Anillos de 
marfil o derivados de cuerno de rinoceronte son productos habituales en 
las tiendas de regalos de destinos exóticos como Tailandia o Vietnam, lo
 que no saben muchos de los turistas que los compran es que esos 
"souvenirs" llegan a sus manos causando sangre, corrupción política y 
destrucción ambiental.
    
   
  
  
  
  
           
             
           
         
     
     
 El tráfico ilegal de especies silvestres es, tras las drogas y 
las armas, el tercer crimen organizado a escala global que más volumen 
de negocio genera: entre 18.000 y 26.000 millones de dólares anuales 
según datos de Naciones Unidas.
El tráfico ilegal de especies silvestres es, tras las drogas y 
las armas, el tercer crimen organizado a escala global que más volumen 
de negocio genera: entre 18.000 y 26.000 millones de dólares anuales 
según datos de Naciones Unidas.
El convenio CITES (Convención 
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora 
Silvestres), del que forman parte 177 países, entre ellos España, es el 
marco jurídico internacional para evitarlo, pero la no aplicación del 
mismo supone el caldo de cultivo en el que florecen mafias que destruyen
 los derechos humanos y la biodiversidad.
Veto a este comercio
WWF
 Internacional está decidida a que ciudadanos de todo el mundo sean 
conscientes de qué esconden esos, aparentemente inocentes, "souvenirs" y
 contribuyan a exigir el veto al comercio de productos procedentes del 
tráfico ilegal de especies.
La ONG ha escogido como "embajadores" 
de esta campaña a tres animales a los que el comercio ilegal -segunda 
causa de pérdida de biodiversidad en el mundo tras el deterioro de los 
hábitat- está llevando a límites alarmantes: elefantes, rinocerontes y 
tigres.
Las tres especies están protegidas al más alto nivel en el
 convenio CITES -Apéndice 1- "pero no sirve de nada si los países donde 
habitan estas especies no contienen el furtivismo y los que venden sus 
productos no ponen veto a la comercialización", explica a EFEverde el 
colombiano Carlos Drews, director del Programa Global de Especies de WWF.
El
 caso más dramático es el del tigre, del que apenas quedan 3.200 
ejemplares en libertad, una cantidad menor a los que viven en zoológicos
 de Estados Unidos.
"El cuerpo del tigre está considerado una 
ambulancia ambulante", dice Drews, "en tanto que la medicina tradicional
 china le achaca numerosas propiedades curativas, como el tratamiento de
 la reumatitis".
El rinoceronte
En
 el caso del rinoceronte, el principal destino de su comercio ilegal es 
Vietnam, donde se ha extendido la creencia de que un derivado de su 
cuerno cura el cáncer; o se ha puesto de moda que los nuevos ricos tomen
 un producto, también fabricado con su cuerno, como remedio para la 
resaca después de grandes fiestas.
Este hecho dio lugar a que solo
 el pasado año fueran asesinados cerca de 700 rinocerontes en Sudáfrica,
 de los apenas 20.000 ejemplares que sobreviven en el continente 
africano tras décadas de lucha por su conservación.
Un kilo de cuerno de rinoceronte se cotiza en los mercados ilegales de Asia a 60.000 dólares, según el portavoz de WWF.
En
 el caso del elefante, el éxito de los programas de protección ha 
permitido que su población en África ascienda a unos 600.000 ejemplares,
 una cifra ridícula comparada con los millones de ellos que se 
contabilizaban en los años 60, pero significativa si se tiene en cuenta 
que es el animal más deseado por los furtivos por su preciado marfil.
La
 República Democrática del Congo y Nigeria son los países donde mueren 
la mayoría de los 30.000 elefantes que son asesinados cada año para 
lograr sus colmillos; y Tailandia el principal mercado donde se vende su
 marfil, seguido de Uganda, Kenia y Tanzania, donde los "souvenirs" de 
este material se venden abiertamente en la calle.
Anillo de marfil a 50 dólares
En
 el caso de Tailandia, sus autoridades permiten la venta de marfil de 
elefantes domésticos, "hecho que los furtivos aprovechan para blanquear 
grandes cantidades de colmillos ilegales de África" -sostiene Drews-, 
que suelen acabar en manos del turista no necesariamente adinerado (un 
anillo de marfil puede costar unos 50 dólares).
"Esos turistas 
deben saber que los furtivos que asesinan a estos animales, y en muchos 
casos a las personas que tratan de impedírselo, trabajan para grupos 
terroristas de varios países africanos que financian con el marfil o el 
cuerno de rinoceronte sus actividades criminales y de desestabilización 
de gobiernos", alerta Drews.
En esa línea, WWF recuerda a los 
ciudadanos que comprar marfil o cuerno de elefante supone, entre otras 
cosas, "mancharse los dedos de sangre"; y pide a los 177 países de la 
Convención CITES que se reúnen a partir del 3 de marzo en Tailandia que 
apliquen las restricciones y sanciones que recoge ese acuerdo para poner
 freno al comercio ilegal de especies. EFE
 

 
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