Desde septiembre de 2011 los paseantes y cicloturistas pueden disfrutar de la totalidad del Camí Natural de la Muga, un recorrido de unos 40 kilómetros, los que separan Sant Llorenç de la Muga de Castelló d'Empuries, en el Alt Empordà, donde desemboca este río.
Se trata de un "paseo" que permitirá al observador, y su
inseparable cámara, recorrer en compañía de la aguas del Muga, espacios
naturales como el de l'Alta Garrotxa, les Salines, Penya-segats de la
Muga y el Parque Natural dels Aiguamolls de l'Empordà, una marisma con
gran variedad de aves.
El Muga, o la Muga, que también se puede decir así, nace en el Montnegre a casi 1.200 metros de altura, en los límites del Vallespir y el Alt Empordà y durante los cinco primeros kilómetros de su vida, que se extiende a lo largo de 52 kilómetros, sirve de frontera entre la Galia y la Hispania.
Quien se anime a efectuar este recorrido, si arranca en Sant Llorenç de la Muga, en el sentido descendente del río, empezará cerca de los barrancos de los Pirineos para llegar a la Costa Brava y disfrutará de los distintos hábitats de los bosques de la ribera hasta las llanuras aluviales de esa parte del mediterráneo, tras hacer un alto en el pantano de Boadella.
Pero no solo la naturaleza será el objetivo del ojo fotográfico; el románico, el gótico. viejos puentes y castillos también podrán servir para enriquecer conocimientos y colecciones de fotos.
Los bosque son del tipo ribereño, que como su nombre indica, son los que surgen en las orillas de los ríos, generalmente muy frondosos gracias la humedad del suelo.
El paso del Muga por Sant Lorenç es un ejemplo típico de esta variedad forestal. Frondosidad absoluta, predominio del verde, humedad y abundancia de agua, algo que se percibe prácticamente en cada rincón de esa localidad, donde el Pont de Sant Antoni (s. XV) y su iglesia románica son buen preludio de lo que espera al viajero.
El Muga, abastece al pantano de Boadella, cuya presa fue construida en 1969, y que sirve para el regadío y también para la navegación deportiva con el permiso correspondiente y si hay nivel suficiente.
Tras el reposo obligado en Boadella, el Muga, se acerca a Pont de Molins, donde nada menos que dos castillos y un puente del siglo XVIII son testigos de su paso, lo mismo que los viejos molinos de agua que, evidentemente, apadrinan a esta población de la que ya existen datos en el siglo X.
Allí, es estas llanuras, se le unen las aguas del Llobregat del Empordà, uno de los afluentes más destacados del Muga y juntos se dirigen a Perelada, donde aún se conserva la casa natal del cronista catalán Ramón Muntaner.
Perelada es muy conocida porque cada verano se celebra allí un festival de música que lleva el nombre de la villa. Se celebra en el castillo que fue residencia de los vizcondes de Rocaberti.
El viajero deberá detenerse en la contemplación del claustro de Sant Domènech del siglo XI y el convento del Carmen, que es también el Museo del castillo. Entre tanto, el Muga se dirige a su fin en el pequeño delta que le despide en Empuriabrava.
La desembocadura del Muga en Castelló d'Empuries, es el final, o el principio del Camí Natural pero la oportunidad para el observador no desaparecen porque las posibilidades son aún grandes: en lo días claros se puede ver L'Escala y parte de la bahía de Rosas. Azul sobre azul, blanco sobre blanco, sosiego y, a veces, Tramuntana.
Castelló, fue durante años apital de esta comarca tiene el honor de encerrar entre sus calles y plazas la Basílica de Santa María, edificio gótico considerado la catedral del Empordà y las privilegiadas marismas dels Aiguamolls, donde viven gran variedad de aves.
Muere aquí el Muga nacido poco antes en el Pirineo pero, sus aguas, dan la vida al Mediterráneo extendido de Algeciras a Estambul. EFE
El Muga, o la Muga, que también se puede decir así, nace en el Montnegre a casi 1.200 metros de altura, en los límites del Vallespir y el Alt Empordà y durante los cinco primeros kilómetros de su vida, que se extiende a lo largo de 52 kilómetros, sirve de frontera entre la Galia y la Hispania.
Quien se anime a efectuar este recorrido, si arranca en Sant Llorenç de la Muga, en el sentido descendente del río, empezará cerca de los barrancos de los Pirineos para llegar a la Costa Brava y disfrutará de los distintos hábitats de los bosques de la ribera hasta las llanuras aluviales de esa parte del mediterráneo, tras hacer un alto en el pantano de Boadella.
Pero no solo la naturaleza será el objetivo del ojo fotográfico; el románico, el gótico. viejos puentes y castillos también podrán servir para enriquecer conocimientos y colecciones de fotos.
Los bosque son del tipo ribereño, que como su nombre indica, son los que surgen en las orillas de los ríos, generalmente muy frondosos gracias la humedad del suelo.
El paso del Muga por Sant Lorenç es un ejemplo típico de esta variedad forestal. Frondosidad absoluta, predominio del verde, humedad y abundancia de agua, algo que se percibe prácticamente en cada rincón de esa localidad, donde el Pont de Sant Antoni (s. XV) y su iglesia románica son buen preludio de lo que espera al viajero.
El Muga, abastece al pantano de Boadella, cuya presa fue construida en 1969, y que sirve para el regadío y también para la navegación deportiva con el permiso correspondiente y si hay nivel suficiente.
Tras el reposo obligado en Boadella, el Muga, se acerca a Pont de Molins, donde nada menos que dos castillos y un puente del siglo XVIII son testigos de su paso, lo mismo que los viejos molinos de agua que, evidentemente, apadrinan a esta población de la que ya existen datos en el siglo X.
Allí, es estas llanuras, se le unen las aguas del Llobregat del Empordà, uno de los afluentes más destacados del Muga y juntos se dirigen a Perelada, donde aún se conserva la casa natal del cronista catalán Ramón Muntaner.
Perelada es muy conocida porque cada verano se celebra allí un festival de música que lleva el nombre de la villa. Se celebra en el castillo que fue residencia de los vizcondes de Rocaberti.
El viajero deberá detenerse en la contemplación del claustro de Sant Domènech del siglo XI y el convento del Carmen, que es también el Museo del castillo. Entre tanto, el Muga se dirige a su fin en el pequeño delta que le despide en Empuriabrava.
La desembocadura del Muga en Castelló d'Empuries, es el final, o el principio del Camí Natural pero la oportunidad para el observador no desaparecen porque las posibilidades son aún grandes: en lo días claros se puede ver L'Escala y parte de la bahía de Rosas. Azul sobre azul, blanco sobre blanco, sosiego y, a veces, Tramuntana.
Castelló, fue durante años apital de esta comarca tiene el honor de encerrar entre sus calles y plazas la Basílica de Santa María, edificio gótico considerado la catedral del Empordà y las privilegiadas marismas dels Aiguamolls, donde viven gran variedad de aves.
Muere aquí el Muga nacido poco antes en el Pirineo pero, sus aguas, dan la vida al Mediterráneo extendido de Algeciras a Estambul. EFE
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