El
caso del "barco fantasma" Lyubov Orlova, que se encuentra a la deriva en
el Atlántico, es fruto de la dejadez canadiense y de las lagunas en las
leyes mundiales, según dijo hoy un portavoz de la organización
ecologista Greenpeace.
Charles Latimer, encargado de las campañas oceánicas de
Greenpeace en Canadá, también criticó en declaraciones Efe la posición
de las autoridades canadienses, que se han desentendido del navío a
pesar de que el incidente se inició en sus aguas.
El Lyubov
Orlova, nombrado por una famosa actriz rusa de las primeras décadas del
siglo XX, es un crucero ruso con capacidad para 237 pasajeros y 100
metros de eslora, que efectuaba recorridos turísticos por el Ártico.
En
2010, el crucero fue confiscado por las autoridades canadienses después
de que la empresa Cruise North Expeditions demandase a sus propietarios
rusos para intentar recuperar los costes de un viaje que fue cancelado.
Vendido por los tribunales canadienses
El
barco se quedó varado en el puerto de San Juan de Terranova durante más
de dos años hasta que fue vendido por los tribunales canadienses por
275.000 dólares a una empresa dedicada a convertir en chatarra navíos en
desuso.
Finalmente, a finales de enero, su nuevo propietario
contrató un remolcador para trasladar al Lyubov Orlova, que según
informaciones de medios de comunicación locales estaba infectado de
ratas, a Santo Domingo, para ser desguazado.
Pero un día después
de empezar su viaje, las amarras que unían al Lyubov Orlova al
remolcador se rompieron en medio de las turbulentas aguas del Atlántico
norte y las autoridades canadienses ordenaron al remolcador que volviese
a puerto sin el crucero ruso.
La decisión de las autoridades
canadienses de permitir primero que el Lyubov Orlova fuese remolcado en
medio de tormentas en invierno y luego que obligase al remolcador a
regresar a puerto sin el navío ha sido criticada por expertos.
Mac
Mackay, un experto marino de Halifax (Canadá), en declaraciones al
periódico The National Post cuestionó las decisiones de las autoridades
canadienses, y dijo que "si el Lyubov Orlova acaba en una playa será
interesante ver quien tiene la responsabilidad de la limpieza. Y si se
hunde, habrá contaminación".
Ahora, en las costas irlandesas
Las
autoridades canadienses se han desentendido del barco, que varias
informaciones periodísticas de hoy ubicaron frente a las costas
irlandesas.
El Servicio de Guardacostas de Canadá, que dejó de
tener información sobre la ubicación del navío el pasado 4 de febrero,
se negó a contestar preguntas de Efe sobre el Lyubov Orlova y remitió al
Consejo de Seguridad del Transporte de Canadá (CST), que no contestó
las llamadas de Efe.
CST ha iniciado una investigación para
determinar cómo se produjo el incidente que provocó la liberación del
Lyubov Orlova, pero ha advertido que la pesquisa tardará al menos un
año.
La actitud canadiense fue criticada por el portavoz de
Greenpeace. Latimer dijo que es "inaceptable" que Ottawa se haya lavado
las manos y argumentado que porque el barco está en aguas
internacionales no tiene ninguna responsabilidad.
"Estoy seguro que Canadá tiene alguna responsabilidad de acuerdo a la Convención de la ONU sobre la Ley del Mar", dijo Latimer.
Latimer
también recordó que Canadá fue uno de los países, junto con Rusia,
Estados Unidos y Venezuela, entre otros, que se opusieron en la cumbre
Río+20 al establecimiento de reservas marinas, "lo que podría evitar
este tipo de problemas en el futuro".
Latimer añadió que el caso del Lyubov Orlova es una muestra más de que las aguas internacionales son como el "salvaje Oeste".
"No existen herramientas globales para garantizar la protección de los océanos" añadió Latimer.
Las consecuencias del caso pueden ser graves; desde una colisión en alta mar hasta daños medioambientales.
La
asociación ecologista francesa "Robin des Bois" ya avisó el pasado 20
de enero que el Lyubov Orlova es una "amenaza inminente para el
medioambiente".
Si el barco llegara a colisionar, naufragar o
tener alguna avería, "liberaría inmediatamente o a medio plazo
hidrocarburos (...) y otros líquidos técnicos tóxicos", además de otros
materiales contaminantes, indicó "Robin des Bois" en un comunicado, en
el que también responsabilizó a Canadá de la situación. EFE
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