Para empeorar 
las cosas, en muchos países los sistemas de educación  obligatorios 
alejan a las personas de sus talentos y potencial natural
 Heloise Buckland. 
 La crisis de recursos naturales sin precedentes a que nos enfrentamos en estos tiempos tiene su análogo en otra: la de los recursos humanos;
  cada vez más y más personas se sienten insatisfechas con sus vidas, o 
 por tener que hacer en el día a día cosas en las que no creen y no les 
 motivan, o por no poder hacer lo que de verdad les gusta o sentirse  
incapaces de desarrollar su potencial y encontrar que no tienen ninguna 
 motivación o inspiración para cambiar la realidad que les rodea.
La crisis de recursos naturales sin precedentes a que nos enfrentamos en estos tiempos tiene su análogo en otra: la de los recursos humanos;
  cada vez más y más personas se sienten insatisfechas con sus vidas, o 
 por tener que hacer en el día a día cosas en las que no creen y no les 
 motivan, o por no poder hacer lo que de verdad les gusta o sentirse  
incapaces de desarrollar su potencial y encontrar que no tienen ninguna 
 motivación o inspiración para cambiar la realidad que les rodea.
Para empeorar las cosas, en muchos países los sistemas de educación  
obligatorios alejan a las personas de sus talentos y potencial natural, 
 obligándolas a elegir entre las humanidades o las ciencias, la economía
 o  la ingeniería, y limitando así la creatividad a las mono-disciplinas
 y a  los ejercicios teóricos.  Este tipo de educación no solo NO 
alimenta  nuestro espíritu, si no que nos deja sin energía y mata 
nuestra pasión.  Como resultado, muchas personas simplemente optan por 
no participar, por  abandonar los estudios y buscarse la vida donde sea y
 puedan; aunque  otros países no se quedan atrás, en España por ejemplo 
el 26% de los  jóvenes abandonan la escuela antes de terminarla.
La gente  necesita condiciones adecuadas para prosperar (como 
cualquier otra  especie) y es en este sentido que la educación puede 
desempeñar un papel  en el restablecimiento de nuestras pasiones y 
creatividad para hacer  frente a los retos actuales. Durante años las 
escuelas "alternativas" de  Montessori y Steiner han creado ambientes 
estimulantes para el  aprendizaje, donde se alimenta el intelecto, el 
corazón y el espíritu.  Si se pregunta a un niño qué clase de futuro le 
gustaría, la respuesta  será invariablemente una utópica combinación de 
armonía natural,  tecnología innovadora y relaciones de amor y paz. Si 
creamos las  condiciones que le permitan hacer caso de su intuición y 
seguir sus  sueños, ¿no es más probable que el resultado final se 
acerque más a esta  realidad?
Educación para la sostenibilidad y vacío adolescente
En cuanto al aprendizaje para salvar el planeta, la educación para la sostenibilidad ha demostrado ser lo más útil en la educación primaria. En las aulas de todo el mundo existen muchos ejemplos sobre cómo afrontar problemas complejos tales como el cambio climático, el pensamiento sistémico y la integración cultural. Cada vez son más populares los cursos sobre innovación social, espíritu empresarial verde, responsabilidad social corporativa y sostenibilidad en las escuelas de negocios y universidades. Hasta aquí todo bien... Pero ¿qué pasa con los adolescentes? Los índices de abandono escolar y el incremento del desempleo entre los jóvenes claramente demuestran que hay algo que no funciona. Al mismo tiempo, los adolescentes que se encuentran a un paso de la edad adulta están buscando su lugar en el mundo, ansiosos de sentir y comunicarse, por lo cual las condiciones son favorables para la creación de un tipo de educación diferente para ellos.
En cuanto al aprendizaje para salvar el planeta, la educación para la sostenibilidad ha demostrado ser lo más útil en la educación primaria. En las aulas de todo el mundo existen muchos ejemplos sobre cómo afrontar problemas complejos tales como el cambio climático, el pensamiento sistémico y la integración cultural. Cada vez son más populares los cursos sobre innovación social, espíritu empresarial verde, responsabilidad social corporativa y sostenibilidad en las escuelas de negocios y universidades. Hasta aquí todo bien... Pero ¿qué pasa con los adolescentes? Los índices de abandono escolar y el incremento del desempleo entre los jóvenes claramente demuestran que hay algo que no funciona. Al mismo tiempo, los adolescentes que se encuentran a un paso de la edad adulta están buscando su lugar en el mundo, ansiosos de sentir y comunicarse, por lo cual las condiciones son favorables para la creación de un tipo de educación diferente para ellos.
Los viajes de aprendizaje para la sostenibilidad que ofrecen  
experiencias de transformación en la naturaleza son una forma de llenar 
 este vacío. El desarrollo de una comprensión más profunda del poder de 
 transformación del mundo natural es un gran recurso para los 
educadores,  sobre todo para los que tratan con una generación cuyas 
vidas son cada  vez más virtuales. Richard Louv, defensor del movimiento No Child Left Inside en Estados Unidos,  afirma que el futuro pertenecerá a los nature smart
 (personas con inteligencia naturalista), a aquellos que sepan combinar 
 lo virtual con lo real: cuanta más tecnología sofisticada incorporamos,
  más naturaleza necesitamos.
El diálogo intergeneracional es otro de los grandes recursos para los adolescentes; Youth and Elders
 es un innovador ejemplo al respecto, un proyecto que combina  
conversaciones en línea con un viaje de una semana en un velero por el  
mar Báltico para explorar la madurez cultural y la gestión del planeta. 
 Para un enfoque a más largo plazo, la Brooklyn Free School
 es otro ejemplo estimulante. Aquí los estudiantes asumen la  
responsabilidad de su propia educación, mediante un proceso democrático 
 en el que todos los grupos de edad participan en el diseño del plan de 
 estudios y el funcionamiento de la comunidad escolar. Otra experiencia 
 innovadora, creada y puesta en marcha en España, es Avalon Sustainability School,
  un proyecto orientado a jóvenes de 13 a 19 años, con inmersión en  
inglés, que genera entornos de aprendizaje donde los participantes  
modelan su propio aprendizaje a través de aventuras al aire libre y la  
vida comunitaria, el conocimiento representacional (arte en la  
naturaleza, danza, arco, música), el conocimiento proposicional  
(debates, juegos, reflexiones) y el conocimiento práctico (construcción 
 ecológica, forestación, empresas sociales); los jóvenes, al final del  
programa, viven una de las experiencias más poderosas que hay para este 
 tipo de vivencias: el overnight solo, un ejercicio donde pasan 24 horas a solas con la naturaleza.
Y para aquellos que quieran convertirse en agentes de cambio, Knowmads en Holanda y Kaos Pilots
 en Dinamarca son dos ejemplos fantásticos en los cuales las fronteras  
entre la escuela y los negocios se diluyen. Allí los estudiantes  
aprenden a través de la generación de soluciones para los desafíos que  
plantea la sustentabilidad en la vida real, la oferta de servicios de  
consultoría a diferentes clientes y la autogestión de la plataforma de  
la escuela de negocios. Muchos de ellos luego de graduarse establecen  
sus propias empresas sociales.
El vaso medio lleno
Mirando  las cosas con un enfoque positivo, explorar los programas de
  aprendizaje transformadores que hay alrededor del globo es un 
ejercicio  verdaderamente inspirador a la vez que reconfortante, que nos
 recuerda  nuestra increíble capacidad para repensar formas de ver y 
hacer las  cosas, tan necesarias en estos tiempos de cambios acelerados y
 límites  de recursos naturales... y humanos.
Sea cual sea la crisis en la que nos encontremos, la 
oportunidad y la buena noticia es que hay  una nueva red de innovadores,
 educadores y organizaciones que ofrecen  experiencias de aprendizaje 
estimulantes y liberadoras, y es la mejor  preparación para la gran 
transición que se nos avecina.
 

 
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