Un
proyecto conservacionista busca recuperar el jaguar, una especie en
peligro de extinción en Argentina, para el área de los Esteros del Iberá
y devolver el equilibrio a este ecosistema del noreste del país.
Icono de la mitología guaraní -cultura originaria de esta
región-, el jaguar, o yaguareté como se le conoce en Argentina,
desapareció hacia mediados del siglo pasado de los Esteros del Iberá,
unas marismas de agua dulce de 1,3 millones de hectáreas, y en todo el
país se calcula que apenas quedan unos 200 ejemplares.
El proyecto emprendido por The Conservation Land Trust (CLT), organización fundada por el magnate estadounidense Douglas Tompkins y su esposa, Kristine McDivitt, buscará en principio lograr la reproducción del jaguar para luego introducirlo en el ambiente natural del Iberá, donde la fundación proyecta crear un parque nacional.
"El primer paso es aprender a criar jaguares en cautividad que sean capaces de sobrevivir en la naturaleza, que aprendan a cazar desde que son cachorros, que sepan orientarse en el ambiente y defenderse frente a desafíos del clima o de enfermedades", dijo a Efeverde la española Astrid Vargas, directora de Conservación de CLT en Europa.
Vargas, asesora técnica del Proyecto Jaguar, es experta en felinos y ha logrado ya la reproducción y reintroducción del lince ibérico.
Otro español, Ignacio Jiménez, está involucrado también en este proyecto como coordinador de Recuperación de Especies en la reserva natural Iberá de CLT, donde ya se han reintroducido con éxito ejemplares del oso hormiguero gigante.
Jiménez explica a Efe que en este nuevo desafío es fundamental que las nuevas crías de jaguar, que nacerán de padres que han estado cautivos y en contacto con el hombre, desarrollen un comportamiento que no sea dependiente del ser humano.
Para ello han construido corrales de 1.200 metros cuadrados, con áreas de pantano, de bosques y de pastizales, donde esperan lograr la reproducción a partir de jaguares en cautividad traídos de otros sitios de Argentina o incluso de países vecinos como Brasil, también casa de esta especie.
La idea es liberar a los animales en cautividad en las 150.000 hectáreas aptas para el jaguar dentro de la reserva natural de CLT en Iberá, aunque también la fundación planea ofrecer ejemplares para su liberación en otros parques nacionales de Argentina e incluso de otros países de Suramérica, como Brasil, Paraguay o Bolivia.
La desaparición del yaguareté en Iberá, donde este felino estaba en la cabeza de la cadena alimentaria de este ecosistema, ha derivado en desequilibrios que este proyecto podría revertir.
"Si desaparece el depredador tope, empiezan los desequilibrios en la base de la pirámide. En Iberá, poblaciones de grandes herbívoros, como los ciervos de los pantanos, ya no están siendo cazadas. Eso hace que los animales que enferman -que antes naturalmente eran depredados- permanezcan más tiempo en el sistema y por eso luego se registran mortandades fuertes en estas especies", explica Jiménez.
Un ejemplo similar ocurre con el carpincho, antes depredado por el jaguar: como su población aumenta, crecen también los casos de sarna, una enfermedad que se da en estos roedores en condiciones de alta densidad poblacional.
La desaparición del jaguar también ha colaborado con el incremento de las poblaciones de depredadores intermedios, como el zorro y el yacaré, derivando a su vez en una sobredepredación de las aves de pastizal o los lobitos de río de Iberá.
"El retorno del jaguar lo que asegurará es que el sistema se equilibre, hará que haya menos enfermedades entre sus presas y permitirá la recuperación de un montón de otras especies que están sueno deprimidas por los depredadores intermedios, los cuales son naturalmente controlados por el yaguareté", explica Jiménez. EFE
El proyecto emprendido por The Conservation Land Trust (CLT), organización fundada por el magnate estadounidense Douglas Tompkins y su esposa, Kristine McDivitt, buscará en principio lograr la reproducción del jaguar para luego introducirlo en el ambiente natural del Iberá, donde la fundación proyecta crear un parque nacional.
"El primer paso es aprender a criar jaguares en cautividad que sean capaces de sobrevivir en la naturaleza, que aprendan a cazar desde que son cachorros, que sepan orientarse en el ambiente y defenderse frente a desafíos del clima o de enfermedades", dijo a Efeverde la española Astrid Vargas, directora de Conservación de CLT en Europa.
Vargas, asesora técnica del Proyecto Jaguar, es experta en felinos y ha logrado ya la reproducción y reintroducción del lince ibérico.
Otro español, Ignacio Jiménez, está involucrado también en este proyecto como coordinador de Recuperación de Especies en la reserva natural Iberá de CLT, donde ya se han reintroducido con éxito ejemplares del oso hormiguero gigante.
Jiménez explica a Efe que en este nuevo desafío es fundamental que las nuevas crías de jaguar, que nacerán de padres que han estado cautivos y en contacto con el hombre, desarrollen un comportamiento que no sea dependiente del ser humano.
Para ello han construido corrales de 1.200 metros cuadrados, con áreas de pantano, de bosques y de pastizales, donde esperan lograr la reproducción a partir de jaguares en cautividad traídos de otros sitios de Argentina o incluso de países vecinos como Brasil, también casa de esta especie.
La idea es liberar a los animales en cautividad en las 150.000 hectáreas aptas para el jaguar dentro de la reserva natural de CLT en Iberá, aunque también la fundación planea ofrecer ejemplares para su liberación en otros parques nacionales de Argentina e incluso de otros países de Suramérica, como Brasil, Paraguay o Bolivia.
La desaparición del yaguareté en Iberá, donde este felino estaba en la cabeza de la cadena alimentaria de este ecosistema, ha derivado en desequilibrios que este proyecto podría revertir.
"Si desaparece el depredador tope, empiezan los desequilibrios en la base de la pirámide. En Iberá, poblaciones de grandes herbívoros, como los ciervos de los pantanos, ya no están siendo cazadas. Eso hace que los animales que enferman -que antes naturalmente eran depredados- permanezcan más tiempo en el sistema y por eso luego se registran mortandades fuertes en estas especies", explica Jiménez.
Un ejemplo similar ocurre con el carpincho, antes depredado por el jaguar: como su población aumenta, crecen también los casos de sarna, una enfermedad que se da en estos roedores en condiciones de alta densidad poblacional.
La desaparición del jaguar también ha colaborado con el incremento de las poblaciones de depredadores intermedios, como el zorro y el yacaré, derivando a su vez en una sobredepredación de las aves de pastizal o los lobitos de río de Iberá.
"El retorno del jaguar lo que asegurará es que el sistema se equilibre, hará que haya menos enfermedades entre sus presas y permitirá la recuperación de un montón de otras especies que están sueno deprimidas por los depredadores intermedios, los cuales son naturalmente controlados por el yaguareté", explica Jiménez. EFE
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