lunes, 25 de febrero de 2013

Preparándonos para la transición

Para empeorar las cosas, en muchos países los sistemas de educación obligatorios alejan a las personas de sus talentos y potencial natural
 Heloise Buckland. 

La crisis de recursos naturales sin precedentes a que nos enfrentamos en estos tiempos tiene su análogo en otra: la de los recursos humanos; cada vez más y más personas se sienten insatisfechas con sus vidas, o por tener que hacer en el día a día cosas en las que no creen y no les motivan, o por no poder hacer lo que de verdad les gusta o sentirse incapaces de desarrollar su potencial y encontrar que no tienen ninguna motivación o inspiración para cambiar la realidad que les rodea.
Para empeorar las cosas, en muchos países los sistemas de educación obligatorios alejan a las personas de sus talentos y potencial natural, obligándolas a elegir entre las humanidades o las ciencias, la economía o la ingeniería, y limitando así la creatividad a las mono-disciplinas y a los ejercicios teóricos.  Este tipo de educación no solo NO alimenta nuestro espíritu, si no que nos deja sin energía y mata nuestra pasión. Como resultado, muchas personas simplemente optan por no participar, por abandonar los estudios y buscarse la vida donde sea y puedan; aunque otros países no se quedan atrás, en España por ejemplo el 26% de los jóvenes abandonan la escuela antes de terminarla.
La gente necesita condiciones adecuadas para prosperar (como cualquier otra especie) y es en este sentido que la educación puede desempeñar un papel en el restablecimiento de nuestras pasiones y creatividad para hacer frente a los retos actuales. Durante años las escuelas "alternativas" de Montessori y Steiner han creado ambientes estimulantes para el aprendizaje, donde se alimenta el intelecto, el corazón y el espíritu. Si se pregunta a un niño qué clase de futuro le gustaría, la respuesta será invariablemente una utópica combinación de armonía natural, tecnología innovadora y relaciones de amor y paz. Si creamos las condiciones que le permitan hacer caso de su intuición y seguir sus sueños, ¿no es más probable que el resultado final se acerque más a esta realidad?
Educación para la sostenibilidad y vacío adolescente
En cuanto al aprendizaje para salvar el planeta, la educación para la sostenibilidad ha demostrado ser lo más útil en la educación primaria. En las aulas de todo el mundo existen muchos ejemplos sobre cómo afrontar problemas complejos tales como el cambio climático, el pensamiento sistémico y la integración cultural. Cada vez son más populares los cursos sobre innovación social, espíritu empresarial verde, responsabilidad social corporativa y sostenibilidad en las escuelas de negocios y universidades. Hasta aquí todo bien... Pero ¿qué pasa con los adolescentes? Los índices de abandono escolar y el incremento del desempleo entre los jóvenes claramente demuestran que hay algo que no funciona. Al mismo tiempo, los adolescentes que se encuentran a un paso de la edad adulta están buscando su lugar en el mundo, ansiosos de sentir y comunicarse, por lo cual las condiciones son favorables para la creación de un tipo de educación diferente para ellos.
Los viajes de aprendizaje para la sostenibilidad que ofrecen experiencias de transformación en la naturaleza son una forma de llenar este vacío. El desarrollo de una comprensión más profunda del poder de transformación del mundo natural es un gran recurso para los educadores, sobre todo para los que tratan con una generación cuyas vidas son cada vez más virtuales. Richard Louv, defensor del movimiento No Child Left Inside en Estados Unidos,  afirma que el futuro pertenecerá a los nature smart (personas con inteligencia naturalista), a aquellos que sepan combinar lo virtual con lo real: cuanta más tecnología sofisticada incorporamos, más naturaleza necesitamos.
El diálogo intergeneracional es otro de los grandes recursos para los adolescentes; Youth and Elders es un innovador ejemplo al respecto, un proyecto que combina conversaciones en línea con un viaje de una semana en un velero por el mar Báltico para explorar la madurez cultural y la gestión del planeta. Para un enfoque a más largo plazo, la Brooklyn Free School es otro ejemplo estimulante. Aquí los estudiantes asumen la responsabilidad de su propia educación, mediante un proceso democrático en el que todos los grupos de edad participan en el diseño del plan de estudios y el funcionamiento de la comunidad escolar. Otra experiencia innovadora, creada y puesta en marcha en España, es Avalon Sustainability School, un proyecto orientado a jóvenes de 13 a 19 años, con inmersión en inglés, que genera entornos de aprendizaje donde los participantes modelan su propio aprendizaje a través de aventuras al aire libre y la vida comunitaria, el conocimiento representacional (arte en la naturaleza, danza, arco, música), el conocimiento proposicional (debates, juegos, reflexiones) y el conocimiento práctico (construcción ecológica, forestación, empresas sociales); los jóvenes, al final del programa, viven una de las experiencias más poderosas que hay para este tipo de vivencias: el overnight solo, un ejercicio donde pasan 24 horas a solas con la naturaleza.
Y para aquellos que quieran convertirse en agentes de cambio, Knowmads en Holanda y Kaos Pilots en Dinamarca son dos ejemplos fantásticos en los cuales las fronteras entre la escuela y los negocios se diluyen. Allí los estudiantes aprenden a través de la generación de soluciones para los desafíos que plantea la sustentabilidad en la vida real, la oferta de servicios de consultoría a diferentes clientes y la autogestión de la plataforma de la escuela de negocios. Muchos de ellos luego de graduarse establecen sus propias empresas sociales.
El vaso medio lleno
Mirando las cosas con un enfoque positivo, explorar los programas de aprendizaje transformadores que hay alrededor del globo es un ejercicio verdaderamente inspirador a la vez que reconfortante, que nos recuerda nuestra increíble capacidad para repensar formas de ver y hacer las cosas, tan necesarias en estos tiempos de cambios acelerados y límites de recursos naturales... y humanos.
Sea cual sea la crisis en la que nos encontremos, la oportunidad y la buena noticia es que hay una nueva red de innovadores, educadores y organizaciones que ofrecen experiencias de aprendizaje estimulantes y liberadoras, y es la mejor preparación para la gran transición que se nos avecina.

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