona, Mariano Marzo.
Los expertos consideran, además, que el
caso estadounidense no es extrapolable a Europa por tratarse de un
continente más poblado, con mayores cautelas ambientales y con un
régimen de propiedad del suelo diferente: el propietario de los
minerales es el estado y no los dueños particulares de los terrenos como
en Estados Unidos.
El Parlamento Europeo acaba de determinar que
deben ser los países quienes decidan si explotar o no su gas no
convencional, aunque advierte de que, de hacerlo, tendrá que ser con los
más estrictos controles dados los riesgos que conlleva esta técnica.
En
ese sentido, Francia, Bulgaria, Rumanía y República Checa han
establecido una moratoria; Reino Unido, Polonia, Dinamarca, Suecia,
Austria, Alemania, Lituania, Holanda, Portugal, Estonia (petróleo no
convencional), Hungría, Irlanda y España están llevando acabo
actividades exploratorias, y el resto de países aún no ha movido ficha.
En
España hay permisos concedidos para llevar a cabo prospecciones en
Asturias, Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Aragón, Cataluña y
Castilla La Mancha; y solicitados en las mismas regiones más la
Comunidad Valenciana y Navarra.
"Por la tipología geológica
sabemos que puede haber importantes reservas de gas en la cuenca
vasco-cantábrica, en Castilla y León, y en Aragón", afirma Mónica
Cristina, portavoz de Shale Gas España, una plataforma constituida por
las cuatro empresas que aglutinan el mayor número de permisos:
BNK-Trofagás; HEYCO Energy Group/Petrichor Euskadi; R2 Energy y Sociedad
de Hidrocarburos de Euskadi (SHESA).
La mayoría de estas empresas
no han podido comenzar las actividades de exploración ante las
numerosas trabas, alegaciones u oposición que están recibiendo por parte
de las administraciones locales y regionales, y de la ciudadanía, que
un corto periodo de tiempo se ha organizado contra la que se prevé la
próxima gran batalla ecologista en Europa.
Piden moratoria
Todas
las provincias afectadas cuentan ya con una plataforma contra la
fractura hidráulica y exigen al Gobierno que adopte una moratoria contra
esta técnica, subraya Floren Enríquez, miembro de "Fractura Hidráulica
No de Cantabria".
A pesar de que el ministro de Industria Soria ha
manifestado su apoyo a la fractura hidráulica, tres Gobiernos
regionales del PP rechazan llevarla a cabo en su territorio: Aragón, La
Rioja y Cantabria.
Sus razones tienen que ver con los riesgos
asociados: "contaminación de los acuíferos y del aire, afecciones a la
salud humana y al paisaje, y terremotos", apunta Llorenç Serrano,
secretario confederal de Medio Ambiente del CCOO, un sindicato que ha
recogido en una publicación los impactos constatados de esta técnica.
Para
evitar o minimizar esos riesgos, Mariano Marzo propone un departamento
estatal dedicado al control exhaustivo de las extracciones, que, de
llevarse finalmente a cabo, no ocurrirían en menos de seis años.
El
profesor de Economía Sostenible de la Universidad del País Vasco
Roberto Bermejo sostiene, sin embargo, que el coste de extracción del
gas no convencional es dos veces superior al gas normal, y que a España
no le compensa asumir los "enormes" riegos de esta técnica siendo "la
Arabia Saudí de las energías renovables". EFE
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