domingo, 23 de diciembre de 2012

Venta ilegal de fauna propicia su maltrato


El ambiente es relajado. Hay música con alto volumen y bebidas alcohólicas. En las cajas de madera con rejillas de cristal o en peceras y vitrinas lucen diversos ejemplares de cocodrilo, cucarachas de Madagascar, pitón bola y escorpión negro.

Es el tianguis “El Baratillo”, algunos lo llaman “El Barullo” o simplemente “El Bara”, donde además de mercancía “pirata”, fierros, ropa y diversos artículos de segunda mano, también se pueden conseguir animales exóticos, un mercado negro persistente.

No hay un orden específico, el hacinamiento es evidente y la higiene cuestionable. En un mismo recipiente cohabitan cocodrilos y sapos, en otro una ardilla voladora en un diminuto espacio junto a una caja con un montón de escorpiones. Al otro lado, tarántulas e iguanas. Lo más raro, dicen, son las boas kenianas de arena, que se venden por cuatro mil 500 pesos, que “vienen de criaderos. Pero si quieres algo a buen precio, están las boas mexicanas, por 400 pesos”. ¿Y para cuidarlas? “Pues en internet o en Facebook hay mucha información”.

Para muchos es un espectáculo. Algunos niños y adultos se pasean con víboras enredadas en el cuello y brazos. Pueden encontrarse animales de todo tipo en todas direcciones: gallos de pelea, pavorreales, loros, un becerro y canes en gran mayoría, a éstos últimos, ahí mismo les cortan las orejas, la cola o los desparasitan sin control de higiene. Otros ejemplares pueden encontrarse en la misma área, entre tortugas y ganado. Alguien ofrece un halcón desde una mochila.

No son animales de compañía

La activista Anayeli Gálvez, de la organización AnimaNaturalis, en defensa de los derechos de los animales, indicó que “la venta de animales exóticos no debe realizarse, porque no son animales que se domestiquen”.

En la ciudad, explicó, los veterinarios difícilmente están actualizados en el manejo de estas especies, porque no son animales de compañía. Indicó que se debe informar a la gente de lo peligroso que es adquirir un animal exótico y otros que son sacados de su ambiente natural y, que al ser puestos en cautiverio, corren el riesgo de morir por falta de cuidados adecuados. “Las personas no van a saber del comportamiento natural y alimentación de esos animales. Y no van a saber hasta qué punto su propia familia está en riesgo”.

“‘El Baratillo’ no sólo propicia el maltrato a los animales exóticos. Incluso abandonan perros y gatos que no se venden en depósitos de basura y desechos; luego la (el servicio de recolección de) basura se los lleva”, señaló la activista.

Irregularidades recurrentes


El director de Tianguis del Ayuntamiento de Guadalajara, Cosme Morán Manrique, explicó que en el “Tianguis de los perros” los comerciantes laboran con un permiso de venta de mascotas, pero algunos aprovechan para vender “de todo”.

En agosto de 2011, el Ayuntamiento de Guadalajara anunció que procedería en contra de 45 locales de “El Baratillo”, detectados por la venta recurrente e irregular de animales, por lo que en caso de recaer en la falta se les revocarían los permisos de venta.

Eduardo Almaguer, entonces presidente de la Comisión de Gobernación, Reglamentos y Vigilancia del Ayuntamiento de Guadalajara, señaló: “En ‘El Baratillo’ hay un gran tráfico de animales, hemos hecho dos operativos pero vamos a solicitar la readecuación o revocación, si se insiste, de 45 lugares en “El Baratillo”, donde comercian mascotas violando la reglamentación y las leyes federales”.

Los encarcelamientos por el tráfico de animales no son novedad en “El Baratillo”. En la fecha mencionada, cuatro personas fueron puestas a disposición del Ministerio Público por violaciones a la Ley General de Vida Silvestre y acorde con el Código Penal Federal, por la venta de clarines, jilgueros, floricanos y cenzontles.

“Prohibido” en el municipio

En agosto pasado, el pleno del Congreso del Estado aprobó por mayoría de votos la Ley de Protección Animal de Jalisco, en la que, entre otros, se prevé la prohibición para vender animales de cualquier tipo en la vía pública.

La promotora de esta iniciativa, la otrora legisladora priista Mariana Fernández Ramírez, explicó que se incrementaron las multas a quienes maltraten animales —llegarán hasta los 300 días de salario mínimo, es decir hasta 18 mil pesos—, prevé incremento de sanciones administrativas a quienes reincidan, pero no establece sanciones panales a quienes incurran en faltas.

“Si la ley ya está, únicamente falta la voluntad de las autoridades para que se lleve a cabo”, señaló la activista Anayeli Gálvez.

Guadalajara debe hacer valer su reglamento: Profepa

El delegado de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Jalisco, José Manuel Galindo Jaramillo, indicó que municipios como Guadalajara cuentan con un Reglamento Sanitario de Control y Protección a los Animales. “Es una atribución de la propia autoridad municipal hacer cumplir su propio reglamento”. En cuanto a las atribuciones de vigilancia e inspección de la Profepa dijo: “Nosotros tenemos que revisar que el animal sea legal, que el lugar de donde venga y quien lo haya extraído tengan licencia para ello”.

Aceptó que en lugares como “El Baratillo”, la venta de múltiples especies en un ambiente como éste “no es la mejor circunstancia”, empero, reiteró que el lugar es parte de una regulación municipal. Dijo que la Procuraduría se enfoca en revisar la legalidad del asunto, el mecanismo de venta y la verificación de permisos, puesto que ciertas especies exóticas están permitidas. “Provienen de criaderos del país y el criador/mayorista las expende con factura. El aprovechamiento de los recursos naturales no está prohibido. Lo permitido está señalado por la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), que regula el ámbito normativo ambiental”.

El funcionario hizo un llamado a las personas para que eviten comprar estos animales: “No son mascotas, forman parte de nuestra flora y fauna silvestre y comprar estos animales lo único que está haciendo es minar la capacidad de mantener esta diversidad, estos recursos naturales. Mientras no reduzcamos la demanda de flora y fauna silvestre sobretodo la que está en peligro y riesgo de extinción habrá un mercado y tendremos que seguir luchando contra este tráfico ilegal”.

Por su parte, Sergio Zermeño, quien ha fungido como responsable del área de Inspección y Vigilancia de la Zona 5, a la que corresponde “El Baratillo”, explicó sobre los espacios abiertos: “Cuidamos los límites. Intervenimos para que no se extienda más el tianguis”. Lo que hay dentro del tianguis “lo maneja el área de Tianguis”. Con respecto al “Tianguis de los perros”, señala: “Ahí debería entrar Ecología. Si nosotros incautamos lo que estén vendiendo, y le llega a suceder algo, nos demandarían”.

Ana Laura Chávez, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Ecología del Ayuntamiento de Guadalajara, quien tiene a su cargo los Centros de Control Animal, indicó que la ley obliga a los ayuntamientos a hacer cumplir la normatividad a través de su propio reglamento. Sin embargo, con la aprobación del Reglamento Sanitario de Control y Protección a los Animales, “se nos faculta para que se cree la Unidad de Protección Animal (UPA), pero ésta depende de Inspección y Vigilancia”.

En términos reales, indicó la funcionaria, “la UPA aún se construye y no estamos operando como tal. No sólo debemos tener la parte sancionadora, sino la función de resguardo en caso que incautemos, y ver el destino de esos animales con Semarnat”. Y aceptó: “No cumplimos con todos los requisitos que pide el reglamento” y señaló que el principal problema es la venta no regulada, pero falta la UPA —que esperan inaugurar en febrero próximo— para darle “vida” al reglamento.

“A través de la dirección de Inspección y Vigilancia, y la Secretaría de Medio Ambiente, solicitamos que vayan y verifiquen los papeles”, dijo sobre el caso de animales exóticos o fauna silvestre.

FRASES
''Es atribución de la autoridad municipal hacer cumplir su propio reglamento''.

José Manuel Galindo, delegado de la Profepa en Jalisco.

''No cumplimos con los requisitos que pide el reglamento. Falta la Unidad de Protección Animal''.

Ana Laura Chávez, titular de Medio Ambiente y Ecología de Guadalajara.

''La venta de animales exóticos no debe realizarse, porque no son animales que se domestiquen''.

Anayeli Gálvez,
activista de AnimaNaturalis.

LA LEY PROHÍBE...

El problema del tráfico ilegal de la vida silvestre tiene origen tanto en áreas autorizadas y no autorizadas para la extracción de ejemplares, partes o derivados, seguida de las localidades encargadas del acopio y transporte hasta el destino final para su venta en mercados, tianguis, internet, tiendas especializadas y carreteras, principalmente.

La Ley de Protección Animal de Jalisco prohíbe la venta o donación de animales en vía pública, “la posesión o venta de animales cuya especie este considerada en peligro de extinción o bajo protección especial, de acuerdo a los ordenamientos en la materia” e indica: “El comercio de animales se hará obligatoriamente en establecimientos autorizados y vigilados por el ayuntamiento”.

El Código Penal Federal (delitos en materia de recursos naturales) y la Ley General de Bienes Nacionales (delito en materia de zona federal marítimo terrestre), en materia de flora silvestre (incluye flora exótica y genéticamente modificada), castiga la destrucción, aprovechamiento no autorizado, posesión, transportación, comercialización, exportación e importación ilegal, aprovechamiento o colecta de especies protegidas por la normatividad, aprovechamiento no autorizado de especies sujetas a protección especial.

El Artículo 420 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente, en lo referente a Delitos Ambientales, señala: “Se impondrá pena de seis meses a seis años de prisión y multa por el equivalente de mil a 20 mil días de salario mínimo a quien realice cualquier actividad con fines comerciales, con especies de flora o fauna silvestre consideradas endémicas, amenazadas, en peligro de extinción, raras o sujetas a protección especial así como sus productos y subproductos y demás recursos genéticos, sin contar con la autorización o permiso correspondiente”.

“Chuy”, un cocodrilo en el patio de la casa

En febrero pasado, Salvador Venegas, de 64 años, llamó a la oficina de Protección Civil en Tlaquepaque para entregar a “Chuy”, un cocodrilo Acutus (especie en extinción) que vivía con la familia. “Chuy” medía entonces 2.35 metros, tenía entre 60 y 70 dientes y pesaba 86 kilos.

Salvador adquirió el cocodrilo en “El Baratillo” cuando “Chuy” era una cría, sin saber que llegaría el día en que no podría cuidarlo y tendría que deshacerse de él.

El día llegó. “Chuy” no era una especie para domesticar. Aun así, fue la mascota de la familia por más de una década que vivía en el patio de la casa alimentado principalmente con pollo y verduras. Fue trasladado al Centro de Conservación e Investigación de la Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), donde reciben un promedio de 400 animales por año. Después cambió su morada por el Zoológico Guadalajara.

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