A un
año de que el Gobierno anunciara la ubicación del almacén de residuos
nucleares (ATC) en Villar de Cañas, se han invertido cinco millones de
euros sobre el terreno, y los estudios geológicos y ambientales
realizados hasta la fecha no han detectado "sorpresas" o anomalías.
Los trabajos en Villar de Cañas (Cuenca), uno de los ocho
lugares candidatos a acoger al Almacén Temporal Centralizado de Residuos
de alta actividad (combustible nuclear gastado), se han centrado en
analizar geológica y ambientalmente el suelo que lo albergará, con el
fin de garantizar su seguridad.
Así lo afirma en una entrevista
con EFE el jefe de Ingeniería de Residuos de Alta Actividad de Enresa,
Pablo Zuloaga, que estima en cinco millones de euros lo invertido hasta
hoy, de los que el 60 % corresponde a "la caracterización" del terreno y
unos 600.000 a la compra de los terrenos (noventa hectáreas en dos
fincas vecinas).
La legislación española exige que la solicitud de
autorización previa de una instalación nuclear se acompañe de un
estudio de caracterización (propiedades físicas y mecánicas, tales como
la humedad, permeabilidad, resistencia, niveles de agua y porosidad).
En
el plazo de diez meses o un año habrá datos "robustos y sólidos" para
demostrar la seguridad del espacio, y a partir de ahí continuará la
vigilancia del emplazamiento durante toda su vida.
Hasta la fecha, ha añadido Zuloaga, "no se han encontrado sorpresas" o anomalías en el terreno.
La mayor parte de los profesionales que trabajan hoy para el ATC son ingenieros y suman alrededor del medio centenar.
Además
del estudio del terreno, su principal labor se centra ahora en lo que
Zuloaga denomina "ingeniería de diseño de detalle", cuya licitación por
valor de 30 millones de euros se encuentra en evaluación.
Existe
un diseño genérico de la instalación -que contó en su momento con el
visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear-, pero ahora hay que
adaptarlo a las características o condiciones propias del emplazamiento
conquense de Villar de Cañas: orografía, topografía, geología ....
A
continuación, Enresa presentará la solicitud de construcción al
Ministerio de Industria, previo informe favorable del Consejo de
Seguridad Nuclear, un informe no vinculante de Castilla-La Mancha y la
pertinente declaración de impacto ambiental del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
La petición será
presentada por la empresa pública en torno a octubre de 2013 y, según la
estimación de Zuloaga, la concesión de la misma se producirá a finales
de 2014.
El ATC consiste en una nave blindada con paredes de casi
dos metros de espesor que guarda el combustible gastado y los residuos
de alta actividad en cápsulas selladas.
En la instalación se
alojarán, 20.000 elementos combustibles gastados (6.700 toneladas); 68
cápsulas de elementos vitrificados procedentes del reproceso del
combustible gastado de Vandellós I; y 2.000 metros cúbicos de residuos
de media actividad procedentes del reproceso del combustible gastado de
Vandellós I y del desmantelamiento de las plantas españolas.
Centro tecnológico
Junto
al ATC se construirán "lo antes posible" un vivero empresarial y un
centro tecnológico, para lo cual el Ayuntamiento de Villar de Cañas
primero tiene que recalificar el terreno rústico que ha ofrecido para
tal fin, ha señalado Zuloaga.
El centro tecnológico desarrollará
investigación básica sobre combustible gastado, comportamiento de
materiales y restauración ambiental.
El presupuesto total del ATC
asciende a 927,3 millones de euros, de los que en la primera fase se
gastarán 640 millones de euros, ha añadido el ingeniero de Enresa, que
lleva vinculado a este proyecto desde hace muchos años.
Durante la
primera parte del proyecto llegarán a trabajar hasta cien profesionales
-la mayoría ingenieros-; después vendrá una segunda etapa de
construcción con cerca de 500 trabajadores -que llegarán a los 600 en
los "picos" de trabajo- , y en la fase de explotación una plantilla de
algo más de un centenar, que se sumerán a las contratas de servicio.
La
idea de construir un ATC comenzó a andar formalmente en 2004, fecha en
la que el Congreso de los Diputados aprobó una resolución a favor de
esta solución tecnológica.
Sin embargo, no será hasta el 30 de
diciembre de 2011 cuando se produjo la aprobación en Consejo de
Ministros, un acuerdo que el BOE finalmente publicó el 20 de enero de
2012 y que Zuloaga considera como la fecha clave y definitiva para el
arranque del proyecto. EFEverde
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