La petición de Garoña de parar mañana su reactor a las 24.00 horas abre un nuevo episodio de duda sobre el futuro de la nuclear más pequeña del país, pero no presupone su cierre definitivo sino, básicamente, un modo de evitar impuestos.

El
motivo de esta actuación es la ley de medidas fiscales en materia
medioambiental y de sostenibilidad energética -en trámite
parlamentario-, que prevé gravar a partir del 1 de enero la producción y
almacenamiento de residuos radiactivos resultantes de la generación de
energía nuclear.
Los propietarios de Garoña (Nuclenor, participada
al 50 % por Iberdrola y Endesa) calculan que este impuesto les
supondría unos 150 millones de euros.
El jueves, día 13, el Senado
aprobó la nueva tasa; la duda por solventar ahora es qué pasará la
próxima semana en el Congreso de los Diputados.
Fuentes de
Nuclenor han asegurado a Efe que todavía no tienen tomada la decisión de
parar -la solicitud de una parada no implica que se ejecute
obligatoriamente- y la nuclear sigue funcionando al 100 %, mientras se
estudia cuándo y cómo sacar el combustible del reactor.
Además,
han insistido en que esta parada no tiene necesariamente que significar
el cierre de la planta antes del 6 de julio de 2013, momento en el que
expira su autorización de explotación, porque se podría tomar la
decisión de volver a arrancarla antes de esa fecha.
En este
repetido tira y afloja entre la central y el Gobierno del PP -que hizo
de Garoña uno de sus emblemas electorales, apoyando su continuidad más
allá de 2013, fecha tope dada por los socialistas-, la última palabra ha
sido del ministro de Industria, José Manuel Soria.
Soria, que en
anteriores ocasiones ha manifestado públicamente su malestar por la
negativa de la nuclear a pedir una prórroga de su vida útil, declaró
hace unos días en una entrevista con EFE la disposición del Ejecutivo a
que siga operativa, con o sin Nuclenor, y siempre que tenga el aval del
Consejo de Seguridad Nuclear.
El Gobierno "desea que no se
infrautilice" ninguna capacidad de energía instalada en España, "mucho
menos (...) si ya está más que amortizada".
En sentido contrario,
la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Carmen Martínez
Ten, afirmó hace dos semanas en la Cámara Baja que no contempla ningún
supuesto que no sea el cese de la planta, en respuesta a los grupos
sobre supuestas negociaciones entre el Gobierno y la industria para que
Garoña no se clausure.
Además, recalcó que la central no ha hecho las reformas necesarias para poder seguir hasta 2019.
Desde
principios de año, la nuclear más antigua del país estuvo marcada por
la polémica, fundamentalmente desde el día en que el CSN se pronunció a
favor de prorrogar su funcionamiento diez años más (2019), frente a la
decisión del anterior Gobierno socialista de echar el cierre en 2013.
Situada
en la provincia de Burgos, en una península natural formada por un
meandro del río Ebro, esta planta consta de un reactor de agua ligera en
ebullición (Boiling Water Reactor, BWR) suministrado por General
Electric -en España sólo hay dos de este tipo, los de Garoña y
Cofrentes-. EFE
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