Para el
desarrollo de este nuevo hormigón los científicos han utilizado dos
materiales a base de cemento. El primero de ellos es el hormigón
convencional carbonatado (basado en cemento portland)
ECOticias.
Un equipo de investigadores del Grupo de Tecnología de
Estructuras de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha
desarrollado un nuevo tipo de hormigón biológico con capacidad para
que crezcan organismos pigmentados de forma natural.
Para el desarrollo de este nuevo hormigón los científicos han
utilizado dos materiales a base de cemento. El primero de ellos es el
hormigón convencional carbonatado (basado en cemento portland), con el
cual obtienen un material de un pH del entorno de 8.
El segundo está fabricado con un cemento de fosfato de magnesio
(MPC, del inglés Magnesium-Phosphate Cement), conglomerante hidráulico
que no requiere ningún tratamiento para reducir el pH, puesto que este
es ligeramente ácido.
El cemento de fosfato de magnesio se ha utilizado anteriormente como
material de reparación por su propiedad de rápido fraguado. También se
ha empleado como biocemento en el ámbito de la medicina y la
odontología, lo cual indica que no tiene un impacto medioambiental
adicional, explican los investigadores.
Según los responsables del proyecto, la innovación de este hormigón reside "en que se comporta como un soporte biológico natural para el crecimiento y desarrollo de determinados organismos biológicos, concretamente ciertas familias de microalgas, hongos, líquenes y musgos".
Una vez patentada la idea, el equipo investiga la mejor manera para favorecer el crecimiento de este tipo de organismos en el hormigón. El objetivo de la investigación es conseguir acelerar el proceso natural de colonización, obteniendo un aspecto atractivo en no más de un año.
Según los responsables del proyecto, la innovación de este hormigón reside "en que se comporta como un soporte biológico natural para el crecimiento y desarrollo de determinados organismos biológicos, concretamente ciertas familias de microalgas, hongos, líquenes y musgos".
Una vez patentada la idea, el equipo investiga la mejor manera para favorecer el crecimiento de este tipo de organismos en el hormigón. El objetivo de la investigación es conseguir acelerar el proceso natural de colonización, obteniendo un aspecto atractivo en no más de un año.
La idea es también que las fachadas construidas con el nuevo
material muestren una evolución temporal mediante cambios de
coloración en función de la época del año, así como de las familias de
organismos predominantes. En este tipo de construcción, se evita la
aparición de otros tipos de vegetación para impedir que sus raíces
echen a perder el elemento constructivo, explican.
Tres capas de material
Tres capas de material
Para obtener el hormigón biológico se han modificado, además del pH,
otros parámetros que influyen en la bioreceptividad del material, como
por ejemplo la porosidad y la rugosidad superficial. El resultado
obtenido es un elemento multicapa, es decir, un panel que, además de una
capa estructural, consta de otras tres capas más: la primera de ellas
es la de impermeabilización, situada sobre la anterior, que sirve de
protección ante el paso del agua hacia la capa estructural para evitar
que pueda deteriorarse.
La siguiente es la capa biológica, la cual permitirá la colonización y la acumulación de agua en su interior. Actúa como microestructura interna, favorece la retención y dirige la expulsión de la humedad, ya que tiene capacidad para captar y almacenar el agua de la lluvia. Esta capa facilita el desarrollo de los organismos biológicos.
Finalmente, la última se basa en una capa de revestimiento, que será discontinua y hará la función de impermeabilización inversa. Esta capa permitirá la entrada del agua de la lluvia y evitará su pérdida; de este modo, se redirigirá la salida del agua allá donde interesa obtener crecimiento biológico.
Reducción de CO2
La siguiente es la capa biológica, la cual permitirá la colonización y la acumulación de agua en su interior. Actúa como microestructura interna, favorece la retención y dirige la expulsión de la humedad, ya que tiene capacidad para captar y almacenar el agua de la lluvia. Esta capa facilita el desarrollo de los organismos biológicos.
Finalmente, la última se basa en una capa de revestimiento, que será discontinua y hará la función de impermeabilización inversa. Esta capa permitirá la entrada del agua de la lluvia y evitará su pérdida; de este modo, se redirigirá la salida del agua allá donde interesa obtener crecimiento biológico.
Reducción de CO2
El nuevo material, que tiene aplicaciones diversas, ofrece ventajas
de tipos medioambientales, térmicos y estéticos, según el equipo
investigador, de la Escuela de Caminos de la UPC, encabezado por
Antonio Aguado y formado también por Ignacio Segura y Sandra Manso.
Desde el punto de vista medioambiental, permite absorber y, por lo
tanto, reducir el CO2 de la atmósfera, gracias al recubrimiento biológico.
La idea es también que las fachadas construidas con el nuevo
material muestren una evolución temporal mediante cambios de
coloración en función de la época del año, así como de las familias de
organismos predominantes. En este tipo de construcción, se evita la
aparición de otros tipos de vegetación para impedir que sus raíces
echen a perder el elemento constructivo, explican.
Tres capas de material
Tres capas de material
Para obtener el hormigón biológico se han modificado, además del pH,
otros parámetros que influyen en la bioreceptividad del material, como
por ejemplo la porosidad y la rugosidad superficial. El resultado
obtenido es un elemento multicapa, es decir, un panel que, además de una
capa estructural, consta de otras tres capas más: la primera de ellas
es la de impermeabilización, situada sobre la anterior, que sirve de
protección ante el paso del agua hacia la capa estructural para evitar
que pueda deteriorarse.
La siguiente es la capa biológica, la cual permitirá la colonización y la acumulación de agua en su interior. Actúa como microestructura interna, favorece la retención y dirige la expulsión de la humedad, ya que tiene capacidad para captar y almacenar el agua de la lluvia. Esta capa facilita el desarrollo de los organismos biológicos.
Finalmente, la última se basa en una capa de revestimiento, que será discontinua y hará la función de impermeabilización inversa. Esta capa permitirá la entrada del agua de la lluvia y evitará su pérdida; de este modo, se redirigirá la salida del agua allá donde interesa obtener crecimiento biológico.
Reducción de CO2
La siguiente es la capa biológica, la cual permitirá la colonización y la acumulación de agua en su interior. Actúa como microestructura interna, favorece la retención y dirige la expulsión de la humedad, ya que tiene capacidad para captar y almacenar el agua de la lluvia. Esta capa facilita el desarrollo de los organismos biológicos.
Finalmente, la última se basa en una capa de revestimiento, que será discontinua y hará la función de impermeabilización inversa. Esta capa permitirá la entrada del agua de la lluvia y evitará su pérdida; de este modo, se redirigirá la salida del agua allá donde interesa obtener crecimiento biológico.
Reducción de CO2
El nuevo material, que tiene aplicaciones diversas, ofrece ventajas
de tipos medioambientales, térmicos y estéticos, según el equipo
investigador, de la Escuela de Caminos de la UPC, encabezado por
Antonio Aguado y formado también por Ignacio Segura y Sandra Manso.
Desde el punto de vista medioambiental, permite absorber y, por lo
tanto, reducir el CO2 de la atmósfera, gracias al recubrimiento biológico.

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